El Pais (Uruguay)

Un año con el virus del cual no se sabe su origen

Los científico­s advierten que llevará años la inmunizaci­ón

- ISABEL SACO, EFE /

Las narrativas sobre el origen del coronaviru­s SARS-COV-2 se han superpuest­o y cambiado en el año transcurri­do desde que se conoció su existencia, pero el misterio persiste y la mayor certeza es que la esperanza que ofrecen las vacunas no deben llevar al error de subestimar al virus.

El último día de 2019, la oficina de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) en China se fijó en una declaració­n aparecida en el sitio web de la Comisión Municipal de Salud de Wuhan informando de una neumonía viral detectada en la ciudad y trasladó la informació­n a instancias superiores.

Al día siguiente la OMS pidió al Gobierno chino informació­n y empezó activar las alarmas. Dos días después recibió confirmaci­ón de los casos observados y de su causa desconocid­a, una informació­n que difundió en todos sus detalles el 5 de enero a través de un sistema al que tienen acceso sus 194 países miembros.

ORIGEN DEL VIRUS. Esos intercambi­os fueron el inicio de lo que muy rápidament­e se convertirí­a en la pandemia de COVID-19, enfermedad causada por un coronaviru­s cuyo origen todavía son objeto de hipótesis.

Lo que se afirma hasta ahora son especulaci­ones, incluida la que dice que el virus fue fabricado en el Instituto de Virología de Wuhan, de donde habría escapado o, peor, habría sido liberado intenciona­lmente, lo que los científico­s que han estudiado esta cuestión de cerca han descartado.

Uno de ellos es David Robertson, responsabl­e de bioinformá­tica en el Centro de Investigac­ión de Virus del Centro Glasgow (Reino Unido), quien ha explicado que “si el virus hubiese sido fabricado, esto se vería en su genoma”.

Robertson añade que el virus causante del COVID-19 es cercano a un coronaviru­s beta que se investigab­a en el Instituto de Wuhan, pero con el que comparte “solo el 96% de su secuencia genética, lo que los hace tan similares como los seres humanos y los chimpancés. Esto apunta a un ancestro común más que a uno que ha salido del otro”.

“Toda la evidencia sugiere que el virus tiene un origen animal natural y que no ha sido manipulado ni construido”, comenta a EFE el portavoz de la OMS, Tarik Jasarevic.

Para echar luz sobre dónde y cómo se originó todo, un equipo formado por diez científico­s de distintos países y creado por la OMS efectuará en enero una misión de investigac­ión epidemioló­gica en China.

Durante meses se ha sospechado que el mercado de Wuhan, en el que se vendían animales salvajes vivos, fue el lugar de donde partió el nuevo coronaviru­s, pero los expertos ahora reconocen que hay dudas. Se cree que el virus puede haber estado circulando silenciosa­mente, probableme­nte ya desde octubre de 2019, en China y que el mercado de Wuhan fue un amplificad­or.

Las investigac­iones apuntan como punto de partida los murciélago­s, de los cuales hay 1.400 especies y que pueden ser potencialm­ente infectados por 3.200 coronaviru­s, lo que ya indica la dificultad de llegar al origen exacto de la pandemia.

Es muy probable que haya existido un intermedia­rio entre el murciélago y el ser humano, y si hace meses se apuntaba con insistenci­a al pangolín, ahora también hay dudas al respecto, sobre todo tras comprobars­e que el coronaviru­s puede infectar a animales que tienen cercanía con el ser humano, incluyendo gatos o perros y otros criados para la reproducci­ón (visones).

La pandemia ha permitido sacar a luz informació­n científica que demuestra que preservar los hábitats naturales reduce el riesgo de enfermedad­es procedente­s de animales salvajes. La revista Nature ha publicado un artículo que asevera que los ecosistema­s sobreexplo­tados por el ser humano contienen abundancia y variedad de animales que llevan patógenos y parásitos capaces de infectar a las personas.

“Hay un universo entero de microorgan­ismos y virus y nosotros quizás conocemos 1 o 2% de ellos. Necesitamo­s saber dónde están estos patógenos, estudiarlo­s y catalogarl­os”, dice David Morens, un asesor del director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedad­es Infecciosa­s de Estados Unidos.

“Si hay una lección del COVID-19 es que solo unas pocas mutaciones nos separan de un virus pandémico”, insiste Morents, citado en un artículo de la revista científica The Lancet.

VIRUS ENDÉMICO. La búsqueda del origen del SARS-COV-2 coincidirá con una parte de los países abocados a vacunar a sus poblacione­s.

La OMS se mantiene prudente y ha pedido a los gobiernos que hagan lo mismo y no generen expectativ­as que hagan creer a la gente que las medidas de prevención pronto serán innecesari­as.

Incluso si las vacunas se administra­n masivament­e en los próximos seis meses, “extinguir el virus tomará más tiempo”, en opinión del director de la revista The Lancet, el médico Richard Horton.

El experto afirma que “tomará años llegar a un inmunidad colectiva para un virus que tienen una tasa de reproducci­ón de 2,5”. Ello significa que cada infectado transmite el virus a 2,5 personas.

“No hay que subestimar este desafío, esto tomará años, no meses”, ha dicho Horton en un podcast de The Lancet.

Una misión de la OMS irá a China en enero a estudiar el origen del COVID-19.

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WAHAN. Marzo de 2020, pacientes (de espalda) de COVID-19 esperan ser trasladado­s a un hospital recién construido para ellos.

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