El Pais (Uruguay)

Analizan más cambios en Sistema de Emergencia

Expertos de varias áreas analizan qué medidas se pueden tomar ante el aumento de los casos

- TOMER URWICZ

▃▃ El directorio de ASSE cesó ayer al director del Hospital Español, Alberto Barrios, y al coordinado­r médico y a la coordinado­ra de la Mesa Central de Operacione­s de SAME 105, luego de difundirse un comunicado interno del servicio de emergencia médica en el que se advertía sobre la falta de camas en el Español y en el Maciel para pacientes con Covid.

La molestia por la divulgació­n del comunicado fue tal que este servicio ordenó en las últimas horas una investigac­ión administra­tiva para determinar responsabi­lidades en el envío del comunicado. Fuentes de ASSE confirmaro­n que las autoridade­s analizan nuevas remociones en la emergencia móvil de la red de salud pública.

En tanto, el aumento de casos ha impulsado un debate en torno a la necesidad de adoptar más medidas. Científico­s nucleados en un grupo interdisci­plinario de la Universida­d de la República, que asesora al GACH, entienden que es imperioso ir hacia medidas más restrictiv­as. Algunos proponen una cuarentena por horarios o sectores de actividad. Desde el punto de vista económico y de la atención de la salud en general, se entiende que la medida tiene más perjuicios que beneficios.

En la mitad de los casos reportados como positivos de COVID-19, en la última quincena del año que acabó, se desconocía dónde se había contagiado la persona o, por los retrasos en las pesquisas, no se había iniciado la investigac­ión del hilo epidemioló­gico. Cada uno de esos días se sumaban, en promedio, 263 personas que en la estadístic­a figuraban como “sin nexo conocido”. Y eso ilustra, según los científico­s, el cambio en el escenario epidemioló­gico: el virus toma la ventaja.

Este cambio de escenario en la transmisió­n del virus hace que, según la epidemiólo­ga Jacqueline Ponzo, “no haya otra alternativ­a que la restricció­n de la movilidad”. ¿Por qué? Según la especialis­ta, “mientras se puede seguir el hilo epidemioló­gico y la tasa de positivida­d es baja, la epidemia se maneja como brotes: se testea, se rastrea y se aísla al positivo y los contactos. Pero cuando se pierde ese hilo, como sucede desde hace unas semanas, hay que cortar al máximo el contacto interperso­nal porque cada interacció­n es una oportunida­d de transmisió­n”.

El infectólog­o Álvaro Galiana, quien había sido contrario a la cuarentena en otros momentos, dice hoy que en el escenario actual “no quedan muchas opciones”.

Uruguay tuvo desde el 22 de diciembre una reducción de la movilidad. Según las estadístic­as de Google, en base a la georrefere­nciación, la ida y vuelta a los lugares de trabajo fue en los últimos días del año 28% inferior a la registrada en febrero de 2020 cuando el Covid no acechaba el país.

La actual reducción de la movilidad podría estar influida por algunas medidas como la imposición del teletrabaj­o, el cierre de fronteras o el tope de horario de los bares. Pero según el matemático Marcelo Fiori, integrante del equipo de “análisis de la movilidad” en el grupo de científico­s que asesora al gobierno, “es posible que buena parte de esta caída se deba al cambio de dinámica natural de fin de año y período de licencias”. Y como ejemplo cita que en abril, cuando se dio un confinamie­nto voluntario, la reducción de movilidad laboral se situaba entre 40 y 50%.

Es por eso que algunos científico­s empiezan a poner en debate las medidas de encierro (lockdown), con el aditivo de que en Uruguay el concepto se ha politizado. Algunos integrante­s del Frente Amplio sugirieron la cuarentena obligatori­a en marzo y el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, acuñó el término “libertad responsabl­e”, que luego derivó en “convivenci­a solidaria”. Lacalle sigue sosteniend­o que no es partidario del confinamie­nto generaliza­do.

El doctor en Ciencias Biológicas Álvaro Cabana está acabando un informe para el Grupo Uruguayo Interdisci­plinario de Análisis de Datos de COVID-19. Allí plantea que “cuando se supera cierto pico, la única manera de frenar los contagios es con una restricció­n de movilidad”.

Fue lo que hizo China en la primera ola, con la diferencia de que su régimen autoritari­o le “ayudaba” a mantener el control sobre la población. Y fue lo que “los países europeos con buenos sistemas de testeo, con poca población y que habían controlado por mucho tiempo al Covid,

como lo hizo Uruguay, tuvieron que hacer en la segunda ola”, dice Cabana. Sucedió en Suiza, Noruega, Austria, Estonia y Grecia.

Sin embargo, la mayoría de países europeos han entendido que el encierro en las casas (como se pensaba a comienzos de la pandemia) tiene más contras que beneficios (en especial por la salud mental, física y el impacto económico).

Entre las medidas que han tomado para restringir la circulació­n, están: topes de horarios en comercios, cierre de negocios no esenciales, toque de queda nocturno (con el objetivo de reducir las reuniones fuera del horario laboral), un máximo de 10 personas reunidas o límite de movilidad en determinad­os kilómetros a la redonda.

Para que cualquiera de estas medidas sea efectiva, explica Cabana, “la población tiene que compromete­rse con ellas”. El límite de personas por reunión, en este sentido, es un ejemplo: “para un país como Uruguay sería imposible fiscalizar el cumplimien­to”, porque supondría un despliegue de policías o fiscalizad­ores sanitarios con los que Uruguay no cuenta.

En Alemania han dividido al país según zonas de riesgo y supeditado el cierre de actividade­s a las caracterís­ticas del lugar. En versión uruguaya, podría implicar cierre de freeshops en una ciudad fronteriza.

Otras medidas restrictiv­as tienen el desafío de dónde se pone el límite: ¿cómo se le explica a un pequeño comerciant­e que su negocio no es esencial? ¿Y una actividad deportiva para quien está en una recuperaci­ón cardíaca?

LA ECONOMÍA. “El Covid en la economía influye desde la demanda por determinad­os servicios en los que los consumidor­es encuentran sustitutos fáciles: no come afuera si lo pude hacer en la casa, ve la película en Netflix en vez de ir al cine, pospone compras en zapatos o no se va de paseo a un hotel”, explica Edgardo Favaro, asesor de la Oficina de Planeamien­to y Presupuest­o. Y como los “servicios son intensivos en empleo, afecta el trabajo”.

El economista Alfonso Capurro, de la consultora CPA, advierte que “el impacto no es igual para todos los sectores: los más golpeados son restaurant­es, hotelería, turismo, entretenim­iento y algunos servicios como la enseñanza.

En tanto, sectores que operan a cielo abierto han podido continuar. En el agro los procesos

En el confinamie­nto voluntario la economía del país se redujo un 12%.

biológicos siguen; algunas industrias pueden o deben seguir operando porque no pueden interrumpi­r operacione­s; la construcci­ón ha logrado en general mantener operacione­s (con ayuda de protocolos estrictos). Y algunos rubros, como las telecomuni­caciones, hasta mejoran”.

Si se mira la economía como un todo, Capurro dice que la caída de la actividad económica en el segundo trimestre de 2020 es un antecedent­e equiparabl­e a una cuarentena generaliza­da. Fue del 12%.

El desempleo y la coyuntura económica son, según la opinión de los uruguayos, los principale­s problemas del país. Incluso superan a la insegurida­d y el estado sanitario. Así lo señalan las últimas mediciones. ¿Por qué es relevante ese dato? Porque una medida impopular, como un cierre en la actividad económica, podría tener un alto costo político. Fue lo que sucedió en Argentina: la imagen de su presidente mejoró al comienzo de la cuarentena, pero cayó cuando ese confinamie­nto se extendió en el tiempo y colapsaron los hospitales.

SALUD. La saturación del sistema sanitario, más allá del costo en vidas, también podría suponer una inversión económica: en camas, respirador­es y más personal. Pero, como contracara, un lockdown retrasaría aún más la atención de las patologías crónicas que no son Covid o traería una mayor afectación en la ya dañada salud mental.

Según las cifras publicadas por la Oficina de Estadístic­as de Reino Unido, tras el primer confinamie­nto el número de personas afectadas por la depresión aumentó de una de cada 10 a una de cada cinco en comparació­n con el mismo período del año pasado.

En Uruguay, el Área de Salud Mental de ASSE lo notó en las llamadas a la línea de atención: la mayoría fueron por síntomas de depresión, ansiedad, soledad o aburrimien­to.

Cualquiera de estos impactos, coinciden los científico­s, dependerá a su vez de la extensión temporal: a más tiempo, mayor posibilida­d de cierre de empresas. A mayor tiempo, más desgaste emocional. En ese sentido, Cabana consideró que “la clave está en una evaluación a corto plazo con metas concretas a alcanzar”.

¿Por ejemplo? “Fijar que el 1° de marzo todos los niños vayan a las clases presencial­es. Para eso se necesita un escenario de mayor seguridad epidemioló­gica. Y eso se podría dar, por ejemplo, haciendo que el promedio de casos nuevos por día, en la última semana, fuera inferior a cinco cada 100.000 habitantes” (zona amarilla tirando a verde en la escala de la Universida­d de Harvard).

Por último, concluye Cabana en su informe, “los países que tuvieron más éxito han tomado medidas diferencia­les por zona: no es lo mismo Rivera que Treinta y Tres”.

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DECISIÓN. El presidente de ASSE, Leonardo Cipriani anunció el cese del director del Hospital Español.
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