El Pais (Uruguay)

El “pactito” feo

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Empezó el recreo. El Uruguay ahora también tiene su propio “pacto de Varsovia” con el Frente Amplio y Cabildo Abierto como protagonis­tas. Quizás solo sea “un pactito”, dirán algunos. Sin embargo, puede tener derivacion­es indeseadas e impensadas, sobre todo si uno se atiene a lo que hicieron siendo gobierno unos y lo que los otros clamaron en la campaña electoral al grito de “se acabó el recreo” (en buen romance, se acabó la joda).

Lo del FA no debe sorprender. Cualquier cosa sirve, si es para peor. Lo que podría sí ser sorpresa es la conducta de CA.

Para algunos, no para todos.

A mediados de setiembre en una entrevista que me hizo la revista Portfolio (entrega de octubre) consultado sobre el “fenómeno” Cabildo Abierto, respondí “creo que ha retrocedid­o un poco con lo del desafuero, pero lo veo en la cancha. Una muy buena gestión de Lacalle lo perjudica…” Manini no tiene nada de liberal ni cree mucho en el mercado. Es voluntaris­ta. Su discurso es nacionalis­ta, soberanist­a, estatista en general, con caídas populistas y por sobre todo con un fuerte sesgo paternalis­ta con su carga de autoritari­smo y orden; toda una combinació­n que levanta votos. Puse como ejemplos, entre otros, los casos de Pacheco, Mujica y del propio FA.

Por eso no me extraña mucho. Encaja en esa “conjunción” para limitar la extranjeri­zación de la tierra y de la forestació­n.

Sobre el fondo del tema se ha abundado con meridiana claridad: artículos de Pedro Bordaberry, Julia Rodríguez Larreta, Julio María Sanguinett­i y Hebert Gatto, en los últimos siete días. El exsenador Bordaberry además fue lapidario al desnudar la política del FA que durante sus gobiernos consumó la mayor “entrega” que se conoce a multinacio­nales extranjera­s; entrega de soberanía, de tierras para plantar lo que quieran y donde se les antoje y también de la independen­cia sindical (le aseguraron paz social).

Seguro que hay cosas para revisar, pero con tiempo, en momentos más oportunos y, por supuesto, tras una acabada discusión y análisis en el seno de la coalición (aunque no estuviera en el “compromiso”). Eso de cambiar de “partners” de un día para el otro y entrar a votar sin los obligados pasos previos. Así, a tapas cerradas, como se hacía durante los gobiernos frentistas. Se trata de una de las mayores jodas antidemocr­áticas y unas de las razones por la cuales la ciudadanía

Puede tener derivacion­es indeseadas e impensadas, de acuerdo con lo que hicieron unos y otros.

votó por el cambio y para que terminara el recreo; la joda, digamos.

En este caso además, importa tanto el fondo como la forma. ¿A CA no le llamó la atención este vuelco copernican­o de los frentistas ocupados simultánea­mente en la recolecció­n de firmas contra la LUC y en bombardear la política sanitaria a cuyo frente, precisamen­te, se ha lucido el cabildante Daniel Salinas?

¿Qué? ¿La gente de CA piensa que se equivocaro­n y ahora están arrepentid­os? ¿No creen que mas bien les levantaron un centro para que le mojaran la oreja a la coalición multicolor y, quizás, hasta darle una buena patada en zona neurálgica?

Supongo, —me lo pregunto—, que si salen estas leyes, con la oposición de la mayoría de la CM, el ejecutivo procederá a vetarla.

Y si eso ocurre, qué harán los ministros de CA: ¿renunciará­n?

Qué necesidad. Y justo en estos momentos; podrían haber esperado un poco.

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