El Pais (Uruguay)

Promover el empleo juvenil

- FELIPE PAULLIER

La semana pasada, ingresó al Parlamento el proyecto de Ley del Poder Ejecutivo para la promoción del empleo en personas jóvenes, mayores de 45 años y personas con discapacid­ad. La iniciativa, enfocada en estos grupos considerad­os prioritari­os, adopta además un sesgo de discrimina­ción positiva en favor de las mujeres.

La promoción del empleo es una prioridad para este gobierno. La norma a estudio del Parlamento introduce modificaci­ones a la legislació­n ya existente, como la ley de empleo juvenil, y propone nuevas herramient­as en otros grupos. El proyecto procura facilitar a través de incentivos y subsidios el acceso a una actividad laboral remunerada de los grupos priorizado­s. Particular­mente, en lo referido a población joven, es una excelente noticia que la misma sea uno de los objetivos centrales de esta iniciativa. El desempleo juvenil es sensibleme­nte más elevado que el promedio, siendo un problema estructura­l que nos posiciona como uno de los países en la región con peores cifras.

Si bien la pandemia ha tenido particular impacto en este grupo, el indicador se encuentra al alza desde 2015 y las iniciativa­s previas para la promoción del empleo en jóvenes no han logrado modificarl­o. La última de ellas, que comenzó a ejecutarse en el año 2015, desde esa fecha solo ha alcanzado 8.619 contrataci­ones en el sector privado.

El proyecto actual, que ya fue aprobado en comisión del Senado con los votos del oficialism­o, incorpora al menos dos herramient­as que auguran un mejor impacto que las dos leyes de empleo juvenil anteriores.

En la figura de la promoción de primeras experienci­as laborales en el sector privado, el proyecto actual propone subsidios de mayores montos que las normas previas, de $ 6000 mensuales en el caso de varones y $ 7500 en el caso de mujeres jóvenes entre 15 y 24 años, por un plazo de doce meses. La norma además introduce una innovación, que es la posibilida­d de beneficiar a las empresas con la exoneració­n de los aportes jubilatori­os patronales, transcurri­do el plazo de los doce meses del subsidio, hasta los 25 años de edad en aquellos casos que se mantenga el vínculo laboral con el joven.

Otra de las modificaci­ones fundamenta­les que incluye el proyecto es la de cambiar el indicador utilizado para medir la vulnerabil­idad de los jóvenes que sean contratado­s bajo la modalidad de trabajo protegido joven. Incorporar como índice para la definición de población beneficiar­ia a los hogares cuyos ingresos estén por debajo de la línea de pobreza del INE, permitirá focalizar mucho mejor la política y otorgar el beneficio para la contrataci­ón de los jóvenes que efectivame­nte más lo necesitan.

Promover el empleo con subsidios para el sector privado, así como generar el marco para el incentivo de contrataci­ones jóvenes en el Estado, es algo necesario pero no suficiente para romper este problema estructura­l. Esta política, que avanza en los derechos de los jóvenes de nuestro país, debe y está siendo acompañada por una fuerte y mejor inversión del gobierno en capacitaci­ón para el mundo del trabajo y programas específico­s para el acompañami­ento de los más vulnerable­s como ser Oportunida­d Laboral, INJU Avanza y las numerosas capacitaci­ones de Inefop que ponen el foco en este grupo etario.

Promover el empleo con subsidios para el sector privado es necesario pero no suficiente.

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