El Pais (Uruguay)

Blondina: personajes famosos en crochet

Puso en pausa su carrera en la Química para ser mamá y terminó tejiendo personajes

- ANALÍA FILOSI

Vos tejiste esto? ¡Qué maravilla! Tenés que hacer una muñeca, toda llena de rulos, ponerle La Blondina y venderla”. Eso le dijo un viejo compañero de trabajo de Facultad de Química a Maitia Labora (39 años) allá por febrero de 2019. Había venido de visita desde Inglaterra, donde vive hace muchos años, y quedó sorprendid­o con la ovejita de crochet que su amiga le había tejido a sus hijas.

Blondina, como le puso otra compañera de Facultad por ser la única rubia del laboratori­o, quedó con esa idea rondando en su cabeza. Ya se había lanzado a tejer cuando decidió poner en pausa su carrera en el mundo de la Química —es Licenciada en Química con un doctorado en Síntesis Orgánica, entre otros títulos— para dedicarse a criar a sus dos hijas.

La decisión la tomó en 2017, cuando nació su segunda hija, tan solo un año y medio después de tener a la primera. “El embarazo y el laboratori­o no son muy compatible­s”, cuenta entre risas, recordando que el primer embarazo hizo que ella y su marido resolviera­n volver a Uruguay luego de estar varios años estudiando y trabajando en el extranjero.

Una pasantía en España con su novio estudiando en Holanda; dos años de vida en Dubai, donde a su pareja —ingeniero civil— le ofrecieron trabajo y hacia allí fueron luego de casarse; estudios de posdoctora­do y trabajo en un laboratori­o en República Checa y, finalmente, otros dos años de residencia en ■ Brasil cursando otro posdoctora­do y trabajando en el proyecto

Medicines for Malaria Venture

que busca la cura de la malaria, forman parte del recorrido por el mundo de Maitia.

La vuelta al Uruguay en materia laboral no fue sencilla. En Facultad de Química no abundan los llamados para reinsertar­se, si bien logró dar algunas clases en cargos a término. En cuanto al mercado de trabajo, estuvo en una empresa privada que se encuentra en una incubadora en el Polo Tecnológic­o de Pando hasta que quedó embarazada por segunda vez.

“Por mi formación, que es tan específica, no tengo muchas opciones de campo laboral. En Uruguay no se hace síntesis de fármacos, no se hace desarrollo de nuevas drogas”, dice quien es además química farmacéuti­ca aunque nunca ejerció como tal.

Ser madre full time y en un futuro ver cómo retomar la pasión por la química que tiene desde los 11 años, se le presentó como la opción más viable. Fue en ese momento que comenzó a tejer como una forma de relax, para hacer algo para sus hijas y para usar sus manos.

“Yo soy una química de laboratori­o que toda la vida ocupé mis manos. Tejer es una forma de síntesis también, en vez de moléculas se hacen muñecos”, dice sobre sus inicios con la técnica del crochet.

En realidad fueron reinicios, porque había aprendido cuando tenía unos 14 años con una tía. Las ganas de retomar le vinieron un día paseando a su hija en cochecito por el Centro. “Pasé por una mercería y vi unos hilos turquesas divinos. Compré un ovillito y llamé a mi madre para que buscara mi aguja de crochet”, recuerda.

Pero había un problema, solo sabía tejer derecho, bufandas o rectángulo­s. No hay drama, para algo existe el mundo de internet y sus tutoriales. Cómo hacer un gorrito fue la puerta de entrada a un universo en el que siempre hay cosas nuevas para tejer.

“Vi que podía hacer muñecos y me animé a probar. Fue parte de atrevimien­to y parte de formación científica de seguir un procedimie­nto, porque si los patrones de tejer están bien escritos y los seguís al pie de la letra, el muñeco te queda perfecto, no falla”, señala.

El primer muñeco que hizo fue un Batman para su hermano. La cuñada de él lo vio y le pidió un Capitán América para el cumpleaños de su hijo. Allí lo vio otra persona y le encargó una ovejita… “Y cuando quise acordar, estoy acá”, dice sobre el camino del boca a boca entre amigos y familiares que la llevó a crear una cuenta en Instagram y ponerse a vender.

“¿Insta… qué?”, le preguntó al primero que se lo sugirió. No conocía de ese mundo, así que le tuvo que pedir ayuda a su sobrina de 18 años para que le enseñara a hacer historias. ¿Nombre de la cuenta? Fue ahí que se acordó del amigo que vive en Inglaterra y en abril de 2019 estaba creada Blondina.uy.

PERSONAJES.

Las ovejitas, los unicornios y las muñecas anónimas pasaron rápidament­e a un segundo plano cuando Maitia demostró lo bien que le quedaban los personajes, ya fueran superhéroe­s, personajes de historieta­s o gente famosa en el mundo del arte, de la ciencia, de la música o la literatura.

Hay muchos personajes que ya tienen un patrón escrito y es solo seguir las instruccio­nes, pero hay otros que le piden que debe crearlos de la nada. Está el caso de una chica que le pidió a Ana Freud para una amiga psicóloga o un compañero de trabajo que su esposo tenía en Emiratos Árabes que le encargó un Sandro para su madre que es fanática del cantante argentino. “Lo tuve que hacer yo, inventar el pelo, la bata roja de seda. Los personajes tienen que tener una caracterís­tica que pueda destacar”, explica.

También hay quienes le mandan las fotos de sus hijas y le piden que haga una muñeca igualita, hasta con su ropa preferida. “Tengo el caso de una mamá para la que hice una muñeca igual a su hija, con su buzo y enterito favoritos. Después me mandó una foto de la nena con la muñeca vestidas iguales”, cuenta a El País.

Cada muñeco le lleva en promedio un par de días de trabajo porque los confeccion­a en los ratos libres de ser mamá; eso hace que hoy esté agendando pedidos para setiembre. “Mucha gente me ha dicho ‘tercerizá’, ‘contratá tejedoras’, pero no quiero porque no es lo que ofrezco. Yo ofrezco un producto único, no vas a encontrar otro igual. Cuando regalás un muñeco mío, regalás algo que fue pensado especialme­nte por alguien. Es lo que me gustaría a mí, ver que alguien se tomó el tiempo de pensar un regalo específica­mente para mí”, destaca sobre sus creaciones.

Es así que Blondina ha ido creciendo y se transformó en un ingreso y una forma de ocupar su vida mientras todas las versiones de la química esperan para volver en algún momento. Además es algo que le divierte muchísimo. “De verdad lo hago porque me gusta, no porque lo necesite”, remarca para que a nadie le queden dudas.

Usa hilo de algodón y guata siliconada para el relleno. Son muñecos lavables.

Frida Kahlo, Audrey Hepburn, Mafalda y Freddie Mercury entre los personajes.

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