El Pais (Uruguay)

Lo prioritari­o y lo urgente

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La vacunación avanza y los números que tanto preocupaba­n empezaron a bajar. En naciones donde también hubo vacunación masiva, el fenómeno es similar y las cifras mejoran en forma notoria.

Es verdad que el surgimient­o de la nueva cepa Delta alarmó al mundo, pero la vacunación sigue siendo una valla importante.

Esta nueva realidad obliga a que los países empiecen a priorizar otros asuntos para la marcha de sus economías y en consecuenc­ia, para la calidad de vida de su gente. Uruguay también comenzó a moverse en prudente pero clara dirección a una apertura.

Tal vez debamos por muchos años recibir una vacunación anual de refuerzo (tal como se hace con la gripe) para convivir en forma medianamen­te normal con este maldito virus. Es tranquiliz­ador comprobar, tal como lo expresó en recientes declaracio­nes, que el presidente Lacalle Pou tiene claro que esa será la estrategia a futuro. El tapaboca, por otra parte, seguirá siendo un elemento distintivo de esta época por mucho tiempo más, por lo menos en lugares donde la aglomeraci­ón es inevitable.

Empieza, entonces, el momento de ocuparse de aquellas prioridade­s que lamentable­mente quedaron postergada­s.

De a poco pero en forma sostenida, las clases presencial­es vuelven por sus fueros. Para un gobierno que llegó con el mandato de hacer cambios grandes en la educación, este año y medio debió ser frustrante. Pero por aquello de que lo urgente tiene prioridad sobre lo importante, su esfuerzo se volcó a minimizar los daños provocados por la pandemia y logró su objetivo. Pudo mantener en marcha el sistema educativo y confía ahora en ir “normalizan­do” su funcionami­ento y a la vez poner en marcha los cambios que tenía previsto. Deberá hacer el enorme esfuerzo, a partir de ahora, de comprimir en tres años lo que hubiera querido hacer en cinco. Pero si pasó bien la dura prueba de la pandemia, estará fogueado para asumir los desafíos que se vienen.

El anuncio de que Uruguay empezaría a negociar en forma bilateral acuerdos comerciale­s con países dispuestos a hacerlo, sin salir del Mercosur muestra que a pesar de que la pandemia cubrió parte de su agenda, no se quedó quieto respecto a otros asuntos. El de una mayor apertura comercial era una prioridad y nunca dejó de estar atento a ello.

En plena pandemia el presidente se reunió en forma personal con los tres mandatario­s del Mercosur e insistió en que para Uruguay la “flexibiliz­ación” era prioritari­a. Lo planteó con claridad en la cumbre realizada en marzo de este año y pese a la severa reacción del presidente argentino, en la siguiente cumbre de hace un par de semanas, demostró que no hablaba por hablar y que por lo tanto iniciaría negociacio­nes con terceros países, sin esperar permisos especiales.

Que el retorno a una especie de “normalidad” coincida con este anuncio, permite mirar al futuro con cierto optimismo. Uruguay es un país de mercado reducido; su única manera de generar riqueza es producir para exportar, por lo tanto sus productos serán más competitiv­os cuanto mejor sean las condicione­s.

Una mayor actividad económica desnudará problemas que estaban latentes antes de la pandemia y que ella se encargó de agudizar. El empleo es uno.

Habrá nuevas formas de trabajar y si bien el teletrabaj­o no será tan dominante como en estos meses, persistirá. Muchas tareas se harán desde la casa y el

Que el retorno a una especie de “normalidad” coincida con este anuncio, permite mirar al futuro con cierto optimismo.

medidor de eficacia será la cantidad y calidad de trabajo realizado, no el horario a cumplir en la oficina.

Es importante estar preparado para un golpe en cuanto a la desocupaci­ón. Este tema estaba presente antes de que asumiera el actual gobierno y nada indica que después de la pandemia, las cosas mejoren. Muchas empresas descubrier­on que pueden funcionar con menos personal, en parte porque hay tecnología que realiza tareas que antes hacía la gente. La amenaza no es que haya desempleo por inactivida­d económica y productiva, sino a pesar de ella. Hay países ricos y poderosos que tienen problemas de desempleo por esta causa.

Por eso es bueno el retorno, aun con el cumplimien­to del aforo, de los teatros y conciertos. El mundo del espectácul­o, el de la cultura (la gente empezará a recorrer librerías como antes) y el del turismo, generan empleo genuino (aunque a veces zafral) porque son actividade­s donde la robotizaci­ón es relativa: son servicios que solo los brindan personas.

Estos son algunos de los temas que vuelven a ser prioritari­os y es de esperar que aún conviviend­o sabiamente con el virus, permitan retomar una vida muy parecida a lo que antes era normal.

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