EL PAPA FRANCISCO SALE BIEN DE OPERACIÓN INTESTINAL
Intervención programada por vía laparoscópica al Papa ante afección diverticular al colon
Luego de haber sido sometido a una intervención quirúrgica programada, el papa Francisco, de 84 años, “reaccionó bien” a la cirugía intestinal, de acuerdo con lo que precisó el Vaticano a través de un comunicado.
El Papa pasó la noche en el Hospital Gemelli, donde ayer domingo fue sometido a una intervención quirúrgica ya programada para una “estenosis diverticular sintomática del colon”, según consignó la agencia ANSA, que también indicó que el Pontífice podría quedar internado “al menos cinco días”.
Francisco fue operado con una técnica laparoscópica, no invasiva, por el profesor Sergio Alfieri, romano de 54 años, cirujano jefe del hospital Gemelli, especializado en cirugía de colon, estómago y páncreas.
El hospital Gemelli es conocido en todo el mundo porque estuvo internado allí en varias ocasiones Juan Pablo II (19782005), a quien en 1992 le fue j extirpado un tumor benigno en el colon. Antes de morir, aquejado de mal de Parkinson y otras dolencias, Juan Pablo II, que tenía una suerte de departamento en el piso décimo del Gemelli, solía asomarse a la ventana para saludar a los fieles que se juntaban afuera para rezar por su salud.
Francisco apareció al mediodía en perfecto estado de salud para la oración mariana del Ángelus, cuando anunció desde la ventana de su despacho del Palacio Apostólico que del 12 al 15 de septiembre próximo viajará a Eslovaquia y Hungría. Fue tres horas más tarde, a las 15:00 locales (las 10:00 horas de Uruguay), cuando fue visto llegar al hospital Gemelli, como siempre en forma muy discreta, en el simple auto azul que suele utilizar, acompañado por una comitiva diminuta: sólo su chofer y un estrecho colaborador.
Un médico consultado por La Nación explicó que al Papa le realizaron una intervención quirúrgica que suele ser simple y requiere la extirpación de una pequeña parte del colon inflamada y luego, dieta líquida.
La intervención fue programada hace tiempo —de hecho algunos en el Vaticano estaban al tanto— y coincide con las vacaciones que como siempre el exarzobispo de Buenos Aires se toma en el mes de julio, cuando no viaja a ningún lado, sino se queda en el Vaticano y descansa. De hecho, como de costumbre, durante este mes, el Papa suspendió las audiencias generales de los miércoles, que retomará el 4 de agosto, pero sí mantuvo la cita dominical de la oración mariana del Ángelus.
OTRAS OPERACIONES. A lo largo de su pontificado —que comenzó con su elección al trono de Pedro, el 13 de marzo de 2013, después de la renuncia de Benedicto XVI del 11 de febrero de ese mismo año—, Francisco no tuvo serios problemas de salud, salvo la ciática que sufre desde sus tiempos de arzobispo de Buenos Aires, por la que a veces camina rengueando.
Debido a esta “dolorosa” ciática, en efecto, este año debió dos veces renunciar a citas ya programadas: canceló su participación en las celebraciones que tenía previstas el último día de 2020 y el primero de este año; y su participación en una misa prevista en la Basílica de San Pablo el 23 de enero. En ese período, al recibir en audiencia a jueces de la Rota Romana, él mismo había hablado, con humor, de su dolencia: “Buen día, debería hablar de pie pero ustedes saben que la ciática es un huésped un poco molesto. Les pido perdón, pero les hablaré sentado”.
Justamete para atenuar estos dolores de ciática trascendió que el Papa, que es muy goloso y “dulcero”, fue puesto a dieta para perder algunos kilos. En años recientes, en medio de gran reserva, fue operado de cataratas, una intervención breve y de rutina.
La mayor intervención quirúrgica que sufrió fue en 1957, a los 21 años, cuando, siendo seminarista en Villa Devoto, por una pulmonía grave se le extirpó el lóbulo superior del pulmón derecho en el Hospital Sirio Libanés. “Fue una gran operación. La cicatriz de la incisión quirúrgica que me hicieron va desde la base del hemitórax derecho hasta su vértice. Fue una intervención cruenta. Según me contaron, se trabajó con un seperador y se debió hacer mucha fuerza. Por eso, al recuperarme de la anestesia, los dolores que sentí fueron muy intensos”, contó el propio Papa, en una entrevista que le hizo hace dos años el periodista, Nelson Castro, para su último libro, “La salud de los papas”.
Amén de destacar que esa operación afortunadamente no afectó sus funciones respiratorias, el Papa reveló que también fue sometido, en sus tiempos de provincial de los jesuitas, a una intervención debido a una gangrena de la vesícula; y que años más tarde, en 2004, ya siendo arzobispo de Buenos Aires, tuvo un problema cardíaco, un preinfarto, cuando fue a la Villa 21 a inaugurar unas olimpiádas, que lo obligó a quedarse internado unos días en el Sanatorio San Camilo. Pero nunca más tuvo síntomas cardíacos.
Su Santidad llegó al hospital Gemelli solo con su chofer y un colaborador.