Reforma de la Seguridad Social
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Vimos cómo llegar a una situación compleja marca la necesidad de reformas.
El sistema jubilatorio debe cumplir dos condiciones: pagar retiros razonables y financiarse para hacerlo.
Si lo que genera no permite pagar y lo que se aporta ya está alto, hay que buscar por otro lado.
Conseguir más aportes puede hacerse, por ejemplo, buscando asegurar el retiro a las personas que en informalidad no los hacen. Y para esto, un sistema que permita y premie el ahorro puede ser buen intento.
Es parecido a lo que hacen las cajas de fondos complementarios, que hoy existen.
Ellas generan ahorros para pagar sumas por encima del retiro común y al mismo tiempo, por el ahorro que generan, efectúan préstamos a sus afiliados tanto para comprar casa o automóvil o viajes u otros con la garantía de sus salarios o jubilación, si la tuvieran.
Otra propuesta es abrir fideicomisos para actividades definidas de interés y con suficientes garantías de mantener esos ahorros para luego utilizarlos como jubilaciones.
Más aún, está el ajuste parcial de la edad de retiro acompasada al aumento de la expectativa de vida en el país. Esta opción apunta a sostener el equilibrio del sistema, articulando mayores aportes por trabajo que mantengan el valor jubilatorio en mejor equilibrio.
Cada una tiene asuntos a favor y en contra.
En los temas sociales no hay fórmulas mágicas ni providenciales. Todas precisan ser entendidas y aceptadas para lograr el principal logro del sistema. Ser justo y por tanto equilibrado.
El momento de atacar los cambios es éste.
Las personas encargadas para el diagnóstico de la situación y propuestas que mejoren el sistema, tienen suficiente capacidad y experiencia.
Lo que creo también necesario, es hacer del programa algo comprensible para la mayoría; que lo haga viable y permita, en un futuro no demasiado lejano, seguir sus pasos y proseguir con los cambios necesarios.