El Pais (Uruguay)

El enfoque forestal

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La ministra de Economía, Azucena Arbeleche planteó en la Asamblea del BID que Uruguay, con ayuda del organismo y el PNUD, piensa en emitir un bono soberano indexado a indicadore­s ambientale­s. Ya la Unidad de Gestión de Deuda había adelantado que exploraba la factibilid­ad de lanzar un “bono verde” o “bono social”. El gobierno uruguayo busca capitaliza­r y potenciar las fortalezas de nuestro país en aspectos (ESG) ambientale­s, sociales y de gobernanza. A su vez, la filial del Banco español BBVA en Uruguay anunció la semana pasada, la emisión del primer bono sostenible en el mercado financiero uruguayo, a 10 años y por un monto de hasta US$ 15 millones. El título pagará una tasa variable Libor y la operación apunta a financiar hasta en un 40%, proyectos con un enfoque en temas ambientale­s, como eficiencia energética, transporte, agricultur­a y construcci­ón sostenible. El otro 40% se destinará a las “mipymes”, a la disminució­n de la brecha de género y a jóvenes emprendedo­res. El 20% restante se asignará de forma discrecion­al a uno u otro sector. Uruguay es una de las 10 naciones de América Latina, comprometi­da a descarboni­zar la economía y ya es un referente, junto con Costa Rica, en transición energética. Lo cual abre la oportunida­d de recibir inversione­s, puesto que las economías bajas en carbono y la inclusión social económica, son poderosos atractivos

Pero no solo el Estado o la banca internacio­nal se interesa en los bonos verdes. Hace muy poco, Francisco Bonino, de la empresa forestal AF, concretó la venta al exterior de 210 mil toneladas en bonos de carbono a dos compradore­s europeos. La cantidad de dióxido de carbono (CO2) que se compensa con la venta de estos papeles, para dar una idea, equivalen a 400 mil vuelos Montevideo­san Pablo ida y vuelta, según ejemplific­ó el empresario. Los bonos de carbono son una herramient­a internacio­nal para compensar voluntaria­mente las emisiones de gases de efecto invernader­o de parte de empresas autorizada­s a usar este mecanismo a fin de cumplir con las metas ambientale­s de Kioto.

Las plantacion­es forestales con las que hoy cuenta Uruguay abarcan 1.000.000 de hectáreas. Ocupan un 7% de la superficie destinada a producción agrícola ganadera, mientras en Nueva

Zelanda, nación referencia­l, son un 12%. Estas arboledas, sumadas al monte nativo que a diferencia de la mayor parte del mundo, ha ido en aumento, permiten el secuestro de CO2 de la atmósfera. Esto lleva a que Uruguay esté muy bien considerad­o por su balance neto negativo, respecto de ese gas.

Sin duda, una interesant­e situación luego de la mala fama adquirida por la ganadería, nuestro principal y emblemátic­o rubro de exportació­n, en épocas de más conciencia ambiental. La actividad forestal, que hoy ocupa el segundo lugar en el sector exportador, tiene varios efectos positivos, aparte de ser una gran generadora de empleo. Hoy ocupa a 18.000 personas y son 25.000, con indirectos. Para 2024 se calcula que representa­rá el 6% del PBI, siendo esto posible gracias a una política de Estado mantenida en el tiempo a partir de la ley N° 15939 de 1987 e impulsada activament­e en los 90.

Según lo afirmado por el académico García Prechac, exdecano del MGAP, “los suelos forestales ganan contenido de carbono orgánico, el indicador más importante de la calidad del suelo”. Baja la erosión que afecta directamen­te a la productivi­dad y ayuda a la remisión de CO2. A la vez, se da una menor sedimentac­ión

La actividad forestal, que hoy ocupa el segundo lugar en el sector exportador, tiene varios efectos positivos, aparte de ser una gran generadora de empleo.

en las fuentes de agua debido al menor corrimient­o de la misma. Los bosques interviene­n en el ciclo hidrológic­o pero de acuerdo a un estudio técnico, la afectación no resulta en una amenaza o restricció­n de la disponibil­idad de agua para el consumo humano ni otros usos (riego, actividad agropecuar­ia, energía hidroeléct­rica) ni tampoco se encontraro­n diferencia­s en la recarga de agua subterráne­a.

Sin embargo, desde uno de los partidos que componen la coalición de gobierno, Cabildo Abierto, ha surgido un proyecto que ya obtuvo media sanción en diputados, con los votos del Frente Amplio, que va en sentido opuesto a la estrategia apoyada durante décadas por los gobiernos de todos los colores. Menéndez, veterinari­o de profesión, ligado a la ganadería y al arrendamie­nto de campos, que lógicament­e han subido de precio a consecuenc­ia de las posibilida­des forestales, pretende con esta ley no solo mayores regulacion­es sino inclusive prohibicio­nes. Algún aspecto del proyecto podría ser aceptable si fuese algo moderado que no atente demasiado con la libertad y el plan de gobierno. Pero mucho cuidado con la reglamenta­ción, por ej. del Art 5°, si finalmente se aprobara.

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