Desoladores signos de los tiempos
La vida suele darte señales de que uno ya fue, de que uno dejó de entender los tiempos que corren, que ha perdido el contacto con la realidad cultural. Esa epifanía letal para un comentarista de espectáculos, me golpeó con toda su contundencia mirando la final del Cantando 2020 que, sin haber seguido mucho el certamen, me dejó como un forastero en una fiesta ajena.
A lo que voy, ¿quién es “Cachete” Sierra, el ganador de ese certamen que alguna vez condujo, y aún regentea, Marcelo Tinelli? Lo sé, porque todavía sé leer, que era un muchacho tirando a gordito (de ahí su apodo, me dice Google) que formó parte de la troupe de Cris Morena y de otros inventos infantojuveniles en la década de 1990.
Ahora, totalmente transformado reapareció en el concurso y, aun por la muestra gratis que regaló en la final, no es el más agraciado de los cantantes pero está claro que no es eso lo que se vota. Porque los del jurado sabrán mucho y pondrán cara seria pero ahí el que gana es el que se conquista al público que juzga más carisma que talento vocal.
Por lo visto y lo oído, por ejemplo, la otra pareja finalista (una muchacha simpática y un muchacho de peinado moderno y feo; otros ignotos para este anciano cronista) estaba en una categoría infinitamente superior. Y eso alcanzaba con entonar, un concepto que “Cachete” claramente le resulta ajeno.
Por eso, es que un periodista que recorrió la calle Corrientes en su década dorada, termina irremediablemente sintiéndose caduco.