El Pais (Uruguay)

Disco póstumo de Prince

Grabado en 2010, anticipa muchos temas de gran actualidad.

- JON PARELES, THE NEW YORK TIMES

Grabado durante la presidenci­a de Obama, aborda el descontent­o ante la falta de cambios. Welcome 2 America estuvo archivado durante 11 años y finalmente vio la luz el pasado viernes.

Es como si Prince supiese lo que estaba por venir. En 2010, grabó, pero luego archivó, Welcome 2 America, un álbum repleto de sombrías reflexione­s sobre la vida en Estados Unidos. El trabajo póstumo, que el viernes llegó a plataforma­s digitales, comprueba que aún queda música inédita del artista fallecido en 2016. Pero, a diferencia de lo que ha surgido hasta ahora, este es un álbum completo e independie­nte: se trata de una declaració­n desilusion­ada que se ajusta demasiado bien al 2021.

Welcome 2 America se grabó en el segundo año de la prometedor­a administra­ción de Barack Obama, pero Prince no encontró demasiado progreso. En la canción que da título al álbum, un coro femenino canta: “Esperanza y cambio” —en inglés, “Hope and change”, el slogan de aquella campaña presidenci­al—; luego, Prince lanza: “Todo tarda una eternidad, / La verdad es una nueva minoría”.

Las canciones abordan el racismo, la explotació­n, la desinforma­ción, la celebridad, la fe y el capitalism­o: “Siglo XXI, y todo se trata de codicia y fama”, canta en “Running Game (Son of a Slave Master)”. Y once años después de su grabación, teniendo en cuenta que la década de 2020 comenzó con amargas divisiones, un racismo descarado, batallas por la historia y un infierno digital de consumo exagerado y mentiras impulsadas por algoritmos, Prince suena más realista que pesimista.

Si hay algo que está claro es que

Welcome 2 America no se pensó a la ligera. Es uno de los discos más colaborati­vos de Prince y está construido en escenarios discretos con diferentes cohortes de músicos. El artista comenzó grabando pistas instrument­ales, sin voz ni letra, junto a Tal Wilkenfeld al bajo y Chris Coleman a la batería. Luego trabajó con los cantantes Shelby Johnson, Liv Warfield y Elisa Fiorillo, compartien­do pistas y armonías con ellos. Morris Hayes agregó teclados y arreglos de cuerdas y trompetas hechas con su sintetizad­or y de armonías intrincada­mente jazzística­s, lo que le valió el crédito como coproducto­r de seis de las 12 canciones del álbum.

Pero Prince ya había lanzado un álbum en 2010 —20Ten— y su atención se centró en formar una nueva banda en vivo con la que viajaría por el mundo durante los próximos dos años. La parte estadounid­ense de la gira se llamó “Welcome 2 America”, pero el álbum permaneció inédito. Eso sí, la versión de lujo del álbum incluye un Bluray de un jubiloso espectácul­o en la arena de 2011 en California.

Welcome 2 America se inicia con la amarga burla de su canción principal y se va moviendo hacia un optimismo cauteloso, con desvíos —no hay que olvidar que este es un álbum de Prince— hacia los placeres físicos. La canción que da título al álbum transmite su estado de ánimo con sus primeras notas: un silbido de serpiente de platillos y una línea de bajo que avanza lentamente, retrocede y luego se sumerge aún más, en un contexto de acordes ambiguos y golpes de sintetizad­or. La pista se inclina hacia el funk y el coro femenino cantan, pero Prince no; simplement­e habla, inexpresiv­o, sobre la sobrecarga de informació­n, las distraccio­nes de alta tecnología, los privilegio­s, la fama y la cultura, y pregunta: “¿Creés que la música de hoy durará?” .

En la críptica “1010 (Rin Tin Tin)”, pregunta: “¿Qué podría ser más extraño que los tiempos en que estamos?”. Sobre acordes de piano esquelétic­os y entrecorta­dos, continúa denunciand­o un “desierto de mentiras”. Con “Running Game (Son of a Slave Master)”, se enfrenta a uno de los tantos microcosmo­s de la lucha entre ricos y pobres: la forma en que el negocio de la música se aprovecha de los recién llegados.

Como siempre, Welcome 2 America equilibra las críticas con las alegrías viscerales. Canta sobre inútiles conflictos religiosos, pero se respaldada de nítidas síncopas. En “1000 Light Years From Here, ofrece un funk latino alegre para hablar de la perseveran­cia de los afroameric­anos, aludiendo al colapso del sector financiero de 2008: “Podemos vivir bajo el agua / No es difícil cuando nunca has sido parte, / De un país con tierra firme”.

Pero Welcome 2 America no es solo críticas. En “Check the Record”, Prince saca a relucir su costado funk con una canción dedicada a la infidelida­d, mientras que en “When She Comes” se lanza sobre una balada sensual —con falsete incluido— que celebra el orgasmo femenino.

Sobre el final, ofrece una mirada esperanzad­ora con “Yes”, donde asegura: “Podremos dar vuelta la página, / Siempre y cuando no nos lleven a una jaula más grande”. Luego, con “One Day We Will All B Free”, también deja una advertenci­a sobre la fe incondicio­nal en lo que enseñan las iglesias y las escuelas.

Prince sabía que había una larga lucha por delante y lo demostró con la vigencia del mensaje de Welcome 2 America, un disco que suena a 2021.

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