Sin excusas, es ahora
Cuesta arriba y con viento en contra transcurrió el 2020. Y aún así pasó. Ahora comenzamos a transitar por un año lleno de interrogantes y quizás allí esté el mayor desafío. No hay certezas, pero sí esperanza. Entiéndase como tal la definición que da el diccionario de la RAE: Estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea. Y lo que todos los uruguayos bien nacidos deseamos, es el fin de la pandemia que nos viene azotando hace nueve meses y que ha recrudecido en los últimos sesenta días. La vacuna parece estar más cerca que nunca y así lo hizo saber el presidente Luis Lacalle Pou en su mensaje de fin de año emitido por Instagram.
“Si no ha habido información es porque queremos ser muy serios”, sostuvo el presidente y agregó que están evaluando “la eficacia y el tiempo que demore en llegar” (la vacuna que se elija). Afirmó, que en pocos días “vamos a estar informando a la población y al Parlamento sobre cómo son las negociaciones que llevamos adelante”.
El mensaje del presidente fue oportuno para contrarrestar la catarata de comentarios maledicientes que pulularon en las últimos días por las redes sociales. El origen de los mismos fueron las declaraciones del presidente argentino
Alberto Fernández, quien se ofreció a hacer gestiones para que “Uruguay y Bolivia” consiguieran vacunas rusas contra el Covid 19. Se sabe, Argentina ha comenzado a vacunar a su población con la polémica Sputnik V. El ofrecimiento de Fernández fue tomado con un discreto silencio por las autoridades uruguayas, pese a que en su anuncio el mandatario argentino involucró al canciller Francisco Bustillo.
¿Cuál fue el objetivo de Fernández? Difícil saberlo, son tantas y misteriosas las movidas del gobierno argentino que resulta muy complicado encontrarle una razón o un sentido. Y mejor no averiguar porque la sorpresa puede ser mucho mayor que la peor hipótesis que uno elaborare. Máxime cuando dirigentes de cuarta de la oposición, como el diputado comunista Iván Nuñez salieron a exigir un pronunciamiento de nuestro gobierno. Flaco favor le ha hecho a los rusos Nuñez.
Si la pandemia nos condicionó y vaya cómo en 2020, la vacuna no nos resolverá la vida en el 2021, aunque sí nos de —tal vez— otra marco de acción y ciertas seguridades. Seguir cuidándonos para cuidar a los otros continuará siendo nuestra mayor responsabilidad. Tal vez en la combinación de ambas acciones (vacuna y libertad responsable) estén las armas para desterrar a la peste. Simultáneamente el país deberá seguir andando y los planes y proyectos que le dieron el triunfo a la coalición de gobierno tendrán que ser aplicados.
Hay una ciudadanía confiada y expectante. Una mayoría que votó por un cambio y que quiere que ese cambio se siga concretando. Es tiempo de avanzar y de construir ese país que soñamos. No hay lugar ni tiempo para apartarse del camino prometido, no lo admite el país y mucho menos su gente.
En la vera quedó una oposición que no se resigna a que en octubre de 2019 la gente le dijo basta y noviembre refrendó su voluntad eligiendo al actual presidente. Tampoco son tiempos de contubernios y de alianzas que huelen feo, tejidas para votar leyes entre gallos y medianoches. No hay excusas ni pretextos. Es alcanzable lo que deseamos.
Es ahora.
No hay lugar para apartarse del camino prometido, no lo admite el país y mucho menos la gente.