Kim, que este sea tu momento

Kim Kardashian está donde tiene que estar, pienso acá a miles de kilómetros de su mansión, en este rincón mal iluminado de mi casa mal iluminada. Es que si yo soy farandulera y no famosa es porque no tengo buena luz, porque la clave de la belleza pasa por ahí.

¿Se acuerdan cuando Mirtha Legrand decía que no hay gente fea, sino gente mal iluminada? La abuela Susana me transmitió ese tipo de sabiduría y yo la divulgo.

Kim seguro que tiene una luz espléndida para cada foto que se saca, pero la cuestión de su buen momento actual no va por ahí. Primero, logró encarar el bendito divorcio con Kanye West, un tóxico de aquellos, de esos con los que hay que tatuarse el #soltar. Debe ser la noticia que más celebré en el último tiempo.

Segundo, que la separación le queda bárbara porque está más linda que nunca. Como fresca, relajada, natural. Sorprendente, curvilínea y elocuente.

Y tercero, porque Forbes finalmente la incluyó en la lista de les billonaries del mundo. La morocha tiene 40 años y entró por primera vez a esta lista de privilegiadísimes, personas que han logrado juntar, pesito por pesito (¡imagínense!), 1.000 millones de dólares por sus negocios. En el caso de Kimmy, es por sus curritos de maquillaje y por la ropa para modelar el cuerpo, entre otras inversiones y publicidades.

Una self-made women que ahora que está libre, linda y rica, ojalá que encuentre eso que nos merecemos todes: la felicidad. Ah, me puse tierna.