COLONIA, PRIMERA MARAVILLA ORIENTAL SEGÚN LOS LECTORES
El barrio histórico, Patrimonio de la Humanidad de Unesco, es un destino para todo el año que invita a descubrir la historia y paisajes únicos del Río de la Plata.
Quizá sean sus calles con adoquines de más de 300 años o sus casonas portuguesas del siglo XVIII. O también puede ser la fusión entre la arquitectura portuguesa, española y poscolonial. Incluso, tal vez, sea su urbanización arabesca que permite perderse entre sus calles y, a la vuelta de cada esquina, encontrar historia, tradición o paisajes. Por uno, dos, o varios motivos, Colonia del Sacramento, la ciudad fundada por los portugueses en 1680 y declarada como Patrimonio Histórico de la Humanidad por la Unesco, es la primera maravilla del Uruguay, según los lectores de El País.
La capital del departamento de Colonia, al Oeste del país, se caracteriza por ser un destino turístico para toda la familia, que se puede disfrutar todo el año. Allí “el tiempo transcurre más lentamente, con ritmos diferentes” a los de una ciudad cualquiera, cuenta Pedro Melnitzky, director de Comarca Las Liebres, un hotel exclusivo que cuenta con un restaurante a cargo de Hugo Soca.
Hay paseos tradicionales, como transitar por sus calles empedradas, que son imprescindibles. Perderse y encontrarse en su Casco Histórico hasta llegar a la mítica Calle de los Suspiros, un punto turístico característico del barrio patrimonial. Esta peatonal, clásica calle portuguesa de los siglos XVII y XVIII, no tiene veredas ni alcantarillas y su empedrado —que es original de la época— construye un canal en el medio para que el agua de la lluvia corra sin generar inundaciones.
En ella, además, hay casas con revoques originales, faros coloniales y una vista única al Río de la Plata, que permite estar largos minutos disfrutando del paisaje y de los sonidos naturales que se forman en esa mítica peatonal. Mucho se ha dicho de su nombre, sin embargo, Carlos Pos, guía turístico y cofundador de la Asociación de Guías de Turismo de Colonia, explica a El País que su nombre “es, por un lado, un invento
La millonaria inversión busca recuperar el monumento histórico pero, además, propone una innovadora propuesta denominada “abierto por obras” que es “una novedad en América”. Las visitas se realizan los viernes, sábados y domingos, con un costo de $150. En el recorrido se puede apreciar cómo se reconstruye la zona y cómo se combina lo viejo con lo nuevo. y, por otro lado, una picaresca popular”. La calle, que se llamó Montevideo Chico y luego Ansina, adquirió la denominación por la que la conocemos de forma oficial en 1975. “En esta calle era donde estaban los prostíbulos más importantes de la ciudad”, dice Pos, “pero en ese entonces se referían a ellos a través de eufemismos. El nombre, con la picardía de lo prohibido, fue quedando”, convirtiéndose en uno de los puntos más importantes del Barrio Sur o Casco Histórico, agrega el guía turístico.
En la zona histórica de Colonia del Sacramento también se ubica el Portón de Campo, conocida a su vez como Puerta de la Ciudadela, que se inauguró en 1745 y fue reconstruida en 1970. Una postal que se repite en cada cámara de los turistas y que tiene a su alrededor una muralla construida en el siglo XVII por los portugueses.
El antiguo muro fue demolido, en gran parte, por los habitantes de la zona en 1859, para continuar con el crecimiento y la urbanización de la ciudad. Sin embargo, el arquitecto Miguel Ángel Odriozola decidió restaurar y conservar este y otros sectores de la ciudad que permitieron, posteriormente, convertirlo en un Patrimonio de la Humanidad.
Para que el Casco Histórico se convirtiera en patrimonio debía preservarse a rajatabla lo original y lo nuevo debía resaltar y diferenciarse, sin romper con su armonía. Odriozola lo hizo y decidió incluir tachas de bronce en la muralla con el objetivo de separar visualmente lo nuevo de lo viejo. Entre sus piedras, se esconde una
rica historia que divide lo original de lo reconstruido, pero que en el todo son imperceptibles.
Carlos Pos, quien además de ser guía turístico es oriundo de Colonia del Sacramento y vive en el barrio histórico, aconseja no perderse los museos que allí se encuentran, caminar por sus antiguas calles y también visitar el faro de la ciudad. Su vista, a la que se llega tras una angosta escalera de caracol, es obligatoria. Desde allí, en el faro inaugurado en 1857, se puede observar el Río de la Plata, la rambla y la rica historia presente en el barrio.
Debajo de él están las ruinas del convento San Francisco, las más antiguas de toda la región, debido a que fue construido en 1960. Años después del incendio, en 1704, que destruyó casi todo el edificio, decidió erguirse el faro y dejar la poca estructura que había quedado.
“Podría estar hablando mucho tiempo de las actividades para hacer en Colonia del Sacramento. Hay para todos los gustos: cultura, historia, paisajes”, continúa Pos. También destaca los atardeceres en el puerto viejo, el candombe por la Plaza Mayor y los restaurantes alrededor de su plaza. No obstante, lo más recomendado por el experto turístico son sus calles: “Cada vueltita que das en el casco te encontrás con algo totalmente diferente y de allí radica su encanto especial”.
Para él, el “laberinto” creado por los portugueses es ideal para transitarlo en busca de historias. Ellos, a diferencia de los españoles, “se ubicaban en el lugar, veían de dónde vienen los vientos predominantes, por qué lugares corría el agua de la lluvia y por dónde podían ser bombardeados. Así creaban intrincadas calles que funcionan como sistemas de defensa”, explica Pos.
ABANICO DE OFERTAS. En el punto más alto de toda Colonia, se encuentra Comarca Las Liebres, un hotel exclusivo, abierto todo el año, que cuenta con dos habitaciones y un restaurante que abre los fines de semana. El resto de los días, la oferta gastronómica está abocada a los huéspedes, para que la experiencia sea única y completa.
Allí las horas transcurren más lentamente, el relax se maximiza, el contacto con la naturaleza crece y quienes se hospedan pueden disfrutar del calor de la estufa en la habitación, de una enorme biblioteca o de dormir una siesta en una hamaca frente a un campo verde sin ruidos, más que los de la naturaleza.
El restaurante, en tanto, cuenta con platos pensados y creados por Hugo Soca. Sus ingredientes provienen de la huerta 100% orgánica con más de 4.000 metros cuadrados de cultivos.
Colonia tiene casas de campo, hoteles cinco estrellas, posadas y hostales. La gran variedad y calidad de alojamiento es también indicio de la eclecticidad de sus visitantes: durante todo el año, el barrio histórico recibe turistas que buscan diferentes ofertas. Y Colonia las tiene.
Se puede disfrutar del campo o de antiguas edificaciones en el Casco Histórico que cuentan con paredes y pisos de más de 300 años. También de hoteles de nivel internacional con casinos y variedad de servicios.
Hay ofertas de todos los precios: convirtiéndolo no solo un destino para cualquier mes del año, sino también accesible económicamente para todos.
A ORILLAS DEL RÍO DE LA PLATA.
Escuchar el mar. Mirar las olas del río acercarse a la costa. Sentir el aroma de un plato con más de 12 horas de elaboración mientras se acerca a la mesa. Disfrutar del perfecto maridaje de un vino, así como de quesos de cabra producidos en la zona. Un sitio moderno que se fusiona con lo histórico de Colonia del Sacramento: así es la propuesta de Charco, ubicado a pasos de la Calle de los Suspiros.
El jefe de cocina, Víctor Corujo, junto a todo su equipo tienen una oferta gastronómica diferente y particular. Desde ravioles de calabaza con salsa de queso brie hasta una bondiola con una salsa que tiene 25 ingredientes, acompañado de un puré de boniato y zanahoria con queso de cabra. Los aromas de cada plato te transportan a la delicada preparación que tienen cada una de sus propuestas. “No hacemos platos medianamente raros, sino propuestas que le lleguen a la gente”. Según Corujo buscan que sus platos sean diferentes. Y lo logran.
Además de un plato elaborado y pensado en sus cocinas, Corujo recomienda disfrutar de una comida callejera, hecha por los habitantes de la ciudad.