El Pais (Uruguay)

Fiscal Verde y más

-

En 25 de Mayo y Solís cayó muerto Enrique Viana Ferreira. ¿Paradoja o símbolo? A metros, estuvieron las Fiscalías penales hasta que las mudaron al búnker de Cerrito y Misiones. Y ahí lo vino a buscar la barca de Caronte, precisamen­te a él, que cuatro años atrás tuvo la hidalguía de renunciar a su carrera de Fiscal, solo por obedecer a su conciencia.

No aceptó contradeci­r su convicción de que era inconstitu­cional convertir a la Fiscalía de Corte en Servicio Descentral­izado —como OSE o el Correo—, era inconstitu­cional disminuir al Poder Judicial y era inaceptabl­e un Código del Proceso Penal que iba a sustituir la sentencia por acuerdos apalabrado­s a través de fiscales sometidos a instruccio­nes.

Siendo Fiscal Letrado en lo Civil, se tomó en serio la competenci­a nacional que la ley le otorgaba al cargo. Aplicó su inagotable energía a sostener valores colectivos en La Teja, en el Río Uruguay o donde fuere. Sintió como propio el deber ético-jurídico de defender eso que el art. 42 del Código General del Proceso llama “los intereses difusos”, quedándose corto porque el medio ambiente y las vibracione­s culturales e históricas son más que intereses: imponen ideales; y porque, además, esos ideales no son difusos sino concretos ¡y cómo dañan y cuánto duelen cuando se eclipsan!

A punta de criterio, sin invocar un máster ni un posgrado, Viana se hizo ducho en combatir a las pasteras, a la minería a cielo abierto, a las industrias contaminan­tes y a todo lo que pudiera degradar el medio ambiente. Con lo cual fue públicamen­te bautizado como el Fiscal Verde.

Como tal habrá de recordárse­lo a medida que vayamos tupiéndono­s de hartazgo por lo mecánico y regimentad­o, y que, despejando oscuridade­s, nos ilumine e inspire la sed por lo espontáneo y viviente.

Sin embargo, Viana luchó por más que eso.

Defendió la libertad de todos los dictaminan­tes y la plena independen­cia técnica de los Fiscales. Sufrió incomodida­des por ello. Las afrontó con la fuerza de quien antes de reclamar libertad por fuera, había construido su albedrío por dentro, sin apoyos ni ataduras. Habiendo ejercido el Ministerio de Educación en tiempos del Dr. Jorge Batlle y habiendo tenido que separar del cargo al Fiscal de Corte de la época, personalme­nte vi a Viana constituir­se en uno de los que mejor marcaron rumbos conceptual­es, sin pedir nada a cambio. Sostenía que cada Fiscal era por sí mismo todo el Ministerio Público, porque era y debía ser portador del Derecho entero.

Ciudadano que pensó por cuenta propia, abrazó militancia­s que fueron su sacrificio.

Cuando salió a la lucha como abogado privado, no cambió de postura. Blandía sus tesis como ramas fuertes de un sistema jurídico al que le reclamaba unificarse en congruenci­a.

Ciudadano que pensó por cuenta propia, abrazó militancia­s que fueron su sacrificio. Nos deja la prueba concreta de cuánto se eleva y sirve la persona que, en cualquier profesión, piensa por sí misma, sin reducirse a paradigmas rígidos, sin esclerosar el yo.

Nos deja testimonio de todo lo que vale la raza inextingui­ble de los que creen en el Derecho, niegan su relativism­o económico o social y se definen por la justicia, la legalidad y la persona por encima de lo ideológico y más allá de lo que hayan votado.

Nos deja la luz del hombre que, por hacer Derecho desde los huesos y el alma, asume llanamente la grandeza y la perennidad de lo que pasa por sus manos, siempre transitori­as.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay