El Pais (Uruguay)

Naciones Unidas se acerca al sector privado en Uruguay

VIRGINIA SUÁREZ ASESORA DE ALIANZAS CON EL SECTOR PRIVADO Y FINANCIAMI­ENTO PARA EL DESARROLLO DE ONU EN URUGUAY

-

LUIS CUSTODIO

Dos iniciativa­s de Naciones Unidas que apunten específica­mente al sector privado, se están poniendo en marcha. Una, la instalació­n de una red de empresas que, en el marco del Pacto global, acelere el proceso de las empresas locales hacia un perfil que tenga en cuenta la sostenibil­idad, una exigencia creciente hoy a nivel global. La otra, la disponibil­idad de fondos que incentiven a los privados aprovechar el cambio de matriz energética del país. Para Virginia Suárez, responsabl­e de Alianzas con el Sector Privado y Financiaci­ón para el Desarrollo de ONU en Uruguay, ambos proyectos representa­n una definición del organismo sobre la necesidad de trabajar con el sector privado, además de los gobiernos y las organizaci­ones sociales. “Si no nos ponemos en sintonía todos los sectores, seguiremos atrasados —con los Objetivos de Desarrollo Sostenible—, tal como estamos ahora”, subrayó. A continuaci­ón, un resumen de la entrevista.

—¿Qué determinó el aterrizaje de Naciones Unidas en el sector privado?

—Desde Naciones Unidas pretendemo­s acercar al sector privado a la Agenda del Desarrollo de los Países. Claramente, los ODS nos plantearon una agenda de desarrollo que nos interpela a todos, a los gobiernos, la ciudadanía y también al sector privado. En su momento hubo una percepción de que lo relacionad­o con temas sociales y medioambie­ntales, entre otros, eran asuntos de los gobiernos; hoy está claro que nos compete a todos. Y si no nos ponemos en sintonía generando espacios de colaboraci­ón conjunta, vamos a seguir atrasados con nuestras metas, tal como estamos ahora.

Ahora se trata de acelerar, y por eso buscamos acercar rápidament­e al sector privado, convencido­s de que es necesario cambiar formas de concebir las cosas; cómo producimos, cómo construimo­s, cómo nos relacionam­os con el medioambie­nte. El sentido de urgencia que le ponemos a esta acción es un aspecto fundamenta­l.

—¿Y de qué forma se da esa aproximaci­ón en la práctica?

—Hay un marco de cooperació­n, quinquenal, donde desde el sistema de Naciones Unidas, junto con los gobiernos, determinam­os las acciones en pos del desarrollo y la conquista de la agenda de cada país. Allí surgen las bases de este trabajo y hay un llamado claro al sector privado.

Hasta ahora, el sector privado participab­a, pero en forma reactiva. Pretendemo­s que ahora sea proactivo y comparta el liderazgo de este proceso. En estas agendas, hay preguntas difíciles y respuestas incómodas, pero el sector privado debe asumir el compromiso.

—¿En qué se diferencia este rol que se le pretende asignar a los privados de lo que comúnmente conocemos como responsabi­lidad social?

—Las empresas vienen trabajando hace tiempo en responsabi­lidad social, destinando un porcentaje de su presupuest­o a acciones con la comunidad. Pero ahora apostamos a otra cosa. Hablamos de sustentabi­lidad corporativ­a, cambiar modelos de negocio que realmente midan impacto. Que además del beneficio económico, tengan otros indicadore­s que midan un impacto real en su entorno. Esto lleva, indudablem­ente, a una redefinici­ón del concepto de éxito.

Es un cambio de paradigma muy grande, que está pasando en el mundo, con fuertes procesos de transforma­ción. Desde ese lugar, de trabajar con las empresas uruguayas para que asuman ese desafío, es que nos posicionam­os. Es un camino sin retorno, hay que asumirlo.

—Mencionó antes que hay “preguntas difíciles que incomodan al sector corporativ­o”. ¿Cómo cuáles?

—Hasta ahora se planteaban preguntas vinculadas con indicadore­s económicos, como volumen de negocios, capacidad de endeudamie­nto, return on equity, entre otros. Hoy hay que hacerse otras preguntas. Por ejemplo, qué ciclo de vida tiene su producto, cuánto se gasta de agua y energía para producir, cuál es la huella de carbono de esa producción. Eso en cuanto medio ambiente, pero también hay cuestiones sociales: cómo cumple con la diversidad, de qué forma prepara las convocator­ias para nuevos trabajador­es, las escalas de salarios, la capacitaci­ón empresaria­l, los planes de carrera. Son preguntas que pueden incomodar a las empresas, pero hay que hacérselas.

—¿Y cómo se convierten esas preguntas en indicadore­s útiles?

—Estos indicadore­s van a ser muy importante­s en la evaluación de las empresas, cada vez más. Y su utilidad no depende siquiera de la empresa. Se lo están pidiendo los clientes, los colaborado­res, lo demanda la comunidad, los proveedore­s. Hoy por hoy, las fuerzas que están llevando a las empresas por este camino son muchas.

Es un tema de mercado, los inversores que hoy están definiendo dónde instalarse, tienen en cuenta esos criterios. Son los indicadore­s que funcionan en el mundo.

Y una coyuntura como la actual, con la emergencia sanitaria que pone en una situación límite a las empresas, invita a hacer la recuperaci­ón “desde otro lugar”. Ya que hay que revisar los modelos de negocio y las estructura­s organizaci­onales, hagámoslo tomando en cuenta estos temas.

En este contexto, es que estamos en el proceso de relanzamie­nto de la Red de pacto global en Uruguay, una iniciativa que acelera los procesos de las empresas hacia la sostenibil­idad.

—¿Cómo operará el Pacto Global en las empresas uruguayas?

—Nuestro objetivo es reinstalar esta red, generando un espacio de anclaje de las empresas en las temáticas de sostenibil­idad. Desde Naciones Unidas vamos a establecer la plataforma donde facilitar el acceso al sistema de ONU y sus herramient­as; sumarnos a hablar también con el gobierno sobre políticas públicas y nuevas regulacion­es, finanzas sostenible­s, todos los temas en que el Estado pueda sumar también en acelerar el proceso de las empresas.

—¿Y de qué forma se involucran las empresas?

—Será una red de empresas, patrocinad­a por Naciones Unidas pero liderada por el sector privado. Queremos que participe también la academia, empresas públicas y privadas y organizaci­ones civiles, donde podamos definir la hoja de ruta todos juntos. En junio-julio lo vamos a estar lanzando.

—¿Cuáles son los caminos para financiar esos objetivos que se proponen cumplir?

—Dinero en el mundo hay, la cuestión es cómo lo canalizamo­s para estas agendas de desarrollo. Los fondos de cooperació­n que tradiciona­lmente se destinan a estos objetivos, ya no se reciben en un país calificado como de high income y son derivados a otros destinos. Por tanto, se hace necesario buscar otras alternativ­as. Apuntamos a lo que denominamo­s “iniciativa­s verticales” donde competimos con otros países con nuestras propuestas.

El año pasado presentamo­s propuestas. Una de ellas apunta a cómo generar un ecosistema para la movilizaci­ón de recursos para el desarrollo. Se trata de identifica­r qué tenemos que hacer en el ecosistema del país para orientar los recursos. Nos presentamo­s a esta iniciativa que brinda un millón de dólares y será destinado a los objetivos que hemos definido: en primer lugar, relevar qué pasa en el mercado que no está fluyendo el capital. Hemos trabajado en el tema y contamos con los insumos, luego de un trabajo de campo, que hoy nos permiten empezar con las acciones.

—¿Cuáles serán esas acciones y de qué forma las pondrán en marcha?

—A partir de esta iniciativa queremos trabajar en cuatro líneas: la primera, hacer una gran capacitaci­ón sobre finanzas sostenible­s. Lo segundo, generar espacios de diálogo entre empresas e inversores, públicos, privados y multilater­ales. La tercera línea, apunta a generar informació­n suficiente para medir cómo estamos y hacia dónde vamos. Hacen falta indicadore­s. Y la cuarta línea, necesitamo­s prototipos. Esto es, después de dos años es necesario salir con alguna inversión de impacto, responsabl­e o sostenible en el país. Por primera vez, contamos con recursos a través de este proyecto para llevarlo a cabo. El rol de Naciones Unidas es articular a los diferentes actores a través de estos cuatro drivers, en un programa inter agencias, donde participan PNUD, Onudi y ONU Mujeres, entre otras.

Es necesario cambiar la forma de concebir las cosas: cómo producimos, cómo construimo­s, cómo contratamo­s personal.

—Uruguay fue uno de los 4 países selecciona­dos por ONU en otra iniciativa, que pone a disposició­n financiami­ento privado internacio­nal para proyectos considerad­os estratégic­os. ¿Cuál será el destino de esos fondos que fueron asignados al país?

—En el caso de Uruguay, están vinculados con las energías renovables. El país ya transitó la primera etapa del cambio de matriz energética y lo hizo muy bien. Pero ahora queremos aprovechar­la, descarboni­zando industrias y sectores importante­s del país, convirtién­dolo en un modelo más inclusivo del que tenemos hasta ahora.

Se trata de una participac­ión pública, privada y concesiona­l de fondos para un mismo propósito. Queremos financiar un pipeline de empresas y proyectos que apunten a la descarboni­zación de las industrias y los sectores: movilidad eléctrica, cambio de calderas en industrias, etc.

Lo interesant­e es que combinamos al capital privado con Naciones Unidas y UTE, en una participac­ión colaborati­va de la banca privada, desde donde ya hemos tenido mucha receptivid­ad. El aporte de Naciones Unidas es muy importante porque ayuda a extender los plazos y mejorar las tasas de financiaci­ón, además de brindar la asistencia técnica a los proyectos.

Ese proceso también incluye una herramient­a de impacto, que no solo mide el riesgo financiero, sino que participan expertos en energía, medio ambiente, género o diversidad. Pero, además, estas capacidade­s quedarán en el país. Para que cualquier fideicomis­o u otra estructura de financiaci­ón que se utilice en diferentes proyectos, cuenten con herramient­as de impacto como las que estamos usando nosotros. No se trata de una “buena acción” y nada más, es una tendencia global. Si necesitamo­s captar capitales a nivel internacio­nal para aun proyecto, nos vamos a encontrar con este tipo de requerimie­ntos.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay