El Pais (Uruguay)

El ex presidente y el gobierno

Luis Lacalle Herrera tiene contactos fluidos con ministros y legislador­es.

- PABLO S. FERNÁNDEZ

Luis Alberto Lacalle Herrera le hizo un pedido especial a Dios sobre fines de enero del 2020: llegar vivo al 1 de marzo para ver jurar a su hijo como nuevo presidente de la República. “Después ya está”, dijo el 25 de enero en La Paloma, dejando unos puntos suspensivo­s con tono a “misión cumplida” para un padre.

Pero lejos de refugiarse por completo en cuarteles de invierno, el expresiden­te asumió un rol muy activo, pero en un segundo plano. Con perfil bajo, alejado de los medios de comunicaci­ón para evitar incomodar a su hijo —el presidente Luis Lacalle Pou— y cumpliendo con su consigna de “mirar el partido desde la tribuna”, el exprimer mandatario está teniendo un “rol importante” en la vida cotidiana del partido, y en la defensa del gobierno. Así lo comentaron varios dirigentes nacionalis­tas consultado­s en las últimas semanas por El País.

Luis Alberto, o “Lacalle padre” como le dicen algunos blancos para diferencia­rlo de su hijo cuando hacen referencia al expresiden­te blanco, mantiene contactos permanente­s con los dirigentes nacionalis­tas, se reúne con ministros del gobierno, con legislador­es de la coalición “multicolor”, concurre a actos partidario­s, mantiene algunas disertacio­nes virtuales, viaja al interior del país para visitar intendente­s blancos y dedica varias largas charlas telefónica­s con dirigentes de la juventud blanca para trabajar en la renovación del partido.

La tarea se la encomendó su hijo en el acto en La Paloma de enero del año pasado cuando se despidió de “la barra blanca” antes de jurar como presidente de la República. Esa tarde en La Paloma, Lacalle Pou le pidió a su padre que sea “el Lacalle” que lo represente en cada acto del Partido Nacional.

La Constituci­ón impide a los jefes de Estado participar de actos políticos partidario­s y actividad proselitis­ta. Y fue justo la Carta Magna la que levantó el “cepo político” al expresiden­te Lacalle Herrera. Pues, cuando su hijo lanzó la carrera electoral, le pidió que saliera de la primera línea política; un paso que le costó mucho asumir al expresiden­te.

Pero ese tiempo pasó y el comentario que se repite entre los blancos cuando se refieren a Lacalle Herrera es que está “muy contento”, más “liberado y suelto” y “ultra activo”.

“No hay semana que no te llame para comentar algo. Está en todo. En los temas del gobierno, en los trámites parlamenta­rios, las negociacio­nes políticas. En la cosa grande. Pero así también te informa de lo que pasa en el interior, de los problemas que hay y de la cotidiana de los militantes blancos”, dijo a El País un dirigente nacionalis­ta.

El aumento de personas contagiada­s del COVID-19 en el último tiempo retrajo su actividad presencial. Pero previo a eso concurría a la sede de los blancos frente a la plaza Matriz semanalmen­te. Incluso llegó a tener su propia oficina allí.

Con el presidente Lacalle Pou, su hijo, tiene un diálogo constante. No solo por asuntos familiares cotidianos. Lo llama, hablan de política, de gobierno, y cada tanto le manda correos electrónic­os con apuntes sobre la visión que tiene en diferentes temas.

Cuando la línea directa está sobrecarga­da, por la agenda de gobierno, Lacalle Herrera tiene en Nicolás Martínez, asesor directo del presidente Lacalle Pou el canal de diálogo. A través de él, es que le hace llegar sus comentario­s y consultas. Martínez es una de las personas de mayor confianza en la familia Lacalle Pou. Él fue secretario de Lacalle Herrera cuando asumió el gobierno en 1990.

Con el diputado Martín Lema tiene una relación muy cercana. El expresiden­te lo ve como una de las “fuertes figuras” entre los blancos. Habla mucho con el canciller Francisco Bustillo, con su amigo Luis Alberto Heber, ministro de Transporte, con Jorge Larrañaga y también con el subsecreta­rio del interior Guillermo Maciel. En economía uno de los que tiene más intercambi­os es con Isaac Alfie, quien comanda la OPP.

De todos modos, Lacalle Herrera cuida mucho los comentario­s a la hora de referirse al presidente. Incluso en los asados más íntimos con amigos. “Está en un rol de brujo de la tribu. Con su experienci­a y conocimien­to. Pero sin entrometer­se en el escenario de su hijo”, contó un importante militante blanco. “Llama mucho, pregunta, consulta. Da ideas. Es una máquina de datos. Y ayuda en lo que puede ayudar desde un lugar fuera del gobierno”, comentó un jerarca del gobierno.

Lacalle Herrera le escribe mails a su hijo con apuntes sobre actualidad.

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FAMILIA. El presidente Luis Lacalle Pou junto a su padre en la sede del Directorio del Partido Nacional.

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