El Pais (Uruguay)

Crece el turismo para la observació­n de aves

Este balneario, Punta Colorada y Punta Negra concentran casi el 44% de las aves del país

- MARÍA DE LOS ÁNGELES ORFILA

Uruguay se ha convertido en un nuevo destino para los observador­es de aves. Esto es porque, a pesar del pequeño territorio, cuenta con casi 500 especies, un 5% de la diversidad global. El Ministerio de Turismo destaca que la seguridad, las rutas, el clima, la calidad de los servicios y la presencia de guías especializ­ados posicionan al país como un nuevo “hot spot” o área de concentrac­ión de biodiversi­dad para los fanáticos de las aves.

Si bien hay muchos lugares para observar las aves en su hábitat natural —los sitios ideales son los montes nativos y los bañados—, Maldonado ofrece una buena oportunida­d cerca de la capital. Cuenta con 350 especies registrada­s, lo que se relaciona con la diversidad de hábitats: praderas y pastizales, distintos tipos de montes (ribereño, serrano, parque, psamófilo), bañados y esteros, ríos, arroyos y cañadas y ambientes costeros (dunas, lagunas e islas). Y, dentro del departamen­to, una zona extremadam­ente rica comprende San Francisco, Punta Colorada y Punta Negra.

Un estudio de Daniel Naya, investigad­or de la Facultad de Ciencias, y Joaquín Aldabe, del Centro Universita­rio Regional Este, publicado en la revista Achará de la ONG Aves Uruguay, identificó un total de 184 especies de aves (180 nativas y cuatro introducid­as), pertenecie­nca tes a 55 familias, en la zona. En números esto representa casi un 40% del total de aves registrada­s para todo el país; o, en otras palabras, estos tres balnearios, que solo tienen una franja costera de unos 100 kilómetros cuadrados, concentran cerca del 2% de la diversidad global.

“Una recorrida matinal en la zona de estudio fue posible observar (y fotografia­r) unas 80 especies distintas de aves, algo no muy común de experiment­ar en otros lugares del mundo”, dijo Naya a El País.

Y agregó: “A nivel estético, cada día es más la gente que entiende la belleza de la aves como un valor por sí mismo, cuya contemplac­ión afecta de manera positiva su calidad de vida. A nivel productivo, esta elevada riqueza de especies podría constituir la base para desarrolla­r un turismo ecológico dedicado a la observació­n de aves: un turismo amigable con el ambiente y que suele dejar muy buenos dividendos desde el punto de vista económico”.

RIQUEZA. En San Francisco y aledaños se destaca la presencia del frutero coronado (Tachyphonu­s coronatus) —para el cual solo había dos registros anteriores en el país—, la garza azul (Egretta caerulea), la golondrina negra (Progne elegans )yel pingüino rey (Aptenodyte­s patagonicu­s), las cuales son considerad­as especies raras.

Dentro de la categoría “vulnerable”, hay registros de la viudita blangrande (Xolmis dominicanu­s );y dentro de las especies “casi amenazadas” se encuentran la pajonalera pico recto (Limnoctite­s rectirostr­is), el carpinteri­to enano (Picumnus nebulosus), el pingüino de Magallanes (Spheniscus magellanic­us), el flamenco austral (Phoenicopt­erus chilensis) y el ñandú (Rhea americana).

De acuerdo con el estudio, las cuatro especies introducid­as correspond­en a cardelino (Carduelis carduelis) y el estornino pinto (Sturnus vulgaris) que fueron comunes en la zona; el verderón (Chloris chloris), más raro que los anteriores; y el gorrión (Passer domesticus), aún más raro, con un único registro en cinco años de investigac­ión.

Naya y Aldabe puntualiza­n en el artículo que la zona ha sufrido un “elevado grado de afectación ambiental” durante los últimos años, principalm­ente debido al incremento de la urbanizaci­ón en la franja costera. En diálogo con El País, Naya señaló: “En este proceso se siguen dando hechos como la construcci­ón de casas sobre la faja costera o el talado del monte ribereño para el loteado de terrenos”. Y afirmó: “Todas estas prácticas debieran erradicars­e de una forma más o menos rápida”.

Afortunada­mente, algunas medidas de mitigación ya han sido tomadas, por ejemplo, restauraci­ón de médanos y conservaci­ón del monte psamófilo. No obstante, “hay otras zonas de alta relevancia para la diversidad de aves que no están siendo protegidas”. Para estas es necesario avanzar en la creación de espacios públicos forestados con especies nativas, la conservaci­ón de corredores naturales entre zonas urbanizada­s y la conservaci­ón de áreas ecológicam­ente relevantes aunque estén en predios privados. “Una zona rodeada de predios privados dentro del área de estudio que resaltó por la diversidad de especies encontrada­s fue el embalse del Arroyo de la Barra Falsa, donde pudieron observarse seis especies de patos, tres especies de macaces, seis especies de garzas y nueve especies de gallinetas, gallaretas y pollas de agua”, relató Naya.

En un plano más general, el biólogo indicó que es importante tener planes serios de monitoreo y control de la contaminac­ión en los cursos de agua y del avance de las especies invasoras como el estornino pinto, provenient­e de Europa. Las especies invasoras suelen afectar negativame­nte a algunas especies nativas, pudiendo causar “caídas drásticas” en sus abundancia­s a nivel local.

“Es un turismo amigable con el ambiente y suele dejar buenos dividendos”.

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 ??  ?? DIVERSIDAD. En los tres balnearios de Maldonado estudiados se registran 184 especies de aves; el departamen­to, en total, tiene 350.
DIVERSIDAD. En los tres balnearios de Maldonado estudiados se registran 184 especies de aves; el departamen­to, en total, tiene 350.

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