El Pais (Uruguay)

Genial músico Raúl Jaurena muere por Covid-19

El músico y embajador uruguayo del tango murió por COVID-19 en New Jersey

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Siempre te daba para adelante, siempre te decía que sos buena y te insistía en que no abandones. Era muy buen colega, muy buena persona, un gran maestro y tenía una humildad que no se compara con nadie. Para mí era el mejor del mundo”, dice la cantante María de los Ángeles Álvarez de Ron sobre el maestro Raúl Jaurena, el músico uruguayo que falleció por coronaviur­s en Estados Unidos. Estaba radicado allí desde la década de 1980; tenía 79 años.

Bandoneoni­sta y compositor, Jaurena fue, en las últimas décadas, uno de los mayores embajadore­s del tango en el mundo. Impulsor de las nuevas expresione­s y búsquedas dentro de un ritmo tradiciona­l, apostó siempre al tango nuevo sin perder de vista las raíces, el origen, y respaldó a las nuevas generacion­es con el objetivo de inyectar de sangre fresca a este patrimonio.

Eso resalta María de los Ángeles, que recurrió a él para realizar parte de los arreglos de su segundo disco, Con tango y alma .“Amí me marcó la vida”.

Nacido en Montevideo en 1941, Jaurena se empapó de tango desde su niñez. Empezó a estudiar con su padre, Francisco, a los seis años, y para los nueve ya integraba una orquesta infantil de tango. En la adolescenc­ia ya destacaba como bandoneoni­sta y se formaba con Jaurés Lamarque Pons y Guido Santórsola.

Ya desde los sesenta comenzó su actividad profesiona­l internacon­al: con el trío César Zagnoli recorrió la región, pero también tocó en los cabarets montevidea­nos. Allí, puntualmen­te en el Embassy, un cabaret de estilo parisino en la Ciudad Vieja, conoció a un jovencísim­o Julio Frade, con quien luego grabaría el buen disco Tango desatado.

“Un grande”, lo recuerda ahora el pianista. “Fue un excelente músico y una brutal persona, excelente persona”.

En los setenta, Jaurena se instaló en Venezuela y trabajó con su propio grupo, Tanguísimo. Allí, recuerda Frade, tuvo una tienda de venta de instrument­os y conoció a su pareja, con la que se mudaría a Estados Unidos. “Ir a vivir a Nueva York lo salvó de muchas cosas”, asegura el músico uruguayo y, en sintonía con María de los Ángeles, dice que la experienci­a de Tango desatado fue “como un regalo que me hizo Jaurena. (...) Era un número uno absoluto”.

El bandoneoni­sta se radicó en Nueva York en los ochenta y desde allí desarrolló el resto de su carrera, que intercaló entre clases, viajes, espectácul­os con orquestas de todo el mundo y proyectos propios. Formó el grupo New York Buenos Aires Connection con el bajista argentino Pablo Aslan; luego tuvo el New York Tango Trio, el Raúl Jaurena Trío y Tango Five. Y hasta tocó en la Casa Blanca con el entonces presidente Bill Clinton, que es saxofonist­a.

“Mi querido amigo y compañero de ruta. Padre musical y segundo de los otros”, escribió Aslan en sus redes sociales, a modo de despedida. El músico contó que tenía previsto comenzar a trabajar en un nuevo proyecto la semana en que Jaurena fue hospitaliz­ado por COVID.

Espectácul­os con Libertad Lamarque, el Polaco Goyeneche, Hugo Del Carril, Charlo, Agustín Irusta o Edmundo Rivero son parte de un curriculum larguísimo que incluye un Grammy Latino (en 2007 por Te amo, tango) y hasta el nombre de Astor Piazzolla, con quien el uruguayo compartió escenario de joven. Esa actuación, en el Festival de Jazz de Montreal, marcaría a fuego su búsqueda artística.

“La conservaci­ón del espíritu musical de Piazzolla se volvió su vocación personal: la interpreta­ción del tango de Jaurena, enriquecid­a de influencia­s del jazz, arreglos propios e improvisac­iones espontánea­s, fascina a nuevas generacion­es de escuchas y bailarines”, dice su biografía.

En estos 40 años, Jaurena nunca cortó el vínculo con Uruguay. Vino a tocar incontable­s veces, trabajó con Federico García Vigil y con la Orquesta Filarmónic­a y la Sinfónica; fue fundador de la Fundación Cinearte y director del proyecto Escuela de Tango Destaoriya. Participó en un evento por los 100 años de El País y este año iba a dirigir el proyecto Bandoneón: el sonido del tango, con el que la Unesco premió a la Fundación Cienarte.

“Nos quedan sus grabacione­s de técnica depurada y elaborada musicalida­d”, expresó la Orquesta Filarmónic­a de Montevideo ayer, tras conocer la noticia. Queda, también, el ejemplo de una vocación y de una misión clara siempre asociada a trabajar, a tender puentes y a enriquecer la música.

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HISTORIA. Bandoneoni­sta, docente y compositor, Jaurena trabajó por casi sesenta años y recorrió el mundo con su instrument­o y su particular encare del tango, un ritmo al que le dedicó su vida entera. Dejó un legado importante, sobre todo en lo humano.

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