Las mareas rojas aumentaron en últimos años
Las floraciones algales nocivas aumentaron en frecuencia e intensidad en los últimos años
La marea roja no tiene porqué ser roja. Ni siquiera tiene que tener color. Ni siquiera tiene que ser visible. Pero si existe lo que correctamente se conoce como “floraciones de algas nocivas” (FAN) sí ocasiona pérdidas económicas y problemas de salud. Los responsables son los dinoflagelados, unos organismos microscópicos caracterizados por un flagelo que les permite moverse y alimentarse.
De unas 300 especies registradas, unas 85 producen toxinas que son transmitidas al humano a través de moluscos y peces.
En los últimos años han ganado notoriedad los blooms de cianobacterias de las especies Mycrocystis aeruginosa, Raphidiopsis y Dolichospermum, identificadas como “marea verde”, pero no hay que quitarle la vista al grupo que llamó la atención el miércoles pasado desde Punta Ballena a José Ignacio. ¿Por qué? Porque las FAN por dinoflagelados no han hecho otra cosa que aumentar la frecuencia en los últimos años probablemente a causa del cambio climático por un incremento en la temperatura superficial del mar, mayor acidificación del océano y eutrofización en las zonas costeras. Y, al mismo tiempo, también lo hizo la densidad y la duración de los eventos.
“A partir del año 2000 se empieza a ver que los días de veda (de comercialización de productos del mar) son cada vez más largos porque los efectos son más intensos y dura más la toxicidad en los moluscos. Eso ha aumentado la clausura de pescaderías –sobre todo, emprendimientos familiares de pequeño porte– por marea roja”, analizó para El País Leonardo Ortega, docente e investigador de Pedeciba Geociencias en el área de oceanografía.
Por otra parte, se estima que más del 50% de los eventos inusuales de mortandades de fauna marina (tortugas, delfines, ballenas, aves) pueden deberse a biotoxinas marinas.
“A partir del año 2000 se empieza a ver que los días de veda son cada vez más largos”.
FRECUENTES. La mancha observada el pasado miércoles correspondió a una floración de la especie Alexandrium affine, un dinoflagelado no tóxico y llamativo porque provoca biolumniscencia de tonalidad azulada por las noches. Si bien es inocuo –aunque puede generar un leve ardor en los ojos si la acumulación es alta– es relativamente nuevo en la costa uruguaya. Ortega enseñó que se lo detectó por primera vez en 2013 y, a partir de ahí, se repite cada año. Este hecho no es menor: Alexandrium affine está asociada a aguas más cálidas que las uruguayas, por lo que su presencia continua es un ejemplo de los efectos del aumento de temperatura marina.
Pero el género Alexandrium ,de amplia distribución geográfica, no es totalmente inofensivo. Mientras que Alexandrium affine no es dañino; otras especies producen saxitoxina, uno de los venenos naturales más potentes. Las variantes Alexandrium fraterculus (una de las más comunes) y Alexandrium catanella también se han registrado en el país.
La primera es de preferencia cálida no tóxica; la última está asociada a aguas frías y es altamente tóxica.
En una presentación de noviembre de 2019, en ocasión de un congreso en Mar del Plata, Ortega
y colegas determinaron que Alexandrium catanella “prácticamente ha desaparecido de nuestras costas”, quedando su presencia ligada al fenómeno de La Niña y, por lo tanto, con una periodicidad menor.
TÓXICAS. Dependiendo de la especie de microalga involucrada, estas podrán dar sintomatología nerviosa o gastrointestinal. Entre las especie tóxicas se destaca Dinophysis acuminata, de preferencia cálida, cuyas floraciones son de menor abundancia pero suelen generar periodos de veda de actividades extractivas de moluscos bivalvos (es decir, mejillones, almejas y berberechos).
Alexandrium fraterculus y Dinophysis acuminata presentaron una floración extrema en 2015, más notoria para la segunda, durante un verano particularmente seco y cálido y, por lo tanto, con una menor descarga de agua dulce del río Uruguay y más aguas cálidas provenientes del norte en la costa. En esa oportunidad, la veda duró 189 días.
Otras especies que han tenido floraciones tóxicas en el país son Gymnodinium catenatum y del grupo Pseudo-nitzchia spp.
RESISTENCIA. Las FAN están asociadas a un fenómeno recurrente en verano que se conoce como upwelling: por un efecto del viento paralelo a la costa, el agua superficial se retira e ingresa agua del fondo, que es más fría. “Este episodio es muy frecuente por La Niña”, explicó el especialista. Este evento, como el que está en marcha, provoca menos precipitaciones y, por ende, que haya menor caudal de agua dulce y más de agua salada. “Así tenés más influencia de organismos típicos de agua marina y también de aguas cálidas”, apuntó.
Por otra parte, los dinoflagelados potencialmente productores de toxinas generan “formas de resistencia” señalados como “quistes” que quedan en el sedimento. Cuando este es removido, alcanzan la superficie, donde está la cantidad de nutrientes y otras condiciones favorables para su proliferación. “Esta es una línea de investigación; faltan estudios al respecto”, señaló Ortega. Esto se debe a que si se determinan cuáles son las zonas de mayor concentración de quistes podrían considerarse como áreas de mayor riesgo para futuras floraciones de microalgas tóxicas.
“¿Por qué se dan estas floraciones? ¿Por qué se dan más? Tenemos que investigar. Parece estar asociado a la intervención humana y al cambio climático, por aumento de temperatura y carga de nutrientes en las zonas costeras. Esto tiene un profundo impacto social y económico”, concluyó Leonardo Ortega.