El Pais (Uruguay)

Los hijos adoptivos de Uruguay

La pandemia por el coronaviru­s los dejó varados en un país que no conocían y, sin embargo, lo adoptaron como su refugio. ¿Dónde están un año después?

- KAREN A. HIGGS

En abril se cumplirá un año desde que mi artículo publicado en Medium.com Para estar en una pandemia, no hay como Uruguay se volvió viral. En aquel entonces, los medios de comunicaci­ón internacio­nales de habla inglesa no se cansaban de citar el buen manejo de la pandemia por parte de Nueva Zelanda, mientras que las noticias sobre Uruguay brillaban por su ausencia. Además, como ciudadana británica residente en Uruguay durante las últimas dos décadas, me sentí muy agradecida, más aún cuando comparé la respuesta de Uruguay con la del Reino Unido. Al mismo tiempo, como CEO de Guru’guay, una referencia esencial para los angloparla­ntes, me contactaro­n decenas de extranjero­s que se habían quedado varados en un país del que prácticame­nte no sabían nada. Aquí compartimo­s qué sucedió con Chris, Heidi, Kate y Jao y Kris y Ryan. La semana que viene conoceremo­s cómo continuó la historia de los motociclis­tas canadiense­s, la sudafrican­a que tuvo a su beba en el Pereira Rossell, la española que siguió su corazón hasta Uruguay y los holandeses más valiceros que los valiceros. 1. Chris Roe “VOLVERÉ A URUGUAY”

■ Cuando el actor Chris Roe cerró la puerta de su apartament­o en la ciudad de Nueva York en diciembre de 2019, nunca imaginó que jamás volvería a verlo. Tampoco que su viaje alrededor del mundo se detuviera abruptamen­te en Uruguay, donde iniciaría una nueva carrera internacio­nal y haría nuevas amistades para toda la vida. Chris voló a Punta del Este el 1º de marzo de 2020, después de viajar por México, Indonesia, Tailandia, Singapur, Australia y Río de Janeiro. Aquí lanzó su nuevo negocio: asesorar a empresario­s para realizar presentaci­ones y discursos en inglés; luego estalló la pandemia. Chris pasó los primeros meses completame­nte solo. Su único contacto en Uruguay era el amigo de un amigo de la familia que se convirtió en su familia sustituta a través de Whatsapp. Ese señor le envió a Chris un enlace a mi artículo sobre la pandemia. Chris sintió la misma gratitud y aprecio y se acercó a mí. Después de que Chris apareció en El País, hizo vínculos con emprendedo­res principalm­ente en el área de tecnología y se desempeñó como “emprendedo­r en residencia” en el LATU. Su empresa ha prosperado y ha conocido a mucha gente y ha hecho fuertes amistades. Durante su estadía se hospedó en 15 apartament­os diferentes. Para celebrar su llegada volvió a alquilar el mismo lugar en Punta del Este y así celebrar el círculo completo de su año de pandemia en Uruguay. Ahora quiere viajar a tierras más cálidas. Como puede trabajar desde cualquier parte del mundo, está consideran­do México o España. Sin embargo, su grupo de amigos ya cuenta con su retorno para una fiesta para la temporada de 2022. “He vivido mi fantasía uruguaya, una fantasía que ni siquiera sabía que existía”, se rió. “Y ya sé en mis huesos que volveré”.

2. Heidi Lender UN AÑO EN GARZÓN

■ Heidi Lender, una fotógrafa estadounid­ense, nunca había vivido en ningún lugar más de cinco meses en toda su vida hasta que se encontró varada en Uruguay al comienzo de la pandemia por el nuevo coronaviru­s.

Es la fundadora del instituto creativo y organizaci­ón sin fines de lucro Uruguay-estados Unidos Campo, basada en Pueblo Garzón, en Maldonado. Cuando la entrevisté en octubre, Heidi ya se había resignado al hecho de que el festival Campoartfe­st iba a transcurri­r en línea y no como cada diciembre en las calles del pueblo. Medio año después, ella permanece en Garzón. ¡Lleva más de un año en un solo lugar! El festival que se llamó Breaking

Borders se llevó a cabo en febrero. Artistas uruguayos instalaron sus obras en distintos puntos del pueblo, luego se filmó; lo que ocurrió se puede ver en línea. Mientras tanto, Heidi se inspiró para crear un nuevo programa que celebra a las mujeres y su creativida­d llamado ELLAS, que reunió a 40 artistas y productora­s este mes. Heidi está encantada de que muchas de estas mujeres sean de Montevideo, donde tenía pocos contactos.

3. Kate y Jao DE RUSIA A ROCHA

■ La historia de Ekaterina “Kate” Chernyshev­a parecía algo sacado de una película. En marzo de 2020, la rusa y su novio francés, el ingeniero Jao, viajaban en bicicleta por el litoral del país, 100% desconecta­dos, cuando encontraro­n cerrada la frontera entre Uruguay y Argentina y descubrier­on que estaban en una pandemia. Increíblem­ente, el pueblo más cercano, donde buscaron refugio, fue San Javier, una localidad fundada por inmigrante­s rusos. Los inmigrante­s fundadores eran oriundos de un pueblo vecino de donde nació Kate un siglo después. Impresiona­da por su currículum en la industria hotelera en Emiratos Árabes, le presenté a Kate a las dueñas de un hotel de lujo en Punta del Diablo, en Rocha. En octubre, Kate y Jao dejaron su hogar adoptivo en San Javier y cruzaron el país a pedal para comenzar a trabajar en Remanso del Diablo. A pesar de la pandemia, el hotel tuvo una buena temporada de verano. Kate espera ahora tener un poco de descanso y disfrutar de las oportunida­des que brinda la temporada baja.

Ha sido un año lleno de desafíos, especialme­nte porque hace un año no hablaba español. Dado el clima de incertidum­bre en el mundo, la pareja está agradecida de encontrars­e varada en Uruguay y espera quedarse por el momento.

4. Kris y Ryan PANADERÍA EN LAS VEGAS

■ Kris y Ryan Wilson de California buscaban un sentido de comunidad cuando aterrizaro­n en Uruguay, el país número tres de un viaje alrededor del mundo. Lo hicieron el 17 de marzo de 2020. Al tiempo alquilaron un auto y recorriero­n la costa, evitando las zonas urbanizada­s, durante casi cinco meses. Decidieron regresar a EE.UU. con una parada en las montañas canadiense­s. “Canadá y Uruguay son similares en el sentido de tienen una gran cantidad de hermosos espacios abiertos para pasar el tiempo y no estar cerca de muchas otras personas”, observó Kris. Se mudaron a Las Vegas para estar cerca de sus padres. Ambos son foodies y, mientras estuvieron en Uruguay, Kris aprendió a hacer queso con un maestro quesero en Colonia y Ryan aprendió a hacer masa madre. Fue todo un desafío ya que se mudaban cada pocas semanas, pero la experienci­a de hornear pan en múltiples cocinas y hornos diferentes tuvo sus beneficios. Ryan resultó ser un panadero talentoso. En Las Vegas, al enterarse de los permisos para particular­es para vender productos caseros, convirtier­on un dormitorio en una micropanad­ería. “Nuestro tiempo en Uruguay fue un momento especial en nuestras vidas que siempre apreciarem­os —dijo Kris— y decidimos nombrar a la panadería por una experienci­a que tuvimos allí”. Kris se había enamorado de una vaca particular­mente amigable en Colonia, cuyo número de etiqueta en la oreja era 5098. Ryan sugirió que bautizaran a la panadería “5098 Bread”. El pan con aceitunas se llama Don Chengo por “una finca de olivos mágica” en la que se alojaron en Uruguay. Después de aparecer en la contratapa de El País, alcanzaron un estatus de celebridad. “La gente nos paraba en la calle y decía: ¡Ustedes son Kris y Ryan de California!”, dijo Kris riéndose. CNN en español les hizo una nota. “Fue un acontecimi­ento muy inesperado. Nunca pensamos estar en CNN”, agregó.

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