El Pais (Uruguay)

“Soy optimista con lo que va a pasar en el segundo semestre”

- MARTÍN OLAVERRY, PABLO D. MESTRE.

—Ha comenzado una nueva zafra lanera 2021/2022, ¿cómo se está viendo en general el panorama?

—Lo más importante que ha sucedido, y no de manera positiva, ha sido la pandemia de covid-19 que no conoce de fronteras y nos ha pegado a todos en todos lados. Yendo un paso más atrás, recordemos parte de 2019 sin pandemia, pero con la llamada guerra comercial entre Estados Unidos y China, con efectos negativos en muchos rubros y para muchos mercados donde los textiles fueron parte de esa época, y dentro de los textiles la lana. Terminada la guerra comercial, estrenamos el 2020, aunque desde antes en Asia, con la pandemia expandiénd­ose por todo el mundo. Lo primero fue que nos agarró a todos de sorpresa, casi todos mal parados. Fueron tiempos de mayor cuidado incentivan­do a que la gente no se desplazara, de teletrabaj­o, y eso trajo un efecto sobre toda la actividad comercial e industrial no solo en Uruguay; pegó desde China hasta Alaska y en la Patagonia.

—Se dio un panorama complejo… —Sumamente complejo. En el segundo semestre de 2020, distintos países del mundo adoptaron medidas y fórmulas para defenderse del covid. Lo veíamos a diario. En la Unión Europea (UE) ensayaron distintas recetas, pero lamentable­mente todas con poco éxito. Recién en 2021 se comienza a visualizar que la única alternativ­a, más allá de los cuidados personales, era la vacunación. Terminar con las vacunas, distribuir­las y aplicarlas está llevando todo el 2021, pero gracias a Dios se comienzan a ver los efectos.

—¿Cómo se la recuperaci­ón y qué pasa con la lana?

—Lo primero que precisamos es que el consumidor tenga la tranquilid­ad que desde el punto de vista sanitario las cosas van mejorando. Estamos esperando que para el último trimestre del año haya un porcentaje importante de población vacunada en el mundo. En ese momento, en el hemisferio norte están en vacaciones de verano y hay mucho desplazami­ento de gente. Este verano del norte va a ser la “prueba del 9”: si Europa, EE.U, China, Japón, logran un verano razonable con movimiento de gente sin que se desmadre la situación sanitaria, nos permitiría pensar que en el último trimestre la gente volviendo a sus lugares diarios y a mayor nivel de trabajo y actividad, que haya un mayor consumo. Prácticame­nte todos los rubros de commoditie­s giran en torno a la alimentaci­ón. Hay un movimiento interesant­e a nivel inmobiliar­io en todo el mundo. En lana, en los últimos tiempos hemos visto, y tal vez sea oportuno hablar, que hay dos mercados laneros, porque el comportami­ento de la lana fina, de 20,5 micras a más fino, ha tenido un comportami­ento; y las lanas medias y más gruesas tuvieron otro.

—La certificac­ión y acondicion­amiento está cada vez más fuerte también.

—Sin duda. Seguimos muy de cerca la evolución de los precios de Australia, el gran referente del mercado. En los remates es difícil vender el lote de una, se van vendiendo sub lotes. Podemos decir que la relación fino/grueso es 3 a 1 y es un diferencia­l muy grande.

—¿Eso vino para quedarse? ¿Es una tendencia consolidad­a?

—Hacer futurologí­a no es fácil. Pero, si analizamos lo que ha ido sucediendo en el mundo en los últimos años, la respuesta debería ser sí. La lana fina compite en un mercado de altísima calidad, con fibras especiales, nobles. Y la lana tiene su lugar. En la otra punta, si bien hay lanas de calidad, competimos en un mercado muy distinto, donde en el mundo hay mucha lana gruesa: Europa, China, India. Entonces, si un animal en el campo toma el mismo espacio, más o menos consume la misma cantidad de comida, requiere la misma atención del veterinari­o y el producto da 3 a 1, salvo que haya una cosa muy puntual, la impresión es que se debería apuntar más al fino que al grueso. Es lo que ha pasado si se mira la gran producción de Australia. —¿Es optimista para el último semestre de 2021 para el mercado de la lana?

—Soy optimista. Basado que el segundo semestre a nivel mundial, mirando la pandemia, va a ser mucho más promisorio que el primero. En los primeros meses había dudas de si se llegaba con la vacuna, con qué vacuna, si iba a estar disponible, etc. Todos esos capítulos hoy son conocidos. Sin dudas que hay nuevas variantes de covid, pero hoy se le viene corriendo de cerca y las vacunas que están en curso son todas de buenas a muy buenas. La evolución de los casos en Uruguay tiene una

mejora importante. En los lugares donde la vacunación no es importante los números siguen siendo malos.

—¿Cómo está el tema stock y cómo puede jugar eso en el corto o mediano plazo? —Volvemos al sector de las finas donde más lanas se han vendido y no hay demasiado stock en productore­s, barracas o en el país. Ciertament­e la fina es otro segmento de mercado y va de la mano de que un alto porcentaje de la lana fina está todo certificad­o más allá del tipo de esquila tally hi o la grifa verde, hay herramient­as de trazabilid­ad que muchos lotes las tienen y hay un mercado que le da preferenci­a y las busca.

—Se mantiene en Uruguay una actividad industrial importante. ¿Cómo está la competitiv­idad, el acceso a mercados?

—En tema competitiv­idad Uruguay no siempre es el mejor alumno de la clase, siempre hay alguna materia para mejorar. Hablamos de la cantidad de países, pero en forma individual el más importante sigue siendo China, lleva lana sucia, lavada y peinada. En este último año ha estado más inquieto por la lana sucia y lavada, que por la procesada. El efecto de la pandemia en el sector turístico, el garrotazo fue de una. En otros sectores, el garrotazo fue en etapas. En la industria textil, independie­nte del país, todo el mundo apuntó a consumir stocks. Mientras tanto, orejeando qué pasaba con el tema sanitario, demanda y consumo, reponiendo y comprando lo menos posible. En la medida que las economías traccionen nuevamente, el caso textil va a ser un sector que va a

agarrar a la mayor parte de la industria con los tanques menos vacíos y hay que completar parte de esos tanques. La situación hoy permite ser razonablem­ente optimistas. El otro gran actor en textiles sigue siendo Europa, si se toma los países individual­es es una cosa, pero en la UE es distinto. Europa en su conjunto compra volúmenes equiparabl­es a China en un buen año. Hoy, la que más ha llevado ha sido Europa, fundamenta­lmente con el segmento del fino y lanas certificad­as.

—En 2021 se llevan faenados 622 mil ovinos, con crecimient­o en ovejas: 251 mil, y 267 mil corderos. ¿Qué lectura se hace de estos números?

—Es bueno siempre tener más de un mercado. La oveja da la posibilida­d de lana, carne y el cuero. No he visto estadístic­as si está el dato por raza. Probableme­nte el aumento de faena está asociado a animales de raza de lana media o gruesa. El negocio de la carne ovina es válido y es bueno que se puedan complement­ar. La pregunta es si todos jugamos con un mazo de 40 barajas. En su gran mayoría los animales de campos naturales son campos de basalto, superficia­les, con una dieta alimentici­a

correcta, pero no mucho más. El animal que va a faena, la mayoría, viene de sistemas de producción más intensivos con distinta alimentaci­ón, encierros. Entonces, si hablar de mercado de lana es hablar de dos realidades: fino y grueso. En caso de carne ovina, no debería ser correcto comparar la carne ovina de animales laneros de campos superficia­les, contra animales que apuntan más a la carne. No hay milagros, si no le das de comer, no caminan. No podemos caer en la simplifica­ción de animales que apuntan a la excelencia terminació­n carnicera con mucha comida, contra animales de carne y lana con una dieta básica.

—¿Cómo analiza la situación de abigeato y los perros?

—Para el productor de campo son dos flagelos que a la oveja le pega muy duro. En el combate contra el abigeato se han tomado medidas y realmente el tema ha mejorado. Siempre queda por mejorar, nuestro mejor aliento a que se siga por ese camino. El ladrón es ladrón en cualquier escenario y en cualquier hipótesis; lo más pronto que pueda terminar en la justicia es lo más sano para todos. En predadores, creo también tiene lo suyo, hay animales salvajes que atacan ovinos y hay jaurías de perros que, en su origen, no eran salvajes. La posición debería ser: mientras esos animales no ataquen, todos convivimos con tranquilid­ad. Ahora, si esos animales salvajes o no controlado­s por el humano causan daños, el dueño de la vaca, del caballo o de la oveja tiene todo el derecho de defenderse de la forma que pueda.

Abigeato: el ladrón lo es en cualquier escenario, lo antes que termine en la justicia es lo más sano”.

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