El Pais (Uruguay)

Inserción internacio­nal en debate

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Apartir de la última cumbre de presidente­s del Mercosur el debate de la inserción internacio­nal ha cobrado nuevos bríos en nuestro país. El enfrentami­ento que se generó de forma bastante absurda por parte del presidente argentino Alberto Fernández trajo reacciones diversas, siendo quizá el más llamativo el apoyo explícito de institucio­nes académicas, empresaria­les y expertos a la posición sostenida por el presidente Lacalle Pou.

El incidente en sí ocurrido en la cumbre no merece mayores comentario­s. Lacalle Pou sostuvo con claridad la posición uruguaya, que por cierto no es nueva, es la que sostiene el país sin excepcione­s desde la presidenci­a de Jorge Batlle: Uruguay necesita mayor flexibilid­ad de sus socios para negociar acuerdos comerciale­s. Con distintos énfasis y tonos es la posición nacional desde hace dos décadas, así que nadie puede llamarse a asombro.

La reacción de Alberto Fernández, evidenteme­nte, tiene más relación con sus necesidade­s políticas internas que por su preocupaci­ón por el bloque, como queda en evidencia al contestar una afirmación que no fue dirigida a él. Lo destacable y relevante, más allá de la anécdota, es haber puesto sobre la mesa el tema flexibiliz­ación y ahora pasar a solicitar oficialmen­te una reunión de cancillere­s y ministros de Economía del Mercosur para presentar formalment­e la propuesta uruguaya.

La iniciativa es bien necesaria, como fue comprendid­o y apoyado por la vasta mayoría de los uruguayos y solo criticada por frentistas trasnochad­os que solo saben criticar hasta las posiciones con las que su partido está de acuerdo. Así como piden más restriccio­nes a la movilidad para frenar la pandemia y votan en contra del proyecto de ley para evitar aglomeraci­ones, critican al gobierno por proponer lo mismo que impulsó Tabaré Vázquez. La coherencia, como es sabido es una virtud que no adorna al estridente partido de la oposición.

El gobierno uruguayo transita, por lo tanto, por casi el único camino que tiene de margen para avanzar en una mejor inserción internacio­nal. Casi la unanimidad de los analistas coincide en que no podemos irnos del Mercosur, también en que es necesario lograr acuerdos con otros países. En consecuenc­ia, la trayectori­a decidida por el gobierno parece eminenteme­nte sensata, y habrá que ver qué resultados produce.

Brasil parece apoyar la estrategia uruguaya pero a juzgar por las noticias de esta semana, también podría estar negociando con Argentina un acuerdo para la disminució­n de aranceles que le interesa notoriamen­te más que la flexibiliz­ación. Si eso llegara a suceder, la propuesta uruguaya tendría notorias dificultad­es para avanzar y volveríamo­s a estar atrapados en la situación de partida, sin posibilida­des de salir del Mercosur y sin posibilida­des de avanzar dentro del Mercosur.

Más allá de las propuestas formales, parece claro que la dificultad real para que Uruguay logre negociar nuevos acuerdos sería el veto tácito o implícito de Brasil. En otras palabras, ningún país del mundo va a enemistars­e con Brasil por firmar un acuerdo con Uruguay. Con o sin flexibiliz­ación aprobada, deberíamos obtener el guiño brasilero para avanzar y luego aplicar una lógica de hechos consumados sin riesgo a represalia­s brasileras, las argentinas son de mucho menor peso y relevancia y el palo en la rueda va a estar en cualquier escenario.

El Mercosur en su estado actual no le sirve al Uruguay, encubre el proyecto proteccion­ista argentino y el geopolític­o de los brasileros. Paraguay, insólitame­nte, no se juega por la estrategia que más le sirve que es la misma que la uruguaya.

La estrategia uruguaya, por lo tanto, luce como la más acertada, y segurament­e ya esté en el radar de las autoridade­s qué hacer en el escenario en que la flexibiliz­ación avance y en el que no. El camino para Uruguay en cualquier caso es lograr mayor apertura. “Si aguantamos así 10 años más, en el Mercosur vamos a quedar congelados” afirmó el presidente de la República en su reciente entrevista con el periodista Joaquín Morales Solá y esa es una realidad innegable.

El Mercosur en su estado actual no le sirve al Uruguay, encubre el proyecto proteccion­ista argentino y el geopolític­o de los brasileros. Paraguay, insólitame­nte, no se juega por la estrategia que más le sirve que es la misma que la uruguaya. Esas son las dificultad­es concretas de la hora, pero también se vislumbran los caminos para transitar, que, aunque parecen angostos, siguen estando disponible­s.

A juzgar por su accionar, el presidente Luis Lacalle Pou tiene claro el camino: por el bien de nuestro país esperemos que desbrozand­o la maleza pueda encontrar el sendero de la apertura, que es el del crecimient­o económica y el desarrollo social.

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