El Pais (Uruguay)

Asistió 74% en la educación inicial

Educación inicial comenzó ayer con 74% de asistencia; en 2020 el promedio fue de 67%

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■■Ayer asistió a clase el 74% de los niños de educación inicial que estaban convocados. El año pasado, la asistencia en ese nivel había sido del 67%. Las escuelas rurales tienen ahora una concurrenc­ia superior al 85%, cuando el año pasado era diez puntos porcentual­es más baja. ¿Qué está pasando? Según la directora de Planificac­ión Educativa de la ANEP, Adriana Aristimuño, “el miedo fue más grande” de lo que se pensaba y “eso se reflejó en altas cifras de inasistenc­ias el año pasado”. Ahora, en cambio, ocurre otro efecto: “las familias sienten la fatiga, reconocen la relevancia de la escuela y necesitan de ella”.

Bastaron un año, nueve informes de los pediatras del GACH aconsejand­o las clases presencial­es, muchas horas de deberes, videoconfe­rencias y quejas de “me aburro” para que hubiera un antes y un después en la asistencia a las aulas.

Hace justo 12 meses, cuando los pediatras del GACH hicieron su primera recomendac­ión del retorno a la presencial­idad, solo un tercio de los escolares del ámbito rural dijo presente en la clase. Los datos preliminar­es del sistema informátic­o de Primaria muestran que ahora el promedio de concurrenc­ia supera el 85%.

Algo similar ocurrió ayer en la vuelta a las aulas de la educación inicial: la concurrenc­ia fue del 74%, cuando el promedio del año pasado había sido del 66,9%. En 2020, “el miedo fue más grande de lo que pensábamos y eso se reflejó en las altas cifras de inasistenc­ias del año pasado”, reconoció la directora de Planificac­ión Educativa de la Administra­ción Nacional de Educación Pública (ANEP), Adriana Aristimuño.

Las calles semivacías, las familias confinadas —por su propia voluntad— dentro de sus casas y las escuelas con las persianas bajas y las puertas cerradas fueron, hace un año, la muestra de una sociedad que estaba asustada. Era un miedo a lo desconocid­o que siguió presente por meses, incluso tras las recomendac­iones de los pediatras de retornar a las aulas y la evidencia de que “los niños contagian y se contagian menos que los adultos”.

Esa es la principal razón que encontraro­n Aristimuño y su equipo técnico para explicar por qué cuando los niños fueron convocados a clase, durante el año pasado, la asistencia cayó de 86% (en 2019) a 75%, es decir más de 10 puntos, según los datos que se desprenden de la 19ª edición del Monitor Educativo de Primaria.

La ANEP difundió a fines de la semana pasada el relevamien­to estadístic­o donde queda de manifiesto que, por el recorte del calendario, los escolares asistieron a clase menos de la mitad de los días que un año cualquiera: en promedio fueron 63 días, cuando la cifra más baja había sido 155 el año de la gripe A H1N1 (2009).

La caída en la asistencia a clases de los escolares en 2020 “puede atribuirse a la no obligatori­edad hasta mediados de octubre, a la percepción de riesgo sanitario (dada la epidemia en curso) y finalmente a las dificultad­es de las familias de organizar la concurrenc­ia de los niños en un contexto de intermiten­cia”, reza el documento.

Aristimuño: “El año pasado el miedo fue más grande y se reflejó en las faltas”.

Las Escuelas Especiales, que son aquellas que atienden a niños con algún tipo de discapacid­ad, habían sido de las primeras en retomar la presencial­idad el 1° de junio del año pasado. Sin embargo, quienes concurren a estos establecim­ientos asistieron (en promedio) solo 55 días en el año y, cuando fueron convocados a clase, casi cuatro de cada 10 faltaron. El Monitor Educativo insiste en que parece haber incidido el factor de “percepción de riesgos de las familias en la evaluación de los costos y beneficios de la asistencia”.

En la educación inicial, que ayer comenzó su retorno gradual a las aulas, la asistencia siempre es más baja que en la escuela común. La ANEP y Unicef concluyero­n hace casi una década que esto se debía a que los padres no entendían del todo la relevancia de la enseñanza formal en los más pequeños, motivo por el cual se constató menos predisposi­ción para enviarlos a clase. El año pasado no fue la excepción y el promedio de asistencia fue de 67%, ocho puntos por debajo que en Primaria común.

¿Qué cambió para este 2021? Entre las autoridade­s educativas existe un consenso de que fue “un error” haber dejado en suspenso la obligatori­edad de la asistencia a clase. El consejero Juan Gabito declaró a la radio M24: “Se dijo que (la presencial­idad) no era obligatori­a y eso fue un error (...) son necesarios mensajes claros”.

También hay más evidencia de la baja contagiosi­dad en niños. Ayer el diario brasileño O Globo publicó un informe del instituto Fiocruz que da cuenta de que “transmiten menos el virus” y que los contagios acontecido­s entre mayo y setiembre en la localidad de Manguinhos habían sido por contacto con adultos o adolescent­es.

En la opinión de Aristimuño, hay otro factor clave para que en este 2021 mejoren los resultados de asistencia: el cansancio que conlleva la prolongaci­ón de la pandemia. “Las familias sienten la fatiga, reconocen la relevancia de la escuela y necesitan de ella”. La demanda de una rutina, lo más parecida a la vieja normalidad, hace que Primaria prevea reabrir el próximo lunes los comedores escolares en los centros públicos y que los retornos a las aulas sean durante horario completo.

Para conocer mejor las expectativ­as de los padres sobre la vuelta a las aulas, la ANEP lanzará mañana una encuesta orientada a las familias. TOMER URWICZ

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