El Pais (Uruguay)

“Que el productor aproveche el rastrojo es importantí­simo”

- HERNÁN T. ZORRILLA

—¿Cómo ve el panorama del sector arrocero?

—El arroz está pasando por un buen momento. Hay informes mundiales que marcan un stock más bajo y subió el precio en Brasil. Esta última zafra permite tapar agujeros, pero a veces esos agujeros no son solo económicos. En 5 o 6 años casi no se renovó maquinaria, solamente se repararon o remendaron los equipos. Hoy hay una situación de cierta escasez de maquinaria agrícola, cubiertas y algún repuesto. El sector está demandante de infraestru­ctura porque en estos años que mencionaba solo se pudo sobrevivir. —Siempre se habla de lo mismo. A Uruguay, que tiene produccion­es de arroz de vanguardia a nivel mundial, no le cerraban los números…

—El problema claramente no es la producción, sino la ecuación. Tuvimos muchos años con el dólar trancado en $20 o $22 y un gas oil a US$ 1,50, cuando el costo de producción era de US$ 1800. Con una bolsa que no llegaba a los US$ 10 era difícil cubrir costos. En cuanto a esto tal vez el año pasado fue mejor, porque se tuvieron buenas produccion­es con un costo de insumos menor. Tuvimos años con los costos muy arriba, habiendo otros cultivos en los que no precisas invertir más de US$ 700 por hectárea para tener un margen de US$ 200. A veces en el arroz invirtiend­o inicialmen­te US$ 1800 no tenés ese margen. Y a esto debemos sumar que es un cultivo muy seguro en sus rendimient­os. Yo creo que es el único cultivo que se puede regar un 100% de su área, porque el productor precisamen­te siembra en función del agua disponible. No se juega a sembrar y esperar que llueva, como sí puede pasar con el sorgo o la soja.

—¿Cómo ve los próximos años para el arroz?

—El arroz tiene diferentes esquemas. Tenés por un lado al medianero y por otro al dueño del campo y del agua y que hasta en ocasiones tiene el secador, entonces las rotaciones que haces son tuyas. Podés rotar también con algún cultivo de secano o con ganadería. Vas amortizand­o los costos de los laboreos y los productos químicos y con la rotación vas mejorando los suelos. En nuestro caso por ejemplo, no tenemos problemas de arroz rojo o de malezas resistente­s porque son muchos años de rotaciones con sorgo y pasturas, y eso trae beneficios. Cuando sos medianero y la pradera la disfruta el dueño del campo es más complicado. Es más difícil cerrar las cuentas todos los años y mantenerte en el tiempo.

—¿Cómo ve las rotaciones arroz-soja? —Nosotros rotamos el arroz con el sorgo y después entramos con pasturas.

La soja hasta el año pasado, con un precio de US$ 320 o US$ 330 era un cultivo muy caro para usar en las rotaciones. Si bien la soja entrega un lindo rastrojo, a US$ 330 en el este del país no es rentable. Hoy un sorgo con un rendimient­o de 5.000 kg por hectárea es más rentable y se usa para grano húmedo. Si vale poco lo hacemos carne, si vale más lo vendemos como grano. Es una rotación integrada.

—¿Cómo realizan las chacras de soja en la empresa?

—Hacemos soja en un campo arrendado. El concepto de que el productor aproveche el rastrojo es importantí­simo. En este caso la soja la rotamos con sorgo y pasturas. Precisamen­te en las chacras de soja tiramos un raigrás antes de cosecharlo y producimos 200 kg o 300 kg de carne por hectárea. La medianería en ese sentido es más arriesgada en el tiempo. Nuestra sustentabi­lidad está basada en las rotaciones: arroz, sorgo, soja y pasturas. Esto estabiliza rendimient­os.

—La posibilida­d de exportar sorgo a China, ¿cambia considerab­lemente la situación del cultivo en el país?

—Sí. Este año vendimos sorgo a Taiwán con las condicione­s del protocolo chino, haciendo análisis en el LATU. El sorgo a exportar está a muy buen precio, pero si va a China tenemos que ponerle un 15% o 20% más. Argentina por ejemplo envió sorgo a China en unos US$ 30 o US$ 35 más que lo que se pone en Taiwán. A nosotros el sorgo nos permitió empezar a dar grano húmero en el encierro todos los días. El corral es una parte importante de la empresa y por eso hacemos mucho de sorgo.

—¿Ha pensado hacer maíz en el este? —Sí. Nosotros plantamos maíz en otras épocas, pero no teníamos resistenci­a a glifosato. Cuando lo regamos se llenó de Capin. Ahora estamos incorporan­do una sembradora de placa para usar en el este. Parece que los precios del maíz no subieron solo por un año, sino que van a permanecer algunos años arriba. Hay demanda en Brasil y hay demanda en Paraguay. Nosotros para el encierro o la fábrica de raciones que tenemos debemos empezar a producirlo aquí. —¿Cómo viene analizando la situación del encierro?

—Lo vemos de forma estructura­l. Es una forma de aumentar la extracción por hectárea. La estrategia que usamos es ingresar con terneros de 150 kg que quedan en el corral entre 2 y 3 meses con un sorgo de grano húmedo y algún núcleo. Luego se recrían en praderas y a los 380 kg vuelven al encierro por unos 100 días hasta llegar a los 500 kg más o menos. Por ello tenemos encierro de terneros y encierro de novillos. Les enseñamos a comer apenas llegan y pasan los meses del invierno allí. —¿Y cómo cierran los números hoy? —En algunos aspectos es parecido al arroz. Hay veces que es mejor y otras peor, pero no podemos hacer un corral porque está bueno y al otro año ya no. Nosotros hacemos lo mismo todos los años. Si el sorgo que embolsamos la zafra anterior lo vendíamos, capaz hacíamos un negocio mejor, pero tenemos un esquema que mantenemos firme.

—¿Cómo evalúa la situación actual de costos?

—La suba del petróleo y de los granos hizo que suba el fertilizan­te. La zafra ideal para esto fue la pasada, porque lo hicimos con insumos a precio bajo, si bien la soja fue muy errática por la sequía. El costo país está bajando, y hoy tenemos un gas oil que está un poco por debajo del dólar cuando lo tuvimos mucho tiempo a US$ 1,50. El fertilizan­te, el glifosato y los productos químicos subieron pero también subieron los granos. Son los avatares del negocio. Nunca pensamos vender soja a US$ 500, y el sorgo está a US$ 170 o US$ 200. Son precios muy buenos.

—Usted tiene experienci­a en maquinaria agrícola. ¿Cómo ve la situación actual en general de aplicación de tecnología a nivel país?

—Mi especialid­ad es la maquinaria agrícola y fui aprendiend­o algo de cultivos por práctica. Somos asesorados por Asinagro y contamos también con un agrónomo y un médico veterinari­o dentro de la empresa. Tenemos un norte en la orientació­n técnica. En la maquinaria ha habido un cambio bestial. Hoy se laborea menos que antes. El glifosato es una gran herramient­a. Hoy hay sembradora­s araña, tecnología de nivelación RTK, pilotos automático­s, sistemas de precisión en mosquitos y sembradora­s y demás.

—¿Por dónde pasan los principale­s puntos para el desarrollo en el este del país?

—Pasan por la producción integrada. No concibo dejar un rastrojo y no utilizarlo. La agricultur­a en conjunto con la ganadería tiene un potencial enorme. Hoy valen los granos y vale la carne, pero a veces vale solo uno de los dos. Al estar integrados fortalecem­os el sistema.

La sustentabi­lidad se basa en rotaciones de arroz, sorgo, soja y las pasturas; eso estabiliza”.

El desarrollo en el este del país, pasa por la integració­n de la agricultur­a y ganadería”.

(*) Encargado del área Agrícola y Forestal del Portal Rurales El País.

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