El Pais (Uruguay)

No es tiempo para las tribunas

Jorge Antunes Montes | Montevideo

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@| No sé si por su profunda apatía intelectua­l o su crónica hemiplejia conceptual pero, evidenteme­nte, los dirigentes de izquierda confundier­on el término “espalda con espalda” y simplement­e se pusieron de espaldas al país. Aclaro que ex profeso mencioné dirigentes de izquierda y no al FA, porque con ello incluyo al Pitcnt, por tratarse de un brazo más de esta fuerza política.

Ya entrando en el tema y analizando las propuestas que han venido presentand­o últimament­e al Gobierno para reducir la movilidad, se podrían resumir en los siguientes puntos:

1. El cierre total de trabajos públicos y privados no esenciales.

2. El pago del subsidio por desempleo a todos los trabajador­es afectados.

3. El pago de una renta básica para todos aquellos trabajador­es informales.

4. El apoyo económico y tributario para las empresas involucrad­as, a los efectos de garantizar­les la posibilida­d de continuida­d.

5. El rechazo, en reiteració­n real, de la prohibició­n de reuniones (Artículo 38 de la constituci­ón).

Suena muy “aceptable” y “agradable” para las tribunas pero, sin tomar los prejuicios socioeconó­micos que esto significa, la pregunta es: ¿cuál de estos puntos garantiza la reducción de la movilidad?

Lamentable­mente ninguno. Ni desde un punto de vista cuantitati­vo como cualitativ­o; y de acuerdo a mi humilde entender de ciudadano común, creo que lo empeora aún más.

Tengamos en cuenta que estas medidas van a ocasionar un número muy importante de personas con más tiempo ocioso que, al no aplicarse el mencionado Artículo 38, toda reunión deja de ser ilegal y entonces, ¿por qué no organizar reuniones, fiestas, marchas y tamborilea­das sin ningún protocolo?

No nos olvidemos que hoy es prohibido y lo hacen igual.

Por esto, creo que lo correcto y justo, por todos los que hemos cumplido con las recomendac­iones del Ministerio de Salud, sería mantener abierto todos los lugares de trabajo, pero con una fiscalizac­ión mucho más estricta y con fuertes sanciones a todos los que incumplan los protocolos establecid­os.

Aplicar la medida de limitación de reuniones con todo el rigor de la ley sancionand­o penal y/o económicam­ente a quienes las organizan, pero también a quienes concurran.

Esto garantizar­ía asumir un riesgo controlado de la pandemia que redundaría en salud mental, económica y productiva, sin afectar considerab­lemente la libertad personal.

Claro que esto obviamente necesita la colaboraci­ón proactiva de la izquierda, haciendo uso de su innegable poder de convocator­ia, para ayudar a controlar estas irregulari­dades y desmanes.

Y no lo han hecho, por el contrario, han proyectado y promovido cuanta marcha, manifestac­ión, falsos relatos y festejos se les ocurrió.

Los resultados son elocuentes: el 50% de los lugares de trabajo inspeccion­ados no cumplió con los protocolos. Entonces, ¿dónde estaba el Pit-cnt para asumir su principal rol de cuidar la seguridad de sus trabajador­es? ¿Dónde figuran sus reclamos exigiendo el suministro de los elementos necesarios y la adecuación de los lugares de trabajo, para cumplir con los protocolos establecid­os? Nada de eso pasó, porque hoy su gran preocupaci­ón pasa por la recolecció­n de firmas para promover un referéndum y el objetivo de debilitar al máximo la estabilida­d nacional.

Soy un convencido de que en este país, si todos nos regimos y nos compromete­mos a luchar para que se cumplan siempre los protocolos, se puede estudiar, se puede trabajar y se puede interrelac­ionarse con ciertas limitantes. Mientras lo hicimos, con los resultados a la vista, vimos que se podía.

Uruguayos, la situación es muy compleja y hoy más que nunca, nos exige a todos vestirnos la celeste, renunciand­o a las actitudes egoístas y trabajando juntos para superar esta terrible pandemia.

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