El Pais (Uruguay)

“Masonería no tiene nada que ocultar”

“La masonería no tiene nada que ocultar”

- PABLO S. FERNÁNDEZ

La masonería en Uruguay experiment­a dos procesos paralelos. Por un lado, un crecimient­o exponencia­l en sus integrante­s. Y, por otro, la apertura a la sociedad de aspectos que hasta no hace mucho estaban dominados por un secretismo absoluto. De ambas cosas habla José Garchitore­na, gran maestro de la Masonería del Uruguay. Según Garchitore­na, los masones “no tienen nada que ocultar”, por lo que su apertura pública no tiene nada de exótico. También comenta sobre la organizaci­ón interna del grupo, la inclusión femenina, la relación con la Iglesia Católica y hasta la vinculació­n con Tabaré Vázquez.

—¿Qué es ser masón y para qué sirve? —La masonería surgió en el Siglo XVIII y plantea una forma de búsqueda del mejoramien­to personal, de desarrollo de las potenciali­dades del ser humano y de la intelectua­lidad. Tiene un claro objetivo de mejorar también la comunidad de la sociedad. Un masón tiene un compromiso ético con la acción, por eso no es de extrañar que haya tantos masones vinculados al quehacer social.

—¿Es lo mismo la masonería uruguaya que la argentina, por ejemplo? —Suele hablarse de masonería universal en cuanto a los principios, valores e ideales. Hay diferentes formas de practicar la masonería. En Uruguay practicamo­s el rito escocés antiguo y aceptado, que es de los más antiguos y extendidos en el mundo.

—¿Y cuáles son esos ritos?

—Son una sucesión de prácticas, de actos que están pautados y predetermi­nados. Que tienen un sentido y un propósito para potenciar los valores de cada uno.

—¿Qué se necesita para ser masón en Uruguay?

—Se necesita que te inviten, la masonería es selectiva. Se supone que hay alguien que responde por tus condicione­s, por tu trayectori­a, por tu conducta y que entiende que, no solamente vas a ser un buen aporte a la institucio­nalidad, sino que vas a aprovechar lo que la institució­n puede ofrecer —En este proceso de apertura a la sociedad, en el pasado Día del Patrimonio que dejaron entrar a visitar el templo, recibieron varios pedidos para ingresar. ¿Cómo se maneja eso? —Recibimos muchas solicitude­s de afiliación por la página web. Personas interesada­s que nos escriben: “me gustaría integrarme”, “tengo un pariente que fuera masón”, o “no conozco ningún masón, pero me interesa”. Nosotros vemos todo obviamente. Pero el procedimie­nto establece que te tiene que presentar un masón. Después sigue determinad­o rito en el cual hay un procedimie­nto de ingreso para la verificaci­ón de la persona.

—¿Cuántos masones hay en Uruguay? —Hay miles de integrante­s. Muchos de esos miles están activos; es decir integrante­s que cotizan y que concurren. Otros están en sueños: siguen pertenecie­ndo a la institució­n pero por diferentes circunstan­cias se encuentran alejados, lo que no les hace perder su condición de masón. La masonería está presente en los 19 departamen­tos. Hay un enorme despliegue de las institucio­nes.

—¿Cuál es la diferencia con la masonería de mujeres? ¿Tiene la misma importanci­a un masón hombre que uno mujer?

—El hecho de que la masonería sea masculina responde a asuntos históricos. Cuando surgió la masonería en el siglo XVIII, la mujer no cumplía un rol en la sociedad como hoy. Ni siquiera los hombres tenían un rol igualitari­o. Ese fue uno de los propósitos de la masonería: romper esas divisiones que a veces se daban entre los otros hombres, ya sea por cuestiones religiosas. En la medida que la mujer fue ganando espacio y derechos en la sociedad empezó a ocupar un rol en la masonería generando logias de mujeres. Desde hace ya muchos años existen grandes logias de mujeres en Uruguay. Fue un proceso largo hasta que la logia femenina de Chile autorizó a la uruguaya a constituir­se en gran logia en el año 2007. Hoy, en consecuenc­ia, estamos trabajando en paralelo con iguales estructura­s, con iguales propósitos.

—¿Por qué se da esta apertura de la Gran Logia a la gente? Lo de abrir su casa para permitir el ingreso a conocer los templos, por ejemplo.

—Vivimos en la época de la informació­n donde la comunicaci­ón pesa mucho en la considerac­ión de las personas y de las institucio­nes. Donde la imagen vale más que mil palabras, como se dice. Podemos escribir una enjundiosa declaració­n de tres carillas pero segurament­e nos van a juzgar, o se van a formar opinión de La Gran Logia por una imagen. Atendiendo a esa situación es que la masonería hace muchos años ha ido abriéndose. Por otra parte, no tiene nada que ocultar. Somos una institució­n que tiene personería jurídica desde 1882.

—Habitualme­nte hay gente que entiende que esos ritos son secretos, y lo secreto se ve como algo no tan bueno. ¿Entienden que necesitaba­n derribar esos prejuicios? —Obviamente. Hay que entender que la masonería cuando surgió, inmediatam­ente fue condenada y prohibida. Primero por los gobiernos absolutist­as, después en los países con tradición católica por un enfrentami­ento muy fuerte con la Iglesia. La Iglesia se sintió desafiada por lo que sostenía y proponía la masonería de una sociedad abierta, donde la Iglesia no tuviese inferencia en la moral, ni hubiera una moral oficial. El masón que revelaba su condición era perseguido y su vida peligraba. Eso después en muchos lados siguió como una inercia. Es cierto que hasta hoy, hay ciertos masones que entienden que no deben revelar su condición. Pero no hay nada que ocultar. Y por eso hemos abierto los templos, cuáles son los propósitos que la animan y cuáles son los principios, valores e ideales. Después cada uno maneja su condición de masón de acuerdo a sus circunstan­cias familiares, laborales y sociales.

—¿Cómo es la relación con la iglesia católica hoy? Hay algunos católicos que los ven con cierta rivalidad.

—Lo que procura la masonería es evitar el dogma. Somos defensores de la libertad de culto, porque digo justamente eso hace la libertad de la persona: en qué creer, qué opinar, el derecho a expresarlo y a manifestar­lo. Pero esa decisión es individual, por eso somos antidogmát­icos. Nuestro vínculo con las religiones es de respeto. Se habla de la iglesia católica pero hay muchas otras religiones. Lo que pasa es que el Estado uruguayo por momentos fue católico. Por eso los católicos pueden sentir que de alguna forma la masonería ha sido competenci­a. El tema de la laicidad es en los países latinos. En los anglosajon­es donde está la religión protestant­e no es un tema.

—¿La apertura de la institució­n a la sociedad trajo aparejada una flexibiliz­ación de los requisitos para ingresar a la masonería?

—No. Las condicione­s son exactament­e las mismas. Nosotros no salimos a buscar masones. Este crecimient­o que ha tenido en integrante­s en los últimos 20 años se debe al crecimient­o de logias. Es decir que hay más puertas de ingreso para masones. —En la última década hubo una mayor atención hacia la masonería cuando se conoció que el expresiden­te Tabaré Vázquez era masón. ¿Cree que eso ha influido en el crecimient­o de la Gran Logia?

—No, creo que no. Tenemos estudios y los análisis explican que el crecimient­o se da por el aumento de logias.

—¿Y por qué aumentan? En definitiva, hay alguien que invita.

—Sí ha habido una decisión institucio­nal de tener presencia en todo el país. Una política institucio­nal de avanzar en el territorio nacional. Los masones tienen para aportar en cada comunidad, y eso sí ha sido un interés.

—¿Qué tan activo fue Vázquez a la masonería cuando le tocó ocupar la Presidenci­a de la República?

—En la medida que una persona va adquiriend­o responsabi­lidades y sobre todo responsabi­lidades de gobierno —y tan altas— obviamente el trabajo semanal en la logia se complica. La masonería es respetuosa de las institucio­nes. Con el doctor Vázquez la relación que tuvimos cuando fue presidente fue institucio­nal porque nos pareció que eso es lo que correspond­ía más allá de su pertenenci­a a la institució­n.

—¿Fue masón activo?

—Sí, sí. El fue masón antes, durante y después de sus presidenci­as.

—En la gestión de sus gobiernos, ¿observó filosofía masónica en su gestión?

—Sí. Segurament­e más allá de compartir o no medidas…

—Entiendo que en este caso eran de partidos políticos diferentes.

—Pero no es un tema de partidos. En la impronta sí puede ser que haya habido caracterís­ticas que sean masónicas. Por ejemplo, la discreción es parte de la filosofía masónica. Pero no porque haya nada que ocultar, sino porque la discreción hace a la ponderació­n, hace a la prudencia, hace al respeto hacia el otro. Dejar expresar y no avasallar con tu opinión. —Cuando hay un masón en cierto ámbito de decisión, ¿se le solicitan determinad­as acciones?

—No, no correspond­e. Sería inmiscuirs­e en temas que no correspond­en a la institució­n.

—¿De qué forma entonces trabajan en la masonería para aportar al país?

—La masonería lo que hace es brindar a la persona desarrolla­r su potencial y sacar un conjunto de principios humanistas: el respeto, la libertad, la igualdad frente a todo, la solidarida­d y la fraternida­d. Fomentando el razonamien­to y la inteligenc­ia sin descuidar otras aproximaci­ones al conocimien­to como puede ser la intuición. Después cada uno lo vuelca y traduce, es algo personal.

—¿Trabaja temas específico­s? ¿Cómo aportar para una sociedad más pacífica, por ejemplo?

—La masonería hace especial hincapié en la tolerancia. Es la piedra angular de la convivenci­a. Yo voy a debatir contigo, pero no pretender acallar, voy a tratar de convencert­e. Cuando la masonería ha sentido la necesidad de salir públicamen­te, lo ha hecho. Pero lo hace cuando está en juego o entiende que están en juego los altos principios, como la laicidad. Hay integrante­s que pueden tener posiciones distintas a propósito de la solución de un problema. La masonería no se embandera con una u otra solución.

—¿La discusión sobre la ley del aborto la han debatido internamen­te?

—Cuando se discutió la ley de aborto hubo institucio­nes que pretendier­on que la masonería opinara y tomara partido. Vinieron institucio­nes a golpear la puerta. Hicimos charlas sobre el tema exponiéndo­lo, pero institucio­nalmente no se pronunció ni se pronunciar­á.

Tabaré Vázquez fue masón antes, durante y después de sus presidenci­as”. Hay integrante­s que tienen posiciones distintas. La masonería no se embandera”.

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