Nuevo amanecer cultural
En estos días se conocieron dos buenas noticias para el sector cultural. Por un lado se divulgó que a partir del 15 de agosto, se autoriza el aumento del aforo máximo para salas de espectáculos, que pasará del actual 30% de la capacidad total, a un 45%. A su vez, dichas salas tendrán la potestad de limitar el derecho de admisión solo a personas inmunizadas por las dos dosis de la vacuna, en cuyo caso podrán habilitar el 66% del aforo.
Se trata de una solución justa y mesurada, que otorga a los hacedores culturales la libertad de decidir si prefieren hacer uso o no del mentado "pase verde" o si abrirán sus puertas sin restricciones sanitarias, con un aforo que de todas maneras es superior al que está vigente actualmente. La "libertad responsable" sigue guiando al gobierno, en lo ideológico y en lo práctico.
Pero hay otra noticia de las últimas horas que tendrá un impacto aún mayor en el crecimiento del sector cultural.
El ministro de Educación y Cultura Pablo da Silveira y la directora nacional de Cultura Mariana Wainstein lanzaron anteayer, en Torre Ejecutiva, los Fondos de Incentivo Cultural (FIC), un mecanismo de promoción de esta actividad con recursos aportados por el sector privado, que constituirá una inyección de 50 millones de pesos por año para la concreción de proyectos.
El sistema prevé que las empresas que aporten a iniciativas culturales puedan descontar impuestos mediante dos modalidades: haciéndolo a un Fondo Específico por el que recibirán certificados de crédito de entre el 35 y 65% de lo otorgado, o a un Fondo Común, por el que les será devuelto el 75%. Además, el 25% restante, podrán imputarlo como un gasto, lo que les permitirá a su vez deducir IRAE.
Los FICS se originan en una ley promulgada por el primer gobierno de Tabaré Vázquez en 2005 y reglamentada en 2007. Ya entonces representaban una larga aspiración de los colectivos artísticos y gestores culturales, con orígenes en un grupo multipartidario que, desde la reapertura democrática de 1985, integraron, entre otros, los entonces legisladores Héctor Martín Sturla (PN), Luis Hierro López (PC) y Gonzalo Carámbula (FA).
El espíritu inicial fue el de incentivar la creación de fundaciones para el mecenazgo artístico, con el propósito de vincular de una manera consistente al mundo empresarial con el cultural. Cuando finalmente se reglamentaron los Fondos de Incentivo, gestores y artistas reconocieron la utilidad del sistema, a pesar de que su arquitectura institucional contenía una sobrerrepresentación de sectores, lo que la hacía lenta y burocrática. Pero todo se iba encaminando hasta el año 2018, en que se realizó la última convocatoria.
A partir de entonces, el gobierno del FA dejó de librar el espacio fiscal para el desarrollo de la iniciativa, lo que se sumó a un misterioso faltante de unos cuantos millones de pesos, que ameritó una investigación administrativa en los últimos años de la gestión frenteamplista y el pase del asunto a la justicia por parte del actual gobierno de coalición.
Pero el reconocimiento de la validez de la herramienta siempre estuvo y, superadas esas dificultades, este gobierno pudo restablecerla en beneficio de un sector cultural que ha sido duramente golpeado por la pandemia y que, en áreas específicas como la de la producción audiovisual, encontrará en los FICS un renovado impulso al crecimiento que ya ostenta.
Como en tantos otros debes heredados
Nuevamente se demuestra que la política cultural del Estado no consiste en repartir caramelos a amigos políticos, sino en fortalecer herramientas de gestión, inyectar recursos y administrarlos con equidad y transparencia.
de la gestión pasada, la solución legal vino en la famosa LUC, la misma LUC que quienes armaron el lío, ahora intentan defenestrar... (Por suerte no incluyeron los artículos que habilitan estos Fondos entre los 135 que quieren derogar; ¡bueno hubiera sido!).
Los mensajes catastrofistas de quienes se creen dueños de la actividad cultural, nuevamente se desmienten con hechos. Nuevamente se demuestra que la política cultural del Estado no consiste en repartir caramelos a amigos políticos, sino en fortalecer herramientas de gestión, inyectar recursos y administrarlos con equidad y transparencia.
Es muy significativo apreciar los logotipos institucionales que firman la flamante convocatoria a los FICS. Allí están juntos los ministerios de Economía y Finanzas y de Educación y Cultura, el Congreso de Intendentes, la Cámara de Comercio y Servicios, la Cámara de Industrias, la Corporación Nacional para el Desarrollo y la Cámara de Empresas y Agentes Culturales.
Entidades públicas y privadas de primera línea, mancomunadas en el apoyo a la cultura, un activo principal para el mejoramiento de la convivencia y la construcción de ciudadanía.