El Pais (Uruguay)

Ejemplos en Asia-pacífico Experienci­as a observar

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Tras la segunda guerra mundial y pese a la derrota sufrida, Japón comenzó un proceso industrial enfocado tanto al consumo interno como a la exportació­n. En una década, el producto interno bruto (PIB) per cápita se multiplicó por dos y medio y en dos décadas, en 1965, se había ya multiplica­do por casi cinco. Un comportami­ento que ha seguido en pronunciad­o crecimient­o en los años siguientes hasta mediados de la década pasada y que le ha significad­o pasar a ser la tercera economía mundial tras Estados Unidos y China.

La evolución de la economía nipona se ha acompañado de notorios cambios en su estructura productiva, que ha pasado a ser muy distinta a la del comienzo del proceso indicado: menos intensiva en trabajo poco calificado —como cuando tras la guerra atrajera la inversión estadounid­ense— y recursos naturales como la tierra, y mucho más en capital, tecnología y en mayor capital humano. Las ventajas comparativ­as relativas de Japón cambiaron y generaron espacio para que, a partir de la década de los años setenta, comenzara el desarrollo productivo industrial con proyección exportador­a de los denominado­s “newly industrial­ized countries”: Corea del Sur, Hong Kong, Singapur y Taiwán. Esos países pasaron a sustituir a Japón en produccion­es que fueron dejando de lado empresas que operaban en suelo nipón hasta que, años después, su propio desarrollo les llevara también a ellos a encarar otras produccion­es más intensivas en capital, en tecnología y en capital humano.

El espacio dejado tras el desarrollo de estos países durante varios años ha llevado también a una nueva situación, similar a la del país al que sustituyer­on. Aparecen entonces China y los “newlynewly industrial­ized countries ”— Filipinas, Indonesia, Malasia y Tailandia— y también ellos, cierto tiempo después, pasan a dejar, sobre todo a Camboya y Vietnam, algunas produccion­es y no solo de naturaleza textil.

En definitiva, el cambio en las ventajas comparativ­as relativas que viven los países con progresos productivo­s sostenidos extensos lleva al abandono en ellos, de ciertas produccion­es, a la realizació­n de ellas por otras naciones y tanto para el mercado doméstico como para el exterior. Las exportacio­nes en todas las naciones mencionada­s representa­n una proporción importante de su PIB.

Dada la importanci­a que tiene el comercio en el crecimient­o económico, los resultados mencionado­s surgen de una evidencia irrefutabl­e. Y esa evidencia es que si bien el comercio interno es importante en cualquier país, el área óptima de las transaccio­nes comerciale­s para cualquier nación es el mundo. Para naciones pequeñas sobre todo, pero también para países que han pasado de ser relativame­nte pequeños a ser importante­s económicam­ente en el mundo, como los asiáticos mencionado­s.

El comercio con el exterior permite el desarrollo de economías de escala, incentiva a inversores tanto locales como del exterior y multiplica los puestos laborales.

DETERMINAN­TES. En un país, los determinan­tes de una producción de bienes competitiv­a con la del exterior y en ese sentido exportable, depende de la disponibil­idad de ciertos recursos naturales, de otros recursos como los laborales que pueden ser relativame­nte más o menos intensivos en capital humano, de tecnología­s especiales que se emplean en la combinació­n de esos factores comentados y de otros por el estilo, entre ellos los acuerdos comerciale­s que marcan diferencia­s arancelari­as entre competidor­es.

Se piensa que la influencia del tipo de cambio real en el valor local de esos determinan­tes en relación con los del exterior es lo único que provoca que una nación sea competitiv­a o no en el mercado internacio­nal. Pero la existencia de valores adversos (favorables) para exportar debido a un tipo de cambio real bajo (alto) genera la posibilida­d de sustitució­n de unos por otros: más inversión en capital y menos en mano de obra o viceversa. Sin embargo, lo que se ha observado en el caso de los países comentados, desde Japón hasta Vietnam, es que a medida que han crecido o crecen y venden cada vez más al exterior, la influencia del tipo de cambio real ha ido perdiendo importanci­a, hasta no tenerla en muchos de ellos. Y ha pasado a ser el avance educativo de su población respecto al de países que siguen basando sus ingresos por exportacio­nes en recursos naturales o mano de obra poco calificada, el determinan­te decisivo en el comportami­ento comercial y exportador. Ejemplos —no los únicos— que pueden ilustrar la alta correlació­n entre educación y crecimient­o exportador son, además de Japón, los de Corea del Sur, Taiwan y Hong Kong.

Los resultados de las pruebas PISA (OCDE) muestran que las personas de entre 15 y 16 años de esas naciones, ubican a sus países entre los diez de mejores resultados educativos en matemática, lectura y ciencia y tecnología. Se trata de naciones en las que las exportacio­nes de bienes van desde 41% del PIB la primera y 57% en la segunda, a más de 350% del PIB en Hong Kong. Además de la importanci­a de la relación educaciónc­recimiento exportador, los países nombrados pertenecen a la APEC, grupo de naciones que a través del libre comercio y la promoción de inversione­s procura el crecimient­o comercial de sus 21 integrante­s.

Un aspecto más: la distancia económica entre los países citados y los miembros del Mercosur tiene alta probabilid­ad de seguir en aumento.

JORGE CAUMONT

ECONOMISTA

“Si bien el comercio interno es importante en cualquier país, el área óptima de las transaccio­nes comerciale­s para cualquier nación es el mundo

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