Las teorías en torno al laboratorio de Wuhan
El equipo de la OMS que investigó el origen del coronavirus en Wuhan concluyó que es “extremadamente improbable” que el patógeno se originara en el laboratorio de máxima seguridad de la ciudad china.
Pero esto quizá no acabe de descartar la teoría que impulsó el expresidente estadounidense Donald Trump, y que ganó peso con el secretismo chino.
El Instituto de Virología de Wuhan alberga el Centro de Cultivo de Virus, el banco de virus más importante de Asia donde se preservan más de 1.500 variedades y es capaz de manejar patógenos de clase 4 (P4, la más alta posible), es decir virus peligrosos que se transmiten de persona a persona, como el ébola.
El laboratorio P4 costó 300 millones de yuanes (42 millones de dólares) y se terminó en 2015, aunque no se abrió hasta 2018. El instituto también tiene un laboratorio de nivel P3, que incluye varios coronavirus y que está operativo desde 2012.
En febrero de 2020, un grupo de investigadores publicó un trabajo que concluía que la constitución genética del nuevo virus era un 80% similar al coronavirus del SARS, y el 96% era idéntico al coronavirus encontrado en los murciélagos.
Liang Wannian, el jefe de los científicos chinos de la misión de la OMS, dijo al término de la misma que la transmisión animal sigue siendo la vía más probable, pero que aún “queda por identificar el huésped reservorio”.
Con anterioridad, cables diplomáticos estadounidenses, de los que se hizo eco el Washington Post, habían revelado la preocupación en el gobierno de Trump sobre las medidas de seguridad del laboratorio de Wuhan.
El exsecretario de Estado Mike Pompeo insistió el año pasado en que había “pruebas significativas” de que el virus procedía del laboratorio aunque no las presentó.
Publicaciones como Le Monde y el Wall Street Journal, así como científicos de Harvard y Stanford, mantuvieron viva la teoría con la publicación de artículos e informes que aseguraban que era una posibilidad.