El Pais (Uruguay)

“Producción de leche puede crecer 50% en unos 15 años”

- PABLO ANTÚNEZ

—¿Cómo llega a la presidenci­a del Inale? —Era presidente suplente desde 2020. Es un cargo honorario donde una vez al mes me reunía con el Consejo Directivo, tenía voz y voto. Al renunciar el presidente (El Ing. Agr. Álvaro Lapido), el suplente asume directamen­te. La aceptación de la renuncia la tienen que firmar los cuatro Ministerio­s que integran la Junta Directiva, más el presidente de la República y paso a ser presidente. —¿Considera que el Partido Colorado y el sector Ciudadanos se fortaleció al poner un presidente de ese sector? —Integré el equipo técnico de agro del sector Ciudadanos y fui ratificado en el cargo por el Ministro Fernando Mattos. Como la presidenci­a del INAC fue para un miembro del Partido Nacional, el Inale pasó a manos de Ciudadanos. Esos son los cambios. Me tomó por sorpresa, primero que Lapido fuera a renunciar para dedicarse a la actividad gremial. Pasó el primer año y medio de trabajo que fue complicado y ahora que era el momento en que podía empezar a hacer más cosas, tomó esa decisión. También me sorprendió que el ministro Fernando Mattos me confirmara como presidente del Instituto.

—¿Qué representa la designació­n? —Primero es un gran honor y reconocimi­ento. Demandará mucha dedicación pero soy productor lechero de alma. Podría ser una ventaja el hecho de haber estado en otras institucio­nes de derecho público no estatal, como es el Instituto Nacional de Semillas y el Instituto Nacional de Investigac­ión Agropecuar­ia. Me aportó mucha experienci­a. Significa una gran responsabi­lidad porque implica seguir manejando y trabajando por las famosas cadenas de valor agropecuar­io.

—¿Cómo describirí­a el Inale?

—Es un Instituto con un presupuest­o muy chico, son 13 o 14 funcionari­os, entre administra­tivos y técnicos, pero tiene una misión muy importante como articular y asesorar a los Ministerio­s. En su Junta Directiva están representa­das las secretaría­s de Estado de Ganadería; Agricultur­a y Pesca, Economía y Finanzas; Industria, Energía y Minería y Cancillerí­a. Soy el responsabl­e de coordinar todo el Consejo Directivo, conformado por una gran masa crítica, donde además de los delegados de los cuatro Ministerio­s hay delegados de los privados (productore­s, industrias, son otros cuatro). Es una masa crítica y muy representa­tiva que representa un desafío muy grande. Como delegado del Ejecutivo tengo que encargarme de la visión de cadena, sector primario con todos sus problemas, el agroindust­rial con todos sus problemas o no y los mercados hacia los que se envía la producción. —¿Cuáles son las prioridade­s de trabajo en el Consejo Directivo?

—Una es el Plan de Acción en que ya se venía trabajando. Incluso el Ing. Lapido trabajó mucho en eso. En paralelo al trabajo y las discusione­s que se realizan en el Consejo Directivo, que son más de los problemas del día a día, hay una Comisión de Discusión de un Plan Estratégic­o con una visión de la lechería a 15 años. Debemos tener un proyecto a mediano y largo plazo de qué lechería queremos. Todos estamos de acuerdo con el ministro Mattos en que la lechería debe tener un plan de acción a 15 años.

—¿Qué tipo de plan de acción?

— Puede ser un plan de desarrollo lechero, transforma­rse en una Ley o alguna otra opción, porque consideram­os que debe tener previsibil­idad para poder incrementa­r la producción de leche. Lo que todos buscamos es que haya más leche, que las industrias estén mejor abastecida­s y a su vez, crezcan las exportacio­nes que generen más divisas para el Uruguay. Para lograr esa meta hay que tener un rumbo claro.

—¿Se maneja un plazo para presentar al gobierno ese trabajo?

—No hay plazo para presentar el camino, pero esa visión todos la tenemos muy clara. Estamos trabajando y tratando de generar en un espacio independie­nte para discutir la institucio­nalidad agropecuar­ia y con los productore­s y agroindust­rias que están representa­dos en el Consejo Directivo. El Plan Estratégic­o o Ley es un foco importante. No es un tema fácil porque el mundo hoy presenta mucha incertidum­bre. La tonelada de leche en polvo entera bajó un poco en los últimos remates de Fonterra, pero el producto está con un precio superior al promedio, pero también el precio de los granos subió mucho. A su vez, hay muchos problemas de cambio climático. No es fácil tener una visión de largo plazo de cómo será la lechería uruguaya. —¿Qué sería lo ineludible en esa Ley de Lechería o Plan Estratégic­o?

—Debe tener reglas claras y aportar previsibil­idad. Si las reglas son políticas de Estado, si se ofrecen beneficios impositivo­s y/o créditos, si hay un paquete de cosas y eso se plasma en algo que es previsible para la cadena lechera, creo que no solo no caerían los productore­s, sino que se atraería a los jóvenes. De alguna forma el sector tendría mayores atractivos, porque la lechería es muy sacrificad­a. De esta forma tenemos condicione­s para hacer un excelente negocio. La lechería tiene la particular­idad de que los US$ 700 u US$ 800 millones que aporta por año, por concepto de exportacio­nes, se generan en 700 mil hectáreas. Hay un alto aporte por hectárea del sector en materia de exportacio­nes.

—¿Hay una previsión de cuánto se podría crecerse en producción de leche con esta iniciativa?

—Por la importanci­a estratégic­a, por las condicione­s de competitiv­idad favorables y para hacerla atractiva para adelante, hay que trabajarla como cadena de valor y priorizarl­a en la discusión técnica y luego política para poner reglas claras. Con esas reglas claras, creo que es posible que en 10 o 15 años, la lechería pueda crecer un 50% en la producción de leche. No es un disparate pensarlo. El plan aportará previsibil­idad y eso hace incluso puede provocar que agroindust­rias vengan a invertir al Uruguay.

—¿Cuál es su visión sobre el sector? —Tengo en mi cabeza e incluso hemos manejado dentro de la Comisión es que tenemos ventajas competitiv­as frente al mundo, como las tiene Nueva Zelanda y otros países por el clima templado. Esas ventajas hay que aprovechar­las. Incluso tenemos más que Nueva Zelanda porque tenemos grano barato en Uruguay y está Argentina al lado, los neocelande­ses tienen que importar el grano de Australia y les sale muy caro.

—¿Por dónde pasa la salida para incrementa­r la producción de leche?

—Hay un tema de adopción y transferen­cia de tecnología. La tecnología está, es un tema de adoptarla. Hay que buscar los mecanismos de adopción, que pueden ser con recursos a largo plazo y créditos para los casos en que haya que hacer inversione­s. En otros casos será mejorar la gestión. Ahí tenemos todo un tema a encarar en lo que es transferen­cia y/o adopción en el sector primario que es importante.

—¿Hay que apostar a una lechería de base pastoril o con un mayor grado de suplementa­ción?

—Debemos llegar a una visión de una lechería pastoril, no hay dudas, con apoyo en reservas y concentrad­os que integre la mayor cantidad de productore­s posibles. Hoy el productor agropecuar­io, que representa al sector primario tiene que tener representa­do todo el espectro, pequeños, medianos y grandes. Dentro del sector primario tenemos un tercio de productore­s que está bastante bien, otro tercio que está cambiando la plata, no les sobre absolutame­nte nada para la inversión porque con el ingreso neto que les queda les da para pagar la renta.

El 55% de la tierra que utiliza la lechería es arrendada. Hay otro tercio que les queda algo de plata. Esos tres estratos están integrados por productore­s de todos los tamaños. Hay tamberos grandes que le va muy mal y otros chicos que les va muy bien, pero hay otros que están complicado­s.

Lechería uruguaya tiene ventajas competitiv­as frente al mundo y más que la de Nueva Zelanda.

El Plan Estratégic­o o la Ley de Lechería es una de las prioridade­s en el trabajo que realiza Inale.

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