Arranca la temporada: calma y protocolo en Punta
Con medidas sanitarias, comenzó una nueva temporada
Ni la avenida Gorlero ni La Barra pierden su encanto. Ningún rincón de Punta del Este es menos mágico, aún en una temporada marcada por la pandemia del coronavirus. Pero este verano hay algo que es muy distinto: cuando llegan las 00 horas el encanto que siempre estallaba se pone a dormir.
Por la calle Gorlero se ve que pasa algún que otro auto, algún trabajador que culmina su jornada regresa a casa y alguna barrita de amigos adolescentes se niega a guardarse. Pero a esa hora de la noche no hay mucho más por la vuelta.
Al menos por el momento, con la cantidad de gente que se moviliza en el balneario, las grandes medidas del protocolo sanitario establecido por las autoridades ante la pandemia por COVID-19 se cumplen a la perfección y esa es una seguridad a la hora de tomar un descanso o salir a pasear por el este del país.
A las 9 de la mañana no hay sombrillas pegadas unas a las otras en la playa aunque haga calor. En los famosos “Dedos”, sea cual sea la hora del día, no hay gente haciendo cola para sacarse fotos. No hay grandes esperas para tomar un helado.
Y se consigue mesa sin problema en cualquier lugar.
Falta el acento de los brasileros en las calles y en las playas como el año pasado y, aunque hay algunos argentinos, no son muchos en estos días que siguieron a Navidad.
El protocolo se puede cumplir, aunque siempre depende en último lugar de cada una de las personas pero, al no estar los lugares abarrotados de gente, es más sencillo.
Si bien algunas de las medidas sanitarias vienen repitiéndose desde marzo, cuando llegó la pandemia a Uruguay, es bueno que el visitante tenga presente algunas cosas antes de llegar al Este uruguayo.
ESCENARIO. Carteles en los locales gastronómicos indican el horario de apertura y de cierre, que es a las 23, a las 23.15 o a las 23.45, según el caso. A las 00 horas todos deben estar fuera.
El aforo y el distanciamiento también es uno de los pedidos fundamentales en cualquier local comercial. En los restaurantes y bares, aunque cada uno se maneja con sus números, ya que todos tienen distintos espacios y servicios, se suele solicitar que cada mesa tenga como máximo cuatro personas. Las mesas separadas, eso sí.
En cuanto al tapabocas, todo el personal lo usa; en un lugar para comer, por supuesto, el comensal puede quitárselo, aunque es bueno aclarar que solamente durante el tiempo que esté en la mesa: no para entrar, salir, ir al baño y moverse dentro del lugar.
Hay alcohol en gel en la entrada de todos los comercios y en algunos, sobre todo en los mercados gastronómicos en los que hay varios locales, se encuentra una persona tomando la temperatura corporal.
Este es el caso del mercado Next, que se encuentra en la calle 27 y Gorlero, y también del flamante Box Garden, que abrió este año en Bulevar Artigas y Emilio Sader.
Los pedidos están a la orden del día: a través de distintas empresas de delivery es una de las opciones preferidas por los visitantes este verano. Incluso se puede pedir mientras se está en la playa y muchos llegan hasta allí. Minutas, pizzas, hamburguesas, sushi, helados, la misma oferta que en el local pero para disfrutar sin salir.
La situación de tranquilidad en general, tan al otro extremo de lo que venía pasando en otros veranos, es la misma en Gorlero, La Barra y Boulevard Gourmet o la zona ubicada en la avenida Pedragosa Sierra.
En La Barra y en Boulevard Gourmet ayudan las veredas anchas para respetar el distanciamiento y las mesas están bien separadas y el espacio al aire libre es mayor. De cualquier manera, también se cuida que en lo posible no haya más de cuatro personas por mesa.
A la espera de la llegada de más visitantes, Punta del Este ya vive una temporada atípica, sin perder la magia.
Falta el acento de los brasileros en las playas y la presencia de argentinos es baja. Hubo que adaptarse a la pandemia y los deliverys son una de las opciones.