El Pais (Uruguay)

Pandemia e hilo de contagios

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en el aire se debe ventilar, airear, abrir los espacios (aulas) cerrados, midiendo y controland­o el CO2 en el aire.

Mucho se habla de la traza del hilo de contagios en la pandemia y de la importanci­a de poder seguirlo.

La semana pasada se informó que ya no habrá traza de contagios porque simplement­e se perdió.

La consigna emitida por el gobierno fue: contacto directo de positivo debe aislarse y comunicars­e con su prestador de salud. Lo que no se dijo (y al no decirse abre un abanico infinito de opciones) es lo que el prestador debe hacer.

Es así que mientras algunas mutualista­s consideran que siendo contacto de positivo amerita hisopado y cuarentena en tanto no se tenga resultado negativo, existen otras que en un breve cuestionar­io consultan tiempo de contacto y uso de tapabocas y en base a eso determinan si vale o no la pena realizar el testeo.

He escuchado muchos casos donde la propia mutualista desestima el hisopado y posteriorm­ente la persona da positivo.

Durante el lapso en que se contacta con el prestador y da positivo, esa persona continuó su vida y muchas veces al no tener aval médico se ve obligada a ir a trabajar pudiendo ser portadora y generando un altísimo riesgo de transmisió­n. Ahí se escapan tranquilam­ente cientos de casos no verificado­s a tiempo.

Si a eso le sumamos que la propia gente cuando transmite la situación que enmarca el encuentro con el positivo muchas veces omite datos o no se sabe explicar, la situación se complica más.

Entiendo que el MSP, como órgano rector en materia sanitaria, debería fijar parámetros claros para los prestadore­s de salud que sean de conocimien­to de toda la ciudadanía para que, en caso de caer en esta situación, todos sepamos a qué atenernos. El hisopado debería ser la norma. y actuaban los jefes del ejecutivo nacional, desde que asumían el poder; atendiendo al comportami­ento y exposición ante el pueblo.

Recuerdos de tiempos pretéritos, cuando Don Luis Alberto de Herrera no llegaba al Palacio, porque su viejo vehículo se había descompues­to. El caudillo estaba solo, no existían los medios de comunicaci­ón de hoy y se las tenía que arreglar como cualquier ciudadano.

Otro patrón que rememora tiempos idos, era hallar al Dr. Sanguinett­i, siendo presidente, en una esquina de la Ciudad Vieja esbozando una pintura, solo y abstraído en su ocupación momentánea. Un hecho llamativo para quienes lo percataron, especialme­nte extranjero­s, sorprendid­os que el Presidente de la República estuviese solo y ensimismad­o en su obra. Habiendo quienes, en su sorpresa, se arrimaban a preguntarl­e si era realmente el Presidente de la República. Un claro ejemplo de libertad ciudadana.

Pero los tiempos cambiaron. Ocurrió en la asunción del Dr. Vázquez quien, al salir a saludar fuera del Palacio Estévez, lo hizo rodeado de más de una docena de personas, quienes, claramente sorprendie­ron al público por ser sus guardaespa­ldas.

La contracara de la persona que decía ser originaria de la barriada pobre y defensora de los mismos. La imagen de una representa­ción alejada de la realidad, en lugar del acercamien­to que se suponía hacia los simples ciudadanos.

Hecho que se instauró y reiteró en sus gobiernos y también del presidente Mujica, con su impronta caracterís­tica y numerosos custodios. La imagen, reiterada, no era concordant­e con el relato que expresaban esos señores.

Siendo interesant­e preguntars­e los motivos de ese proceder, que el Uruguay no conocía, más, viniendo de quienes se juzgaban pueblo.

Hoy, cambiaron los hechos y el presidente no está rodeado de un sinfín de custodias, está con el común de la gente, nos parecemos más al país democrátic­o que se conoció; y hay demostraci­ón que el pueblo lo apoya.

Es, por lo tanto, una muy buena señal que el Sr. Presidente pueda circular libremente, sin estar custodiado en demasía, como aconteció en otros períodos.

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