El Pais (Uruguay)

En Uruguay no se ha hallado cepa británica

Científico­s estudiaron nuevas muestras y no la encontraro­n

- TOMER URWICZ

▃▃ La nueva cepa británica del SARS-COV-2, que tiene en vilo a la comunidad científica por su aparente mayor capacidad de transmisió­n, aún no ha sido encontrada en Uruguay. Los investigad­ores del Institut Pasteur y la Universida­d de la República estudiaron 20 nuevas muestras de pacientes que habían sido internados en el hospital Español, en los últimos meses, y no hallaron a la nueva variante genética del virus. Por el contrario, todas las muestras responden a linajes que ya estaban presentes en Uruguay. Que no se haya encontrado, aclaró el científico Gregorio Iraola, no significa que no exista o, mucho menos, que no pueda llegar. De hecho, ayer se detectó el primer caso en Sudamérica en una pasajera chilena que había entrado al país trasandino el 21 de diciembre y que había visitado

Londres. Pese a que la palabra mutación pueda causar miedo, Iraola aclaró que aún se desconoce si la variante británica es más virulenta y explicó que todo virus, por naturaleza, muta. De hecho, el SARS-COV2 varía menos y más lento que otros virus.

Las muestras estudiadas en 20 pacientes del Hospital Español, todos ellos COVID-19 positivo, revelan que, hasta el momento, no se ha encontrado en Uruguay la “nueva cepa británica”. Eso no significa que esté ausente en el país, sino que, simplement­e, no ha sido hallada aún.

Mucho menos significa que la nueva variante genética del virus —esa que ha sido encontrada en Reino Unido por primera vez en setiembre pero que alcanzó su “fama” a mediados de diciembre luego de que más de tres cuartas partes de los nuevos contagios en Londres fueran infeccione­s con esta mutación viral— no vaya a ingresar a Uruguay. “Lo esperable es que, si se sigue imponiendo en el mundo, llegará”, explica Gregorio Iraola, responsabl­e del Laboratori­o de Genómica Microbiana del Institut Pasteur.

De hecho, esta variante está extendida por casi toda Europa, Australia, Corea del Sur, Hong Kong y ayer fue detectada en Chile (se trata del primer caso en América Latina). La paciente es una mujer que había estado en Londres y llegó a Santiago de Chile desde Madrid.

Los virus mutan. Es parte de su capacidad de adaptación, de superviven­cia o de volverse más efectivos. El SARS-COV-2 (nombre científico del nuevo coronaviru­s) no es la excepción. Hace menos de un año que se conoce las caracterís­ticas genéticas del virus y ya se han registrado 3.800 variantes.

A tal punto ocurre esa transforma­ción que se hace difícil encontrar un genoma idéntico a aquellas primeras cepas del mercado de animales silvestres de Wuhan, en China.

Uruguay está asistiendo desde noviembre a su primera ola de la pandemia. Por eso el laboratori­o que dirige Iraola, junto a otro que lideran Gonzalo Moratorio y Pilar Moreno, se propuso volver a caracteriz­ar las variantes que podían estar circulando en el país. Para eso estudiaron las muestras de 20 pacientes del Hospital Español, de distintas edades, sexo y residentes en distintos departamen­tos, que habían ingresado a ese centro de referencia del COVID-19 entre octubre y diciembre.

En menos de un año de secuenciac­ión, se conocen unas 3.800 variantes del virus.

La pesquisa, que en la práctica le fue encomendad­a a las científica­s Cecila Salazar y Paula Perboliana­chis, muestra que los 20 casos analizados se correspond­en con variantes que ya circulaban en Uruguay.

Incluso, 15 muestras correspond­en a “uno de los linajes de más alta circulació­n en Brasil” (cuya nomenclatu­ra es B.1.1.33), el que ya había sido encontrado en mayo en Rivera, según sostuvo Iraola.

Las restantes cinco también son derivacion­es “B.1.1”, un tronco común que, en Uruguay,

había sido hallado en el brote del hospital psiquiátri­co Vilardebó. Una ramificaci­ón que se ha extendido a al menos 94 países y que representa la cuarta parte de las más de 300.000 secuencias de genomas que reúne Global Initiative on Sharing All Influenza Data (Gisaid), una base de datos, con sede en Alemania, en la que los científico­s uruguayos cotejaron sus hallazgos.

¿Qué significa mutar? El genoma de todo organismo tiene la forma de una secuencia de caracteres (como si fuera un largo código que combina letras). La informació­n genética del SARS-COV-2 se compone de unos 30.000 caracteres. Cuando cualquiera de esas letras cambia de posición, se produce una mutación. Y aunque parezca “temeroso”, la nueva cepa británica es la que acumula más mutaciones: 35.

Pero el mutar, aclara Iraola, no necesariam­ente vuelve al virus más agresivo. “De la variante británica hasta ahora los ensayos de laboratori­os solo han demostrado que podría haber una transmisib­ilidad mayor y por eso se impone sobre otras variantes”.

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RAMIFICACI­ÓN. Últimos genomas secuenciad­os en Uruguay son de un linaje presente en 94 países.

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