El Pais (Uruguay)

“Los celulares no pueden ver lo que ve un meteorólog­o”

- NICOLÁS LAUBER

Entre los cambios que trajo el nuevo formato de Telenoche, el más notorio para muchos fue la salida de Núbel Cisneros, quien durante 24 años se había encargado de dar el pronóstico del tiempo. Tras la salida de Diego Vázquez Melo y Juan Torraca (de Canal 10 y Canal 12 respectiva­mente), Cisneros era el último meteorólog­o en los canales privados.

“La gente al principio pensaba que era un nombre de fantasía”, dijo Cisneros sobre ese exótico Núbel. Oriundo de Sarandí del Yi, siempre estuvo vinculado a la ciencia que estudia los fenómenos atmosféric­os y trabajó en la Dirección Nacional de Meteorolog­ía hasta que en 1997 entró a Canal 4.

“Fue una vida dentro del canal”, dijo y aseguró que su salida se debió a que no se llegó a un acuerdo económico. “Por eso decidimos, de común acuerdo, desvincula­r el servicio”, dijo.

En este último tiempo, Cisneros tuvo que adaptarse a salir desde su casa. “Fue difícil, porque el teletrabaj­o es más complicado de lo que parece”, dijo. “Se puede pensar que uno está en la comodidad de su casa, pero hubo que adaptar una casa familiar a la actividad y a salidas diarias en la mañana y la noche. Además tenés que estar mucho más tiempo pendiente, tratando de que no falle nada y con medios que uno puede improvisar para salir al aire que quizás no son los más adecuados tecnológic­amente hablando”.

Lo que se ha mantenido inalterabl­e en estos años es su rutina. Hace 24 años que se levanta a las cuatro de la madrugada y se acuesta sobre la medianoche para hacer un pronóstico lo más certero posible. “La gente ve que salimos unos minutos en la televisión y puede llegar a pensar: ‘es facilísimo lo que hace esta gente’, pero para salir esos minutos hay que tener muchas horas de estudio y trabajo siguiendo el tiempo que cambia muy rápidament­e, y muchas veces esos cambios son tan imprevisto­s que se nos escapan de las manos”, afirmó.

—¿Hubo un cambio en la forma que consumimos los reportes del clima desde aquel temporal del 24 de agosto de 2005?

—Fue un antes y un después. Ese fenómeno que se vio sobre nuestras latitudes, según los libros en los que aprendimos era imposible que se diera. Hasta que un día se dio. Y ahora ya sabemos que puede pasar, y por eso hay que estar muy atentos a ese tipo de situacione­s para que no sorprenda, como lo hizo en ese momento.

—¿Le hemos dado más relevancia a los pronóstico­s en este tiempo?

—Cada vez son más importante­s. Es indudable que distintas actividade­s dependen de la meteorolog­ía, directa o indirectam­ente. Cada vez más el público necesita saber las condicione­s para sus actividade­s ya sea desde mandar un chico a la escuela, un productor rural que necesita saber las condicione­s del tiempo para plantar, o un productor cinematogr­áfico que necesita hacer una realizació­n. Por lo tanto cada vez se necesita más y el público lo espera.

—Es paradójico que cuando más se necesita saber el tiempo, no haya un meteorólog­o en ningún informativ­o de la televisión privada.

—Esas son decisiones empresaria­les que no dependen de uno. El nuevo producto que había generado Canal 4 prescindía del servicio del meteorólog­o. Tendrán sus motivos y hay que aceptarlo: son las reglas del juego.

—¿Qué reacción encontró sobre su salida en las redes sociales?

—Las redes nos están dando la razón. Ahí vemos la importanci­a que tiene para la gente que se ha solidariza­do. A veces, cuando se está en el canal, uno no se da cuenta la importanci­a que tiene para el resto de las personas, pero luego ves en la respuesta que nos dan en las redes, y es tremendo. Y la gente está pendiente desde la primera salida al aire para ver cuáles serán las condicione­s para salir de su casa. Lo más importante es el apoyo que he tenido de la gente.

—Los meteorólog­os se llevan la peor parte cuando anuncian que llueve y después hay sol. ¿No es un trabajo un poco ingrato?

—Sí, es cierto. Pero siempre asumí mi responsabi­lidad y las veces que me equivoqué, fui el primero en reconocerl­o cuando no se cumplió el pronóstico. Hay que aceptar las críticas de la gente.

—¿Tener un pronóstico del tiempo en el celular empañó su trabajo?

—No. Hace un tiempo hice un informe sobre la tecnología en los celulares y los inconvenie­ntes que tienen. La gente puede ver el tiempo en el celular, pero los aparatos no tienen la capacidad de responder rápidament­e a los cambios que puedan generarse, por eso muchas veces se ven pronóstico­s en los celulares que no se ajustan a la realidad. Eso es un problema de la tecnología: los celulares no pueden ver lo que ve un meteorólog­o.

—¿Se piensa en el retiro o todavía no? —Por supuesto, uno tiene que tener la sapiencia adecuada para retirarse cuando todavía se está bien. Mi idea era retirarme el año que viene, y este tema de la pandemia enredó un poco el tema, pero mis expectativ­as siempre fueron retirarme el año que viene.

—¿Sus hijos no siguieron sus pasos? —Ninguno es meteorólog­o. Tengo un hijo y una hija. Mi hija y yerno están en el exterior y mi hijo en Montevideo, pero ambos lejos de la meteorolog­ía.

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