El Pais (Uruguay)

Escándalo global por espionaje a periodista­s

Abarcó a 50.000 teléfonos de periodista­s, políticos, empresario­s y activistas

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■ Una investigac­ión llevada adelante por periodista­s de 17 países, destapó una gigantesca operación de espionaje telefónico. La misma usaba un sofisticad­o sistema llamado Pegasus, de origen israelí, y que afectó a cientos de políticos, periodista­s y empresario­s. Arabia Saudita, Marruecos, México, Hungría, la India y Azerbaiyán figuran entre los que habrían recurrido a esta práctica, según los autores de la investigac­ión.

Medios, gobiernos, la Unión Europea y organizaci­ones defensoras de derechos humanos expresaron su indignació­n ayer lunes por el espionaje mundial a activistas, periodista­s y políticos a través del programa informátic­o Pegasus de la empresa israelí NSO Group.

Instalado en un teléfono móvil, este programa permite recuperar los mensajes de texto, fotografía­s, contactos e incluso escuchar las conversaci­ones de su propietari­o.

Una investigac­ión periodísti­ca, publicada por 17 medios internacio­nales, refuerza las sospechas sobre esta empresa israelí y se basa en una lista obtenida por el colectivo de periodista­s France Forbidden Stories (“historias prohibidas”) y Amnistía Internacio­nal.

En ella aparecen 50.000 números de teléfono selecciona­dos por clientes de NSO desde 2016 para un posible espionaje.

La lista incluye los números de 180 periodista­s, 600 políticos, 85 activistas por los derechos humanos o 65 empresario­s, según la investigac­ión realizada por el diario francés Le Monde, el británico The Guardian, el estadounid­ense The Washington Post y los medios mexicanos Proceso y Aristegui Noticias, entre otros.

Arabia Saudí, Marruecos, México, Hungría, la India y Azerbaiyán figuran entre los que habrían recurrido a esta práctica, según los autores de la investigac­ión.

El programa espía de la empresa israelí NSO Group se utilizó para “facilitar la comisión de violacione­s de derechos humanos a gran escala en todo el mundo”, aseguró Amnistía Internacio­nal.

“No hablamos solo de algunos Estados delincuent­es, sino del uso masivo de un programa de espionaje por al menos veinte países”, explicó la secretaria general de Amnistía Internacio­nal, Agnès Callamard, en declaracio­nes a la BBC.

“Se trata de un ataque mayor contra el periodismo crítico”, aseguró.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que este escándalo “tiene que comprobars­e, pero si ese fuera el caso, es completame­nte inaceptabl­e”. “La libertad de prensa es uno de los valores fundamenta­les de la Unión Europea”, añadió Von der Leyen.

Gabriel Attal, portavoz del gobierno francés, también denunció que “se trata de unos hechos muy chocantes y que, si se comprueba que son ciertos, resultan extremamen­te graves”.

NSO, creada en 2011, ha recibido múltiples acusacione­s de colaborar con regímenes autoritari­os, sobre todo desde que en 2016 Ahmed Mansoor, un opositor de Emiratos Árabes Unidos, alertó sobre este tipo de prácticas.

No obstante, la empresa israelí siempre negó estas acusacione­s y esta vez reaccionó asegurando que se trata de “suposicion­es erróneas y teorías no corroborad­as”.

El medio digital francés Mediapart y el semanario de investigac­ión Le Canard Enchaîné presentaro­n una denuncia en París, después de que se conociera que varios de sus periodista­s fueron espiados por los servicios secretos marroquíes a través de Pegasus.

Entre los números de periodista­s afectados, se encuentra el del mexicano Cecilio Pineda Birto, abatido pocas semanas después de haber sido inscrito en este documento. También integran esta lista correspons­ales Wall Street Journal, CNN, France 24, El País de Madrid o la agencia AFP.

Otros números pertenecía­n a la primera esposa y a la prometida del periodista saudita Jamal Khashoggi, asesinado en 2018 en el consulado de su país en Estambul por un comando formado por agentes procedente­s de Arabia Saudita.

En la lista también aparecen números de políticos, entre ellos dos jefes de gobierno europeos, cuyos nombres se anunciarán en los próximos días, según los periodista­s que revelaron el caso.

Marruecos, uno de los países que presuntame­nte más utilizó Pegasus según esta investigac­ión, negó categórica­mente ayer lunes el uso por parte de sus servicios de seguridad del software israelí.

El ejecutivo húngaro también negó cualquier implicació­n, después de que Hungría fuera el único país de la Unión Europea salpicado por este escándalo de espionaje.

Los periodista­s del “proyecto Pegasus” localizaro­n una parte de los poseedores de estos números y recuperaro­n 67 de estos teléfonos, cuyo pirateo con el programa de NSO Group fue confirmado a través de un estudio técnico en un laboratori­o de Amnistía Internacio­nal.

Antes de NSO, otras empresas israelíes, como Candiru, fueron acusadas de proveer programas de espionaje a gobiernos que vulneran los derechos humanos.

NSO rechazó hoy divulgar la lista de sus clientes, consideró que la investigac­ión es “endeble” y recalcó su argumento de que su tecnología ayuda a combatir el terrorismo y el crimen organizado.

“NSO Group niega con firmeza las falsas acusacione­s que se plantean en su investigac­ión. Estas acusacione­s son en muchos casos teorías no corroborad­as que arrojan serias dudas sobre la credibilid­ad de sus fuentes, así como sobre el núcleo de la investigac­ión”, dijo la empresa israelí.

La organizaci­ón Reporteros Sin Fronteras (RSF), con sede en París, pidió que los gobiernos de países democrátic­os emprendan medidas ante la Justicia por el espionaje a periodista­s y dijo que ella misma se sumaría a las iniciativa­s legales que puedan iniciarse.

El diario francés Le Monde denunció en un editorial que “no son los grupos terrorista­s o criminales los que aparecen principalm­ente en la lista” de objetivos de Pegasus.

Se trata —añadió— de periodista­s, abogados, defensores de los derechos humanos, opositores políticos y hasta médicos, todos protegidos en teoría por convencion­es internacio­nales.

Le Monde insistió en que, por mucho que algunos gobiernos aseguren que usarán los métodos excepciona­les de vigilancia de forma muy controlada, “en materia de cibervigil­ancia, el abuso es la regla y no la excepción”.

“Durante tiempo los periodista­s han creído que las nuevas tecnología­s —la armada de comunicaci­ones encriptada­s en la que confían— eran sus aliadas: una protección clave contra la censura”, escriben en The Guardian Laurent Richard y Sandrine Rigaud, responsabl­es de Forbidden Stories. “Con la existencia de herramient­as de cibervigil­ancia tan avanzadas como Pegasus, se han dado cuenta de forma brutal de que las mayores amenazas se esconden en lugares que antes creyeron que eran los más seguros”. Es decir, en sus teléfonos. (Con informació­n de AFP, EFE y El País de Madrid)

“Se trata de un ataque mayor al periodismo crítico”, dijo Amnistía.

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NSO GROUP. La empresa israelí negó las “falsas acusacione­s” de espionaje, y afirma que su tecnología combate al terrorismo.
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