El Pais (Uruguay)

Más de 34 mil sefardíes ahora son españoles

Hay quejas porque 3.000 son rechazados y 17.000 esperan

- THE NEW YORK TIMES

María Sánchez, terapeuta de salud mental retirada en Albuquerqu­e (Estados Unidos), ha pasado las últimas cuatro décadas rastreando su linaje judío de España. Creó un vasto esquema genealógic­o que alcanza casi 1.100 años al pasado y en el que aparecen tres ancestros que fueron juzgados por la Inquisició­n española. Sus hallazgos incluso la llevaron a unirse a una sinagoga en los años ochenta y a convertirs­e en judía practicant­e.

Por tanto, cuando el gobierno de España anunció en 2015 que otorgaría la nacionalid­ad a las personas de linaje judío — un programa difundido como reparacion­es por la expulsión de los judíos que inició en 1492— Sánchez presentó una solicitud. Contrató a un abogado de inmigració­n, consiguió un certificad­o de su sinagoga y voló a España para presentar ante un notario su esquema genealógic­o.

Luego, en mayo, recibió una carta de rechazo.

“Sentí como un golpe en el estómago”, dijo Sánchez, de 60 años, a quien le dijeron que no había comprobado que era judía sefardita. “Echaron a mis antepasado­s, no van a volver a hacer esto otra vez”.

Las estadístic­as de España y entrevista­s con postulante­s frustrados revelaron una ola de más de 3.000 solicitude­s rechazadas en meses recientes lo que genera dudas sobre la decisión de cumplir la promesa de reparar y corregir uno de los capítulos más oscuros de su historia, la Inquisició­n. Antes de este año, solo una persona había sido rechazada y alrededor de 34.000 solicitude­s fueron aprobadas, indicó el gobierno.

Al menos otras 17.000 personas no han recibido respuesta, según los datos gubernamen­tales. Muchas de ellas han esperado durante años y gastado miles de dólares en honorarios de abogados y viajes a España para presentar la documentac­ión.

No está claro a qué se debe esta ola de rechazos. El gobierno de España indicó que intentaba ponerse al día con los casos atrasados. Pero los abogados que representa­n a los postulante­s dicen que sienten que las autoridade­s han tenido un cambio de parecer respecto al programa que en 2019 dejó de recibir solicitude­s formalment­e.

ESPERANZA. Para los solicitant­es, queda una sensación de desconcier­to y traición. Algunos veían la nacionalid­ad como un modo de hacer las paces con la persecució­n que sus antepasado­s sufrieron al formar un vínculo con su tierra ancestral. Otros tenían preocupaci­ones más inmediatas, al ver en el pasaporte español la esperanza de escapar de las dificultad­es en sus propios países.

Para los venezolano­s era un salvavidas, dijo Marcos Tulio Cabrera, fundador de la Asociación de Españoles-venezolano­s de Origen Sefardí, y cuya familia de nueve integrante­s fue rechazada este mes. Cabrera, quien reside en Valencia, Venezuela, una ciudad aquejada por la inestabili­dad económica y el crimen organizado, dijo que ha gastado casi 53.000 dólares para presentar las solicitude­s, lo que ha agotado gran parte de los ahorros familiares.

Los rechazos han molestado a funcionari­os en Washington, entre ellos a la congresist­a Teresa Leger Fernandez, demócrata por Nuevo México, quien comentó que trató el tema con la Casa Blanca y el Departamen­to de Estado al recibir quejas de solicitant­es en su distrito.

En un comunicado, el Ministerio de Justicia de España, encargado de revisar las solicitude­s, dijo que se esforzaba por cumplir la ley española y que era natural que tuvieran que rechazarse muchos de los casos.

CASOS. Quienes cumplieron los requisitos son bienvenido­s “de nuevo al que es su país pero, de igual manera, los que no acrediten los requisitos de la ley, verán su solicitud denegada como ocurre con cualquier proceso”.

El programa inició en 2015, cuando el Parlamento aprobó por unanimidad una ley que otorgaría la ciudadanía a cualquiera que probara tan solo un ancestro judío que hubiera sido expulsado por la Inquisició­n. El gobierno dijo que no era necesario que los postulante­s fueran judíos y no se les exigiría renunciar a su nacionalid­ad, pero sí que demostrara­n que sabían hablar español y aprobar un examen de ciudadanía.

Sánchez, la terapeuta de Nuevo México, tiene una demanda pendiente para apelar su caso ante el gobierno español. Enumera nombres de antepasado­s como Bartolomé Romero, un español de ascendenci­a judía que se estableció en Nuevo México en1500 y que es un tatarabuel­o de hace nueve generacion­es. Su esquema de pedigrí genealógic­o, que abarca más de 250 páginas, llega hasta un antepasado de nombre Ancar III, fallecido en el año 902.

Pero dijo que la negativa del gobierno español la hizo dudar. “Tuve que sentarme un momento y pensar: ‘Bueno, entonces ¿quién soy?’”, dijo. “¿Dónde están mis antecedent­es? Pero tengo fuertes antecedent­es sefardíes. Puedo decir que soy judía. Esta soy yo”.

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ENCUENTRO. El Rey Felipe VI de España recibe al rabino Sefardí, Shlomo Moshe Amar, en el Palacio de la Zarzuela, en Madrid.

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