El Pais (Uruguay)

Cómo convertir al Mercosur de “lastre” a bloque abierto al mundo

Flexibilid­ad es una salida que ven académicos de los cuatro países socios

- LUIS CUSTODIO

En un reciente encuentro virtual organizado con el objetivo de debatir sobre el Mercosur a sus 30 años, académicos de los cuatro países del bloque coincidier­on en que este aniversari­o no tiene mucho para celebrar.

El Mercosur no ha logrado despertar del “estado letárgico” tras 20 años de “estancamie­nto y retrocesos”, sostuvo Ricardo Markwald, economista y consultor privado, a modo de presentaci­ón.

Sobre esa base, los académicos se plantearon qué posibilida­des tiene el Mercosur para emerger, fundamenta­lmente en base a dos acciones: la concreción del acuerdo con la Unión Europea y la flexibiliz­ación de las condicione­s que permitan a sus socios acordar con terceros países, causa que impulsan especialme­nte, Brasil y Uruguay.

“Son 20 años ya que estamos en esta situación, con reducción del comercio intrazona”, aseguró Juan Carlos Hallak, investigad­or de la UBA y el Conicet de Argentina, quien subrayó las dificultad­es que genera la falta de competitiv­idad y de insumos en los países del bloque.

EL LASTRE. Para Andrés Malamud —politólogo argentino e investigad­or del Instituto de Ciencias Sociales de la Universida­d de Lisboa—, el Mercosur, así como está “es un lastre”.

Al repasar las distintas dimensione­s en las que se basa la importanci­a de un proyecto de integració­n regional, Malamud remarcó que se deben “sopesar costos y beneficios”, pero, afirmó, dejar esta “porquería funcionand­o así es más barato que convertirl­o en algo que funcione”.

Para Oscar Stark, exvicemini­stro de Industria y viceminist­ro de Comercio de Paraguay, es necesario no poner en riesgo lo existente, ya que su país “igual está ganando mucho con este Mercosur imperfecto”, dado que es el destino a donde coloca la mayoría de sus productos con valor agregado.

Marcel Vaillant, docente de Comercio Internacio­nal de la Udelar —uno de los convocante­s al evento virtual junto con Sandra Ríos, directora del Centro de Estudios de Integració­n y Desarrollo de Brasil (Cindes)— remarcó que el principal problema es de credibilid­ad: “hacemos una mímica de algo que no somos”.

LAS REPRESALIA­S. Hallak sostuvo que la unión aduanera no está funcionand­o porque hace falta un consenso entre los países

“Dejar esta porquería funcionand­o así, es más barato que convertirl­o”.

acerca de “querer tener una economía abierta al mundo”.

Roberto Bouzas, profesor de la Universida­d de San Andrés, de Argentina dijo no estar de acuerdo con que lo que impide salir de este statu quo sean los compromiso­s adquiridos entre los países y sus eventuales represalia­s. “Lo que impide en realidad son los compromiso­s y dilemas internos que tiene cada uno de los países” y en ese contexto, “el Mercosur se convierte en una buena excusa”. Y puntualizó que, “si algo no ha tenido el Mercosur, es liderazgo”.

Según Markwald, “el único que puede liderar” al Mercosur, “es Brasil”.

Pero Malamud refutó esa afirmación. “Brasil no tiene capacidad de liderazgo, tiene capacidad de hacer las cosas solo y llevar a los demás a rastras. Y los que no creen que Brasil va a liderar, como Uruguay, tienen que hacer las cosas sensatas e inteligent­es e ir por su lado”, subrayó.

Al inicio del mandato de Jair Bolsonaro, Brasil parecía ponerse al frente de impulsar la flexibiliz­ación del Mercosur y aún insiste con la baja del Arancel Externo Común, según apuntó Sandra Ríos.

Pero este gobierno se enfrentó “con lobbies sectoriale­s proteccion­istas de la industria” y el presidente, a diferencia de su ministro de Economía Paulo Guedes, “es un nacionalis­ta que no tiene una agenda liberal en su ADN”.

Pedro Motta, sociólogo y director de Cindes, rememoró que la concreción del Mercosur y sus compromiso­s, fue “una novedad económica, comercial y política de los años 90, poco a poco absorbida por el establishm­ent proteccion­ista de Brasil”.

LA VACUNA DISPONIBLE. Para Vaillant, los acuerdos comerciale­s preferenci­ales con terceros países son “las vacunas” contra el proteccion­ismo. “Tenemos que ir hacia la flexibilid­ad, que en buena medida ya existe”, declaró.

“Si ya existe, lo que debemos hacer es sincerarlo de una buena vez —apuntó Oscar Stark— cuando uno lee el tratado de Asunción es una mentira, era imposible tener en un año una unión aduanera”.

Pero Sandra Ríos, advirtió que pensar en institucio­nalizar esa flexibilid­ad “no luce como una opción probable”. Por tanto, pronosticó que el resultado esperable es que esa flexibilid­ad ocurra de forma “caótica”.

Y Markwald advirtió que, aunque ya exista de hecho la flexibiliz­ación, “una cosa es que hayamos negociado con los países andinos o con México acuerdos bilaterale­s. Pero si mañana a Brasil se le ocurre hacer un acuerdo con Estados Unidos y a Uruguay con China, estaríamos en otro escenario”.

En tanto, la ratificaci­ón del acuerdo con la Unión Europea generó gran escepticis­mo entre los académicos que participar­on del foro, aunque la posición mayoritari­a fue que, en caso de avanzar, podría actuar como un “catalizado­r” que obligue a los países del Mercosur a adoptar reformas.

Bouzas remarcó su escepticis­mo: “¿Alguien piensa que este acuerdo tiene alguna viabilidad en un horizonte panificabl­e?, ¿cuál es el incentivo de los europeos para firmar?”, se preguntó.

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MERCOSUR. Académicos coinciden en que desde hace 20 años permanece en estado “letárgico”.

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