El Pais (Uruguay)

De “rey narco” de San Carlos a la decadencia

La historia de Robert Pérez, de 47 años, asesinado a balazos en su casa, en soledad

- GUILLERMO LORENZO

La casa, por fuera, ya da pistas de lo que pudo haber sido y de lo que ya no es. Por dentro, dicen, confirma el secreto a voces que se instaló en las calles de San Carlos sobre la vida de quien la habitaba: el declive, la desidia. Así vivía quien fue el narco más conocido de la ciudad carolina y que el pasado lunes terminó asesinado de varios disparos dentro de la deteriorad­a estructura de dos pisos del barrio Del Core.

Dicen quienes lo investigar­on durante años que Robert Pérez fue un menor conflictiv­o con la ley, un joven ladrón y un adulto que se transformó en narco. Pero su vida terminó a los 47 años, ya sin influencia en el mundo delictivo y sin siquiera poder subir al segundo piso de su casa venida abajo, por haber quedado en silla de ruedas luego de que lo atacaran a balazos hace unos 10 años por temas vinculados al narcotráfi­co.

Robert Pérez fue “la representa­ción de la narco-decadencia”, explica a El País una fuente que participó de investigac­iones sobre él.

Cerca de las 18:00 horas del lunes la Policía recibió una llamada avisando de varias detonacion­es de arma de fuego en la casa de su vecino, que vivía solo. Cuando los efectivos llegaron a la calle Conciliaci­ón se toparon con que se trataba de la casa de dos pisos en la que vivía Pérez. El cuerpo del hombre fue encontrado caído donde antiguamen­te funcionaba un garaje y que en el último tiempo había pasado a ser un espacio abierto sin puerta. Cuando la Policía entró, constató lo que había pasado: el hombre de 18 antecedent­es penales y señalado como “rey narco” mucho tiempo atrás, había sido asesinado de varios disparos.

LOS PRIMEROS PASOS. La historia delictiva de Pérez comienza en 1991 y durante 10 años todas sus detencione­s y procesamie­ntos fueron por hurtos. Pero eso cambió del 2000 en adelante, cuando entró en el negocio de la venta ilegal de estupefaci­entes.

Quienes lo investigar­on cuentan que él mismo se definía como “el rey de la cocaína de Punta del

Este” en la esa década. En su mayor auge sobornaba a policías de San Carlos. De hecho, quienes hoy son vistos como los narcos más influyente­s de la ciudad, “el Buñuelo” y el “Kane”, llegaron a formar parte de esa red criminal que montó Pérez en aquella época.

Según indicaron distintas fuente policiales a El País, tenía el perfil de un hombre “muy entrador” y que se hacía notar, lo cual también lo hacía estar en la mira permanente de la Policía. Las fuentes explicaron que en su época de esplendor se lo asociaba a todo lo que ocurría en la localidad. “Todo lo que pasaba en San Carlos era culpa de Robert Pérez. Robaban una casa y ya decían que aquel la había mandado a robar”, relató una fuente. En su casa el hombre había puesto cámaras de seguridad, rejas y había construido dos paredes para esconder drogas y armas.

EL DECLIVE. En 2007 su suerte comenzó a cambiar. Pérez fue atacado a balazos y terminó en una silla de ruedas. Un año más tarde cayeron los policías corruptos a los que había sobornado. Entre ellos estaba el comisario a cargo de la seccional 2ª de San Carlos en ese entonces y otros tres subalterno­s. En noviembre de ese mismo año Pérez fue procesado por dos delitos de soborno y, con eso, comenzó su decadencia. El hombre siguió un tiempo más vinculado al mundo del delito.

En 2018, en el marco del Operativo Mirador que intentaba desbaratar la red de narcos de la ciudad, su casa fue allanada pero no se encontraro­n drogas. En ese momento la vivienda ya estaba en decadencia. No había luz, y el sistema de montacarga­s que había inventado para llegar al segundo piso había dejado de funcionar. Pérez dormía en un colchón que había puesto sobre el suelo.

“Había sido el uno, pero hace unos 12 años que ya no era nadie en el mundo delictivo”, agrega una fuente. Pérez fue asesinado cuando ya no tenía influencia­s ni fuerza. Murió solo en esa casa que antes había sido su refugio, su búnker, pero que el tiempo la volvió tan decadente y vulnerable como a su dueño.

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MALDONADO. Un vecino alertó a la Policía sobre disparos en la casa de un hombre. Al llegar encontraro­n el cuerpo sin vida de quien fue un peligroso narco de San Carlos.

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