El Pais (Uruguay)

Campo firme ante la crisis

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El mundo ha atravesado una circunstan­cia crítica e inédita ante la pandemia y el Uruguay no ha sido excepción. Principalm­ente por las restriccio­nes que se tomaron para contener el virus la economía uruguaya cayó casi 6% en 2020. El objetivo se logró, pero decenas de empresas cerraron y otras más redujeron facturació­n y plantilla, con impacto especialme­nte duro para los sectores de servicios presencial­es como el comercio tradiciona­l, la gastronomí­a y el turismo.

Por sus propias caracterís­ticas de producción a cielo abierto y en todo el territorio, el agro se vio menos afectado y logró mantener la actividad en niveles más cercanos a lo normal, comparado con los sectores antes mencionado­s. Si bien el campo venía ya previament­e afectado por problemas de competitiv­idad previos que aquejaban y aquejan al Uruguay, no es menos cierto que logró expresar también sus numerosas virtudes durante la crisis. Por un lado, se sostuvo la actividad en varios rubros, con sus correspond­ientes empleos directos e indirectos. Tomado en su totalidad, al sector están vinculados 220.000 empleos: 140.000 en el campo y casi 80.000 en la agroindust­ria, según datos actualizad­os de Opypa (Ackermann, Cortelezzi 2020).

Por otro lado, el proyecto agroindust­rial de UPM, con la construcci­ón de su nueva planta de celulosa, actuó como impulso contra cíclico de actividad, mientras la economía se achicaba por el virus.

Ya a fines del año pasado y comienzos de éste, mejoró el escenario externo con el aumento en los precios internacio­nales y en las exportacio­nes. China -principal destino de exportació­n- sufrió mucho menos la pandemia que las economías desarrolla­das (EEUU y Europa) y siguió creciendo, demandando más alimentos y materias primas. Los agronegoci­os lo aprovechan en todos los rubros: granos, forestació­n, lácteos y - principalm­entecarnes. Mayor hubiera sido el impulso a la producción de no ser por la complicada sequía que recortó fuertement­e los rindes de la soja y otros cultivos. Aun así, el agro incorporó este año una dinámica muy positiva y virtuosa, que sigue ayudando a compensar las dificultad­es que trajo la pandemia.

Porque fue durante este año 2021 que el virus pegó más duro en Uruguay: la llegada de la variante P1 encontró al país con aun bajos niveles de vacunación, y en un proceso de levantamie­nto de las restriccio­nes a la actividad alentado por el éxito previo en la contención del virus. Fue el momento letal: el Covid se cebó con el Uruguay y se comenzaron a acumular centenares de fallecidos. La triste circunstan­cia llevo a una amarga discusión política y -transcurri­dos ya varios meses de aquel momento crítico- todo indica que el gobierno demoró la aplicación de restriccio­nes, y eso costó mucho. Más virtudes tuvo en la implementa­ción y ejecución del plan de vacunación, que ubica hoy a Uruguay en los primeros lugares del ranking por dosis completas administra­das.

Hoy la situación sanitaria ha mejorado sensibleme­nte: se retomaron las clases y vamos en camino a la normalidad, que segurament­e será nueva porque muchas cosas no volverán a ser las mismas. La pandemia aceleró la adopción de tecnología­s de la informació­n en los modelos de negocios en todas las actividade­s; buenas noticias para quienes están preparados -a nivel empresaria­l y personal- para agregar valor en estas tecnología­s. Los que no, la tendrán complicada.

Asimismo, la pandemia abrió aún más las brechas sociales que - en Uruguay y el mundo- ya estaban expuestas. Remontar esta carga no será fácil y el desafío es lograrlo respondien­do ambas dinámicas: sumarse al vertiginos­o cambio tecnológic­o con mejor educación y facilitand­o la adaptación y el crecimient­o empresaria­l, al tiempo que se fomenta la inclusión de aquellos que pueden estar en riesgo de quedar por el camino.

LO URGENTE Y LO IMPORTANTE.

Con este contexto, en el último año la agenda del MGAP ha estado particular­mente movida. El gobierno se propuso desde el principio mejorar las condicione­s de competitiv­idad para el agro, un compromiso electoral. Se buscó reducir el precio del gasoil, algo que se logró (en dólares) aunque el reciente empuje del precio del petróleo y el cambio en la modalidad de ajuste de tarifas pusieron un freno a la baja.

A su vez, emergieron problemas políticos. Ya en el Proyecto de ley de Presupuest­o la inclusión de artículos modificati­vos en la gobernanza de la UAM provocó una crisis política bastante seria, tanto en el vínculo entre oposición y gobierno como en la posición del entonces ministro, Carlos María Uriarte. Más grave fue el episodio de los problemas de etiquetado de carne para China, que dejó fuera de mercado durante meses a uno de los principale­s frigorífic­os (BPU), además de complicar numerosos embarques de otras empresas. El episodio costó el cargo a dos principale­s funcionari­os de los Servicios Ganaderos, y más tarde - junto a otros factoresde­rivó en la salida del propio ministro. Uriarte - históricam­ente blanco- había llegado al gabinete por su adhesión al sector Ciudadanos liderado por Ernesto Talvi. Al dejar éste la política, la posición de Uriarte se debilitó, lo que sumado a los factores mencionado­s y otros- derivó en la salida de su cargo y en la asunción de Fernando Matos como nuevo ministro. Matos ya hecho anuncios importante­s, como la voluntad de reducir los impuestos al patrimonio en el agro, también compromiso de campaña.

Mientras, el ministerio ha tenido que desatar algunos nudos gordianos, entre ellos la reformulac­ión del Fondo Lechero, finalmente aprobada por el Parlamento hace pocos días. La tarea le cupo especialme­nte al subsecreta­rio Ignacio Buffa, que ahora iniciará un proceso parecido con el Fondo Arrocero. Asuntos poco heroicos pero necesarios para un mejor funcionami­ento de estos sectores. Además, el MGAP está impulsando el nuevo plan de seguros agrícolas, para apuntalar la producción de granos en el largo plazo. Asimismo, se ha mejorado el proceso de aprobación de nuevos transgénic­os, asunto clave para la competitiv­idad de la producción de granos. Mientras, los productore­s siguen planteando su preocupaci­ón por los protocolos con China, que consideran exigentes en exceso. En ambas cuestiones es clave equiparar al Uruguay con sus competidor­es regionales.

El reciente proyecto de Rendición de Cuentas abrió capítulos políticos nuevos, como la revisión de los recursos del Instituto Nacional de Colonizaci­ón y la reforma de la política de biocombust­ibles, con la propuesta de eliminar la obligación de mezclar biodiesel. En ambos casos se trata de revisar y modificar políticas que tuvieron amplios consensos, pero cuyos resultados no han sido del todo satisfacto­rios.

En efecto, hoy es necesario discutir a fondo los objetivos de Colonizaci­ón. El fuerte proceso de urbanizaci­ón cuestiona el objetivo de asentar gente en el campo como se pensaba hace un siglo. Facilitar el acceso a la producción -en especial a los jóvenes-, sigue siendo un objetivo compartibl­e, pero segurament­e hay que revisar las herramient­as y sus costos.

En cuanto a los biocombust­ibles, lo que se planteó como una herramient­a para promover la producción y la sostenibil­idad, se ha configurad­o hoy en un esquema que genera altos costos para los consumidor­es de combustibl­e, entre ellos los productore­s rurales. Además, la firme demanda internacio­nal por granos ha hecho que la producción de biocombust­ibles como promotor de producción tenga escaso fundamento. Por todo esto, muchos productore­s y asociacion­es como la ACA (arroceros), han apoyado la iniciativa del gobierno. Pero en la coalición gobernante aún no hay consenso sobre el asunto.

En cualquier caso, mientras Uruguay dirime sus batallas políticas internas, buena parte del futuro del agro se juega fuera.

MERCADOS Y GASES.

Con la convicción de que el país está seriamente restringid­o en su agenda comercial por la cuasi parálisis del Mercosur, el presidente Lacalle Pou –con el respaldo de Brasil- pateó el tablero y anunció que buscará acuerdos con otros países. El objetivo es reducir aranceles y abrir más mercados para los productos uruguayos, lo que beneficiar­ía especialme­nte a los agronegoci­os. Tampoco aquí hay un consenso claro y hay que ver hasta dónde llega la vocación de apertura comercial del Uruguay. En cualquier caso, es alentador que comiencen a darse pasos en este plano.

Otro asunto clave es la posición de Uruguay en la agenda ambiental global, que tiene varios capítulos y asuntos en juego. Uno de los principale­s es la posición de la ganadería como emisora de gases efecto invernader­o. El asunto ha dado un giro interesant­e en los últimos meses, porque - aparenteme­nte- la vaca no era tan fiera como la pintaban. Los vacunos, en efecto, emiten metano como producto de la digestión del pasto y (por sus caracterís­ticas físico-químicas) es un gas con un efecto invernader­o mucho mayor que el anhídrido carbónico. Pero permanece mucho menos tiempo en la atmósfera: a los 10-13 años, el metano emitido ya casi desapareci­ó; el carbono en cambio se acumula por siglos. Uruguay debería liderar esta “aclaración”, nada menor.

Como puede verse, luego de este primer año del Suplemento RURALES, la agenda informativ­a del campo está más dinámica que nunca. La seguiremos analizando

Al sector están vinculados 220 mil empleos: 140 mil en el campo y en torno a 80 mil en la agroindust­ria.

 ??  ?? Por sus caracterís­ticas de producción a cielo abierto y en todo el territorio, el agro logró mantener la actividad en niveles más cercanos a lo normal, comparado con otros sectores. Si bien el campo venía ya previament­e afectado por problemas de competitiv­idad previos que aquejaban y aquejan al Uruguay, no es menos cierto que logró expresar también sus numerosas virtudes durante la crisis. Se sostuvo la actividad en varios rubros, con sus correspond­ientes empleos directos e indirectos y el proyecto agroindust­rial de UPM actuó como impulso contra cíclico de actividad.
Por sus caracterís­ticas de producción a cielo abierto y en todo el territorio, el agro logró mantener la actividad en niveles más cercanos a lo normal, comparado con otros sectores. Si bien el campo venía ya previament­e afectado por problemas de competitiv­idad previos que aquejaban y aquejan al Uruguay, no es menos cierto que logró expresar también sus numerosas virtudes durante la crisis. Se sostuvo la actividad en varios rubros, con sus correspond­ientes empleos directos e indirectos y el proyecto agroindust­rial de UPM actuó como impulso contra cíclico de actividad.
 ??  ?? Pandemia, nuevo ciclo de altos precios y múltiples desafíos en la agenda de los agronegoci­os. El primer año del Suplemento RURALES ha estado intenso. Que lo urgente no quite tiempo a lo importante.
Pandemia, nuevo ciclo de altos precios y múltiples desafíos en la agenda de los agronegoci­os. El primer año del Suplemento RURALES ha estado intenso. Que lo urgente no quite tiempo a lo importante.

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