El Pais (Uruguay)

¿Quién podrá defenderno­s?

- Esteban Vicente | Colonia

@| El incremento en los casos positivos por COVID-19 que se han registrado en nuestro país, ha disparado una serie de cuestionam­ientos sobre las decisiones adoptadas para controlar su expansión; luego de varios meses, en que la conducta de los uruguayos procuró mantener los contagios dentro de unos límites que se resaltaban frente a lo que sucedía en nuestros vecinos de frontera.

En Brasil, se condujeron diferentes políticas para enfrentar la pandemia, cuya consecuenc­ia ha ubicado a los norteños segundos detrás de Estados Unidos en el número de infectados y de fallecidos; en este caso, representa­n casi el uno por mil de su población.

Con referencia a Argentina, se impuso una severa cuarentena, ocupando actualment­e el 12° lugar en el mundo en cantidad de decesos por Covid-19, con unos 45 mil, o sea el 0,1% de su población.

En nuestro país, se produjo a partir del mes de noviembre, una aceleració­n del contagio que se denomina “comunitari­o”, es decir sin que se conozca su origen, persona o circunstan­cia en que ocurrió. Se atribuye a la mayor movilidad social, consecuenc­ia de la llegada del verano; a un sentimient­o de menospreci­o hacia las consecuenc­ias de la pandemia en la salud general de la población, dada la evolución controlada que nuestro país había tenido hasta ese entonces. Se produjeron reuniones no autorizada­s, principalm­ente de jóvenes deseosos de divertirse —como es natural a esa edad— que se convirtier­on en transmisor­es asintomáti­cos de la enfermedad.

Primero Montevideo fue el origen de esa expansión incontrola­da, luego se extendió al resto de la zona metropolit­ana, y en ocasión de las fiestas de fin de año, los viajes de estos ciudadanos hacia otros departamen­tos la llevaron al resto del país.

Si bien ha aumentado el número de fallecimie­ntos, estamos todavía muy lejos de nuestros vecinos.

La vacuna es ahora reclamada por la oposición como algo que podría solucionar el avance de la pandemia.

Hemos visto cómo en Argentina su gobierno quiso hacer alarde de su negociació­n con Rusia para obtener la vacuna

Sputnik V y hasta hizo que nuestro compatriot­a, Víctor Hugo Morales, transmitie­ra la partida del avión en busca de 300.000 vacunas. Más tarde, la llegada de otro avión (16 de enero) con la segunda dosis, con lo que se vacunaría al 7 por mil de su población. Sería como si en Uruguay llegaran unas 24 mil dosis, lo que exime de comentario­s.

Es evidente que la demanda que existe en el mundo entero por vacunas excede largamente la capacidad de producción de los laboratori­os, por lo menos en estos primeros meses del 2021, lo que hará que muy probableme­nte el año entero transcurri­rá con el virus afectando la salud y la economía en general.

Se vuelve a insistir con la “renta básica” para las familias de los más desposeído­s mientras dure la pandemia. Es muy fácil disponer del dinero de los bolsillos ajenos, ya que la única forma de financiarl­o es con mayor deuda externa, que más tarde o más temprano habremos de pagarla.

Propongo una forma que involucre —aunque sea parcialmen­te— a quienes impulsen esta renta:

A) Descuento del 20% de los ingresos de todos los integrante­s de los Poderes Ejecutivo, Legislativ­o y Judicial que perciban más de cien mil pesos mensuales, así como a todos los jerarcas de los gobiernos departamen­tales, municipale­s, y de organismos autónomos, descentral­izados y de empresas privadas propiedad del Estado.

B) Otra fuente de financiaci­ón debería ser el aporte del 50% de la renta concedida a las personas de cada departamen­to, por parte del gobierno municipal correspond­iente.

Y como decía el Chapulín...

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