ACV: la principal causa de muerte no tiene protocolo
Experto reclama “shock informativo” para que población conozca síntomas
Los accidentes cerebrovasculares (ACV) son la primera causa de muerte de los uruguayos y de discapacidad, lejos de cualquier otra patología, incluso cardiovascular, cáncer, afecciones respiratorias y siniestros de tránsito (no entra aquí la COVID-19). En 2019, último año del que se tienen datos, murieron 2.300 uruguayos por esta causa.
A pesar de tratarse de un grave problema de salud pública, Roberto Crosa, neurocirujano endovascular, referente en la materia, recordó en el primer ciclo de Calidad de Vida en El País, que se emitirá por la web de El País y redes sociales todos los miércoles a las 9 y 30 horas, que no se cuenta con un protocolo de atención ni con un centro de referencia nacional ni con una campaña de educación de la población.
“Los tratamientos endovasculares no están dentro del paquete obligatorio del Ministerio de Salud Pública (MSP) lo que es llamativo porque es una de las patologías que mata a más personas. Es raro cuando tenemos un solo tipo de estrategia terapéutica”, apuntó. La cirugía especializada puede costar unos US$ 10 mil. Los medicamentos solo se administran para los casos leves o moderados que son los que registran un índice de mortalidad del 25%.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) informó que Uruguay es el país de Latinoamérica con mayor índice de mortalidad debido al ACV.
EDUCACIÓN Los ACV ocurren cuando hay una interrupción brusca de las funciones del cerebro. Pueden ser de dos tipos: hemorrágicos, que ocurren cuando un vaso sanguíneo se rompe y sangra dentro del cerebro; o isquémicos, que suceden cuando un vaso sanguíneo que irriga sangre al cerebro resulta bloqueado por un coágulo de sangre. Lo último tiene dos causas: un coágulo tapa una arteria que ya está muy estrecha (accidente cerebrovascular trombótico) o un coágulo se desprende de otro lugar y se traslada al cerebro (accidente cerebrovascular embólico).
Crosa indicó que el 80% de los casos corresponde a ACV isquémicos. “Son los que realmente causan problemas epidemiológicos del punto de vista de la morbilidad, además de la mortalidad. Por ellos se pierden miles de años de vida saludable”, afirmó.
El especialista reclamó más educación: una campaña que explique cuáles son los síntomas de un ACV para atacarlo a tiempo, puesto que las horas son fundamentales para lograr un mejor pronóstico.
Los primeros síntomas comprenden la afectación en la capacidad de hablar y de entender, una sensación de desorientación, pérdida de movilidad de una parte del cuerpo o la visión de un ojo y hasta desmayos. El paciente, además, puede entrar en coma. “Son cosas que se ven y que deberían despertar esa sospecha de que el paciente puede estar pasando por un ACV”, dijo Crosa.
En referencia al tiempo, el paciente debe recibir atención en las primeras cuatro horas y media. Una vez pasado este lapso, el neurocirujano endovascular explicó que ya el tratamiento con medicamentos no tiene la misma efectividad; lo mismo sucede con el tratamiento endovascular después de las seis horas de los primeros síntomas.
Aunque parezca que es tiempo suficiente, Crosa advirtió que es demasiado poco cuando no se cuenta con un centro de referencia disponible preparado para una rápida atención e intervención.
“No puede haber protocolo de ACV sin educación de la población porque fallaría. Podés tener el mejor de los protocolos pero si la persona no activa esa urgencia, nunca va a funcionar. Lo primero que se debería hacer es un shock informativo para que se conozcan los síntomas y se sepa que son tratables”, expresó.
En 2020, Crosa y otros expertos presentaron el Protocolo Nacional de ACV a las autoridades sanitarias y parlamentarias pero, en el marco de la pandemia por el nuevo coronavirus, no se avanzó en el tema.