Un cáncer que no debería existir
El cáncer de cuello uterino es 100% prevenible y detectado a tiempo curable en un 95%
Cáncer de cuello uterino es 100% prevenible, según los especialistas.
El cáncer de cuello uterino es una patología que no debería existir”. Ese es el mensaje central en este Mes Mundial de la Prevención del Cáncer de Cuello Uterino (el día concreto es el viernes 26 de marzo).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene como meta la eliminación de este cáncer hacia el año 2030.
“El sueño de los ginecólogos es que la gente no se muera de cáncer de cuello uterino porque es una muerte que no debería ocurrir, como la de los accidentes de tránsito”, insistió la ginecóloga Natalia Pérez, secretaria de la Sociedad Ginecotocológica del Uruguay (SGU).
¿Por qué? “Porque existe prevención primaria y, cuando tenemos las lesiones preinvasoras, que son las lesiones que se van a transformar en cáncer, las podemos tratar”, explicó la profesional sobre una patología que es más frecuente en los países más pobres o desprotegidos.
Es un cáncer 100% prevenible, único con esta característica, y si se detecta a tiempo es curable en el 95% de los casos.
Hay dos formas complementarias de prevención, la primaria y la secundaria.
PRIMARIA. La primera forma de prevenirlo es evitando la infección por el Virus del Papiloma Humano (HPV ), cosa que se hace usando preservativos en todas las relaciones sexuales y administrando la vacuna del HPV.
“El HPV es un virus que se contagia principalmente por las relaciones sexuales, pero no solo por la penetración, también por contacto. Por eso usar preservativo es importante para disminuir la cantidad de virus que pasa a la otra persona, pero igual se puede contagiar”, explicó Pérez.
La otra herramienta es la vacuna, que protege del virus. “Entre el 95% y el 99% de los cánceres de cuello uterino son provocados por el virus del HPV, que no solo provoca este cáncer sino también otras lesiones y patologías. Puede producir cáncer de vulva, de canal anal, de toda la zona genital. Eso también lo previene la vacuna”, apuntó.
En Uruguay la vacuna es parte del Certificado Esquema de Vacunación y se administra a las adolescentes a partir de los 11 años de edad en forma gratuita. Aún así no se ha llegado a un nivel de vacunación que pueda proteger a toda la población, sea porque a la gente le falta información o porque no se quiere vacunar porque piensa que es una patología que no la va a alcanzar o que puede controlar de otra manera.
En un principio se recomendaba la vacunación antes de que la niña tuviera su primera relación sexual porque entre los 9 y 14 años de edad es cuando el organismo genera más defensas contra el virus del HPV. Pero con el tiempo se vio que la vacuna también hace formar anticuerpos a quienes superan ese rango etario.
“Incluso hay un estudio que avala el uso de la vacuna hasta los 47 años. Se vio que siempre es mayor la inmunidad que genera la vacuna que la que generamos nosotros mismos frente al virus, porque es un virus muy localizado. Entonces el sistema inmune no lo detecta y forma pocos anticuerpos contra él”, detalló Pérez.
En Uruguay, el Estado cubre la vacuna hasta los 23 años, si no tiene un costo que ronda los US$ 100 cada dosis. Después de los 15 años se deben administrar tres. “No es que la gente no se vacune porque no quiera, a veces no puede”, apuntó la ginecóloga.
SECUNDARIA. La otra forma de prevención consiste en la detección y tratamiento a tiempo de lesiones precancerosas, que son lesiones que no presentan síntomas visibles. “No hay síntomas, cuando los dan es porque el cáncer está avanzado”, explicó Pérez.
El test de tamizaje disponible actualmente en Uruguay para la detección es el Papanicolau (PAP) también llamado colcitopología oncológica. Consiste en tomar una muestra de células que descaman en forma natural del cuello uterino para su análisis.
En Uruguay, todas las usuarias del Sistema Nacional Integrado de Salud tienen acceso al PAP, pudiendo tomar un día de licencia anual paga para su realización.
Es un método de screening porque se aplica a la población general, a toda la población que se supone que está sana.
“El PAP separa a la población en dos: la que no tiene nada y la puedo dejar ir hasta el próximo control, y la que tengo que estudiar. Un PAP patológico no quiere decir que la paciente tenga algo, quiere decir que tengo que hacerle otros estudios”, señaló Pérez.
Se lo recomienda hacer una vez al año, dos o tres años seguidos, y después se puede espaciar cada tres años, dependerá de los factores de riesgo que tenga la persona y sus antecedentes.
Actualmente en muchos países, incluido Uruguay, se está utilizando también como método de screening el test de HPV, que detecta si se tiene el tipo que causa cáncer. Hay muchos tipos de HPV, pero hay dos que son los principales responsables del cáncer.
El test consiste en una muestra vaginal que se analiza por PCR. Pérez aclaró que si se detecta el virus “no significa que se vaya a desarrollar cáncer, depende mucho de la inmunidad de cada uno. Puedo contagiarme de un HPV de alto riesgo y no pasarme nada, me curo. Tengo la posibilidad de tener una lesión preinvasora o cáncer cuando ese virus persiste en mi organismo por unos años”.
La SGU está procurando que este test sea incluido en el PIAS (Plan Integral de Atención en Salud, lo que las mutualistas deben darle a sus socios). “Lo bueno que tiene es que si da negativo tenés de tres a cinco años de libertad de volver a hacerlo”, indicó Pérez.
Remarcó que detectado en etapas tempranas el cáncer de cuello uterino es 100% curable. Quienes mueren es porque están fuera de tiempo para ser tratados con cirugía.
“El tratamiento dependerá de las etapas en que esté el cáncer y lo decide el ginecólogo oncólogo”, concluyó Pérez.