El Pais (Uruguay)

Es para la televisión

- JUAN MARTÍN POSADAS

En muchos jugadores de fútbol se ha generaliza­do un empalagoso comportami­ento: si los pechan o le arriman los tapones se tiran al suelo, se retuercen, se revuelcan, muestran los dientes; el juez ya cobró pero siguen en contorsion­es de agonía. ¿Por qué? Es para la televisión.

El dramático malhumor con que se ha tomado en Canelones el haberse quedado sin el fideicomis­o (¿el tercero o el cuarto?) lleva a una reflexión sobre estilos políticos. A propósito de ese episodio se han levantado voces que hablan de ruptura de relaciones, de fomento de la grieta (denominaci­ón de origen estrictame­nte argentino) y otros lamentos tipo napolitano. La cosa se pone peor con la intervenci­ón de actores de reparto, como fue el caso del secretario municipal de Canelones.

Había un acuerdo político entre los partidos involucrad­os para tomar una decisión común en tres Departamen­tos (Canelones, Rocha y Río Negro) en cuya gestión había participad­o el Intendente de Canelones (La Diaria 23/07, pág. 2). Este tipo de acuerdos se maneja siempre arriba, en las cúpulas partidaria­s (no en las juntas departamen­tales). Orsi creyó que él estaba en ese nivel en el Frente Amplio y que él podía asegurar el cumplimien­to de parte de los ediles frentistas de Rocha y de Río Negro. Pero Orsi quedó en orsay. El problema es que hoy el arriba del Frente Amplio está deshabitad­o. El arriba del Partido Nacional no lo está. El que se creyó estar arriba y no lo está no tiene motivo para enojarse con los otros.

Otro asunto vinculado al episodio y que merece más atención que el griterío es la política de endeudamie­nto. El Frente Amplio en sus tres períodos de gobierno tuvo una política de endeudamie­nto sumamente liberal: le dio vía libre. El pesado déficit fiscal que dejó no deriva solamente de los proyectos desquiciad­os (Alas U, regasifica­dora, etc.) sino de un concepto político de progresar en base a contraer deuda. El gobierno actual asumió con un compromiso diferente: de disciplina fiscal, es decir, de parar la mano. Son dos visiones económicas y cada una tiene su sustento teórico. En nuestro ordenamien­to jurídico las intendenci­as gozan de autonomía, pero los Departamen­tos no son repúblicas independie­ntes y los votantes que eligieron este gobierno nacional y su política económica viven en los 19 Departamen­tos.

También a propósito de este episodio menor vale la pena repasar necesarias nociones

El gobierno actual asumió con un compromiso diferente: de disciplina fiscal, de parar la mano.

sobre la tramitació­n de los desacuerdo­s. Las discrepanc­ias son el terreno natural donde se desarrolla­n los sistemas democrátic­os, es decir donde hay varios partidos (el pluriparti­dismo que Fidel Castro llamaba la pluriporqu­ería). En tales sistemas la meta nunca es eliminar al adversario sino labrar con él un acuerdo, un arreglo y siempre en una hipótesis de provisorie­dad, porque es hasta la próxima elección, hasta que el soberano vuelva a expresar lo que quiere mediante su voto.

Termino aludiendo a otro problema nacional: se puso de manifiesto en este caso pero viene infectando el ambiente político hace rato: me refiero a la dramatizac­ión. Desde que no iban a alcanzar las camas de CTI (había un genocidio en curso, se acuerdan) hasta que la LUC es una amenaza al sistema democrátic­o y que constituye un verdadero atentado que Canelones se quede sin fideicomis­o, todo es siempre dramático, apocalípti­co… Es para la tele.

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