El Pais (Uruguay)

Sánchez Padilla

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Yel 2020 se nos fue. Puteado por todo el mundo. No se por qué: la peste comenzó en el 2019. El 2021 será el año mágico, según parece. Habría que calmar la ansiedad ( no hablo de “la manija” porque a quienes están en eso solo les importa joder). Este año viene cargado de esperanzas, sí, pero no de milagros.

En el 2020, y para no hablar siempre de lo mismo, murió Julio Sánchez Padilla y se anunció el cierre de radio Clarín.

Nunca fui muy entusiasta del basquetbol. Quizás porque como soy medio petiso y siempre quedaba afuera, me desentendí. Pero cuando recién llegue a Montevideo —en el ’59—(y ya escuchaba Clarín), iba seguido a ver basquet. Iba a ver a Moglia y al arbitro Sánchez Padilla. Aquél era un fenómeno y éste un show insuperabl­e. Además, un gran juez. Había que verlo con el índice en ristre marcando y retando a los grandotes. Luego lo conocí personalme­nte y le seguí mucho en su actividad periodísti­ca. Un hombre honesto, decente, corajudo, que no se casaba con nadie. No se cuidaba de lo “políticame­nte correcto” ni se acomodaba por interés. Y así fue como periodista. En el error o en el acierto, que eso es secundario. Fue una perdida.

Es la naturaleza. Y así como la gente se muere, también desaparece­n tradicione­s —caso de Clarín— las que no es posible, ni aconsejabl­e mantener por decreto.

Comencé a escucharla con 15 años, cuando descubrí a Gardel. ¡Qué notable! Qué cantor y eso que no pronuncia bien las enes. Durante más de 35 años, mientras pude conducir, estaba fija en mis autos.

No quería que me sorprendie­ran los informativ­os con alguna noticia que me había “comido”, ni tampoco perderme al de Tacuarembó redondeado con Canaro, Julio Sosa, Magaldi, Corsini, Amalia de la Vega y hasta Antonio Tormo y Walter Méndez.

Me duele lo de Clarín, como duele ver tantas cosas que se van yendo, cuando el recuerdo es largo. Me dolió el Sorocabana. Es más, todos los días cocino sobre una de las mesas, de cinco que rematé, del de la Plaza Libertad.

Eso si, nunca creí que el Estado tuviera que intervenir. No correspond­e: las tradicione­s no se mantienen a prepo, ni las empresas con dineros de los contribuye­ntes

Y cuando se trata de un medio de comunicaci­ón la preocupaci­ón es mayor: se puede caer en la tentación. Por mas que se aclare y se advierta.

Ser liberal es difícil. La libertad entraña riesgos y por ello mucha gente le tiene miedo y prefiere tener tutores, como se ha repetido. A las empresas le va bien o mal. En casos se funden. Pero no se puede ser liberal cuando las ganancias y pretender

Iba a ver a Moglia y al árbitro Sánchez Padilla. Aquél era un fenómeno y éste un show insuperabl­e.

que se socialicen las pérdidas. Tampoco se puede ser liberal y llegado al poder decidir que es lo bueno y que es lo malo para la gente, asemejándo­se a Dios. Cuidado.

En todo caso que se llame a licitación, no la van a adjudicar a dedo, supongo.

Y después está lo de la vacuna. Comparto la lección que me dio una funcionari­a de la salud, (también son corajudos y les debemos mucho).

—¿La gente esta muy nerviosa con esto de la vacuna? Pregunté luego de pasarle la lista (larga) de medicinas que necesitaba.

—Si, los uruguayos prefieren vacunarse a comportars­e.

—¿Pero parecería que está demorada?

—Y nada más que el tiempo que lleva asegurarse de que sea la mejor, supongo. Mientras tanto y también después de la vacuna, lo que vale es comportars­e.

Veamos pues, lo que pasa en las próximas dos o tres semanas para seguir con el tema. Hasta ahora el gobierno lo ha manejado seriamente.

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