La reforma jubilatoria
Ceres plantea mejorar el ahorro voluntario y que las AFAP compitan más.
Una reforma jubilatoria está planteada desde que la ley de Urgente Consideración (LUC) creó la Comisión de Expertos en Seguridad Social (CESS) para elaborar un diagnóstico del sistema de seguridad social (que ya presentó en marzo) y propuestas. Esto último viene demorado.
Mientras la CESS se toma su tiempo (ver aparte), hay think tanks como el Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres) que realizan propuestas para mejorar el sistema.
El documento de Ceres divulgado ayer (“Ahorro Individual: Clave para la Reforma Jubilatoria”) hace hincapié en algunos cambios que podrían realizarse al pilar de las AFAP. Es el segundo sobre la reforma que realiza el centro.
El director ejecutivo de Ceres, Ignacio Munyo, lo había señalado el pasado 20 de julio: “No alcanzan los recursos. El gasto asociado a la seguridad social, que crece sin pausa, supera el 11% del Producto Interno Bruto (PIB) y los aportes cubren apenas la mitad”.
El informe de Ceres divulgado ayer afirmó que “en la reforma que se analiza, las opciones básicas que tiene el gobierno son: aumentar las tasas de contribución obligatorias —ya demasiado elevadas en Uruguay—, incrementar la edad de retiro —para acompasar la mayor expectativa de vida—, o disminuir las jubilaciones. Son, naturalmente, todas medidas impopulares y complejas de implementar”. De hecho, la CESS estudia elevar gradualmente la edad mínima para jubilarse de 60 a 65 años, pero las otras dos opciones están prácticamente descartadas.
Como solo con aumentar la edad mínima no alcanza, Ceres planteó que “el ahorro privado tiene un rol determinante en la reforma. Para ello, en primer lugar, hay que fortalecer el mercado de las AFAP para que puedan ofrecer un mejor servicio (ver aparte) y al mismo tiempo hay que impulsar el ahorro previsional voluntario”.
El ahorro previsional voluntario existe en Uruguay, pero su utilización es ínfima: apenas 0,2% de los afiliados habían realizado aportes voluntarios a sus cuentas en las AFAP.
Una de las principales limitaciones para el uso del ahorro previsional voluntario es que “las personas no solicitan este producto debido a su falta de liquidez. Uruguay es uno de los que tiene el esquema más rígido en la región: la legislación no prevé ninguna instancia o excepción en la cual el afiliado puede retirar sus aportes voluntarios antes de jubilarse”, cuestionó Ceres.
“La rigidez del sistema uruguayo se ve, además, en que el afiliado no puede decidir cómo se invierten esos aportes voluntarios (algo que permiten otros países de la región, como Chile, Colombia y Perú) ni tampoco puede decidir cómo usará ese ahorro voluntario cuando se jubile ya que la única posibilidad es la renta vitalicia (al igual que en los aportes obligatorios)”, añadió.
El incentivo tributario a hacer un aporte voluntario para la jubilación es escaso. “Si bien los aportes voluntarios son deducibles del Impuesto a la Renta de Personas Físicas (IRPF), el proceso es engorroso y requiere la declaración jurada del usuario”, explicó el informe. Eso sin contar que “los aportes obligatorios son de los más elevados de la región, lo que lleva a que los afiliados no quieran hacer aportes extras porque consideran que ya lo están haciendo en demasía o, simplemente, por falta de ingreso disponible”, agregó.
PROPUESTAS. Ante esta situación, Ceres realizó una serie de propuestas para mejorar el esquema de ahorro previsional voluntario.
“Una de las formas de mejorar el esquema de ahorro voluntario es flexibilizar algunas de sus múltiples rigideces”, sugirió Ceres. “Una opción es la de permitir el retiro de estos aportes antes de jubilarse en casos excepcionales, por ejemplo, la compra de una vivienda. Es una opción que se utiliza en otros países y que, además, apoya una apuesta del afiliado por el largo plazo. También se le puede dar la opción de retirarlo a cinco años de la edad mínima de jubilación —hoy sería a los 55 años—”, indicó.
“Otra alternativa es que, al momento del retiro de la vida laboral, la persona pueda disponer de lo acumulado con sus ahorros voluntarios de una sola vez —si así lo desea— y no en el formato de renta vitalicia como ocurre hoy”, añadió.
“Además, se debería mejorar el incentivo tributario: que el ahorro previsional voluntario esté exonerado de IRPF —en vez de ser deducible— y sea gravado por el IRPF cuando el trabajador lo retira —dejando un porcentaje exento de este tributo— o, como ocurre hoy, por el IASS (Impuesto de Asistencia a la Seguridad Social) cuando recibe la renta vitalicia o el pago de una vez”, propuso.
Otra recomendación es que “en vez de esperar a que alguien decida hacer un aporte voluntario, se podría dar a la AFAP la posibilidad de intervenir” (por la vía de un correo electrónico al afiliado), “donde se le pregunte si estaría interesado en volcar un porcentaje de su salario al fondo previsional para su retiro. Por ejemplo, que se le de la opción de elegir un porcentaje de su salario nominal a volcar mes a mes: 0,5%, 1%, 2%, 3%, 4% o 5%. Es una forma sencilla (tomando los recaudos necesarios para evitar malas decisiones y dando la opción de salir al trabajador de ese esquema cuando lo desee) de incrementar el ahorro previsional voluntario”.
Por último, ante un aumento de la edad mínima para jubilarse, Ceres sugirió que “participando de un esquema de ahorro voluntario, el usuario adquiera el derecho de retirarse antes y compensar ese aumento en la edad de jubilación”.
El documento concluyó que “los afiliados deben asumir un rol fundamental en el sistema de capitalización individual. Esto no puede quedar en una consigna simbólica, sino que la reforma debe actuar en ese sentido”.
Munyo: “No alcanzan los recursos”, el gasto asociado a seguridad social es 11% del PIB.