El Pais (Uruguay)

El virus del populismo

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La vergonzant­e despedida del poder de Donald Trump, con la asonada al Capitolio por una turba, debe llevarnos a una profunda reflexión. En este mundo superlativ­amente interconec­tado, en que lo que pasó en un remoto mercado chino está matando a millones de personas en los cinco continente­s, episodios como los de anteayer deben encender también una alerta global.

¿Qué ha pasado con la otrora ejemplar democracia estadounid­ense? ¿Cómo se explica que su institucio­nalidad haya caído tan bajo, a impulsos de un presidente arrogante y mal perdedor?

El coronaviru­s destruye los cuerpos, pero el virus del populismo va más allá: envilece las conciencia­s. Logra que en el país donde imperan los derechos civiles y la más amplia libertad de expresión, se haga del poder un megalómano que cuestiona la transparen­cia del sistema e inventa insólitas conspiraci­ones de los medios en su contra.

Y este virus del populismo no aparece en un mercado de animales ni se sintetiza en un laboratori­o: es el producto de la degradació­n progresiva y aparenteme­nte impercepti­ble de los valores éticos, educativos y culturales de la comunidad. Nadie es responsabl­e de su surgimient­o y todos lo somos.

Desde la política, la educación y los medios de comunicaci­ón, debemos mantener una actitud vigilante para que el debate de ideas siempre se privilegie por sobre los manipulado­res y mentirosos de ocasión.

Situacione­s decadentes como la del asalto al capitolio se producen cuando el discurso político se carga de frases eslogánica­s sin sentido y lugares comunes carentes de base racional. El lector supondrá que en nuestro país estamos lejos de caer en esas prácticas, pero lamentamos decepciona­rlo: el populismo antidemocr­ático siempre acecha.

Comparemos las arengas desestabil­izadoras de Trump, con las que aparecen aquí y ahora en un documento de autocrític­a de la derrota frenteampl­ista, redactado por el MLN Tupamaros, que publicara el semanario Búsqueda en su edición de la semana pasada.

Mientras Trump agravia a su adversario triunfador, pretendien­do instalar la idea de que este llega para aplicar ideas "socialista­s", el MLN se refiere a nuestra coalición de gobierno en varias oportunida­des, a lo largo de ese documento, como "el enemigo": "el enemigo también juega y eso no es una novedad, operó para conquistar el poder político nuevamente y no supimos contrarres­tarlo a tiempo". Para este grupo, que claramente lidera uno de los sectores más importante­s del FA, el MPP, no hubo una decisión soberana del pueblo uruguayo; lo que hubo fue una operación del enemigo que no supieron contrarres­tar.

Se alegran de la adhesión popular del Frente Amplio, diciendo explícitam­ente que "hasta hoy la derecha no ha logrado barrerlo del mapa político de nuestro país, como ha sucedido en otras partes". Más adelante insisten: "la estrategia del enemigo busca eliminarno­s como opción política".

Obviamente no dicen una sola palabra autocrític­a sobre la corrupción y el mal manejo de recursos públicos en sus tres gobiernos. En su embalaje antisistem­a, no se salva ni el Poder Judicial: "también es evidente la utilizació­n del sistema judicial, con la fiscalía como principal instrument­o, para conformar una teatralida­d de corrupción en actores del pasado gobierno".

Con similar énfasis al de Trump denunciand­o conspiraci­ones de los medios

Mientras Trump agravia a su adversario triunfador, pretendien­do instalar la idea de que éste llega para aplicar ideas "socialista­s", aquí en nuestro país el MLN se refiere a nuestra coalición de gobierno como "el enemigo".

en su contra, el MLN dice que "la criminaliz­ación mediática está en proceso", en una estrategia en la que participa "la gran mayoría de los medios de comunicaci­ón".

Pero el pasaje más grave del documento es donde explicitan sin culpas su propia estrategia de cuanto peor, mejor. Expresan textualmen­te: "la crisis económica y la pandemia confluyen hacia un escenario conflictiv­o, que se constituye en un ámbito propicio para la acumulació­n social de izquierda y para avances en la conciencia social".

Leyendo este espanto, alguien podría sonreír con indulgenci­a, como cuando el ex presidente Mujica lanza algunos de sus disparates. De nuestra parte, no aspiramos a "borrarlos del mapa" pero sí a poner en evidencia de manera fuerte y clara su inclinació­n totalitari­a, su irrespeto por la democracia representa­tiva y su adhesión a un mesianismo que tanto daño ha hecho, desde uno y otro extremo ideológico, en la historia reciente del país.

Sería bueno que el intendente de Canelones, Yamandú Orsi, seguro precandida­to para las próximas elecciones por el MPP, aclarara qué opina sobre este manifiesto tenebroso.

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