El Pais (Uruguay)

Justicia fallará sobre caso de escuchas a traficante­s

La defensa alega que El Guardián se usó sin aval judicial; Fiscalía rechaza nulidad

- EDUARDO BARRENECHE

■■ La Justicia fallará el próximo viernes a favor de una acusación fiscal para tres imputados por tráfico de drogas o se inclinará por el pedido de nulidad del caso presentado por un abogado defensor. El penalista argumentó que no vio en el expediente el pedido de la Fiscalía

ni el aval judicial para que la Policía efectúe escuchas con El Guardián, que “fueron claves” en la investigac­ión.

El operativo comenzó en agosto de 2020. Por órdenes del fiscal de la Ciudad de la Costa, Maximilian­o Sosa, la Policía vigiló y obtuvo pruebas contra tres individuos. El 12 de septiembre de 2020, el juez Bernardo Bueno los procesó por tráfico de drogas.

Consultado por El País, el fiscal Sosa dijo que “no correspond­e” ninguna nulidad del caso y agregó que sí solicitó anuencia judicial para intervenir los teléfonos de los imputados. En cambio, el abogado Rafael Silva dijo a El País que las escuchas “están desde el primer día” del caso y agregó que “no fue notificado” sobre el pedido del fiscal Sosa ni el aval del juez Bueno para que se materialic­en.

Amediados de agosto de 2020, la Policía inició la “Operación España” contra varias “bocas” de droga ubicadas en la Ciudad de la Costa. Los investigad­ores realizaron seguimient­os, vigilancia­s y escuchas telefónica­s de por lo menos tres personas que traficaban alucinógen­os al por mayor y al minoreo en la zona.

También fueron detenidos consumidor­es de estupefaci­entes luego de que compraran sustancias a los traficante­s, según consta en la acusación fiscal a la que accedió El País.

El 12 de setiembre, a instancias del fiscal de la Ciudad de la Costa de 2° Turno, Maximilian­o Sosa, el juez de garantías, Bernardo Bueno, procesó a Pablo S., Alejandro L. y Fernando C. por los delitos de negociació­n, transporte, distribuci­ón y depósito de sustancias estupefaci­entes.

Los tres imputados enfrentaro­n una pena de prisión preventiva de 180 días. Luego la investigac­ión y las medidas cautelares fueron prorrogada­s en otras dos oportunida­des, la última de ellas el 22 de junio de este año.

Ahora el caso llega a un punto clave. El próximo viernes, el juez Bueno deberá fallar a favor de la acusación fiscal contra los tres imputados o sobre la nulidad del caso solicitada por el abogado defensor de uno de los procesados, Rafael Silva.

El penalista, integrante del Estudio Silva & Abogados, argumentó que “no consta” en el expediente el pedido de la Fiscalía a la Justicia para la realizació­n de intercepta­ciones telefónica­s de los imputados a través de “El Guardián”.

LA ACUSACIÓN. El diferendo legal que deberá resolver el juez Bueno tiene como eje la detención del imputado Pablo S., de 51 años, quien posee dos antecedent­es por delitos de narcotráfi­co. Pablo S. es defendido por el abogado Silva.

En la acusación elevada al juez, el fiscal Sosa señala que, en el curso de la investigac­ión y a través de las medidas de vigilancia electrónic­a “debidament­e autorizada­s”, se determinó que Pablo S. utilizaba diferentes números de abonados y mantenía conversaci­ones con varias personas donde aludía, en forma indirecta, a la compra y distribuci­ón de estupefaci­entes.

En otro tramo de la acusación, el fiscal Sosa señala que esta informació­n, junto con los resultados de la videovigil­ancia en espacios abiertos realizada por los investigad­ores policiales, la que fue “debidament­e noticiada” al juez Bueno, reveló pormenores de los negociados de la banda. Agrega que uno de los imputados recibía la sustancia y posteriorm­ente la distribuía con la ayuda de varias personas para su posterior venta al consumo final o a otras “bocas” de drogas.

Con la sustancia en su poder, el traficante generaba encuentros con los otros dos involucrad­os —Pablo S. entre ellos—, donde entregaba la droga o recibía dinero a cambio.

El 10 de setiembre de 2020, los integrante­s de la banda fueron detenidos y se les incautó drogas, celulares y dinero.

Al día siguiente, la Policía realizó allanamien­tos en varias casas de la Ciudad de la Costa, entre ellas la de Pablo S. Allí la Policía incautó drogas, una balanza de precisión y dos cucharas chicas con resto de sustancia blanca.

Consultado por El País acerca de la nulidad pedida por la defensa de Pablo S., el fiscal Sosa respondió que el tema será resuelto la próxima semana por la Justicia. “Obviamente que no correspond­e ninguna nulidad (del caso). El abogado defensor no vio el expediente”, dijo el fiscal.

Preguntado sobre si solicitó autorizaci­ones judiciales para intervenir los teléfonos de los imputados, Sosa respondió que efectuó los trámites correspond­ientes. “En Uruguay no hay forma de intervenir teléfonos sin orden judicial. La orden judicial está. Le gustará o no al abogado”, advirtió el fiscal.

LA NULIDAD. En su escrito, el penalista Silva contesta la acusación fiscal y pide al juez Bueno

la “nulidad absoluta” de la investigac­ión, de las escuchas telefónica­s, de los allanamien­tos realizados en el domicilio de su defendido y de las actas de la incautació­n efectuadas en la casa de Pablo S.

Además, solicita al juez la clausura y la “inmediata libertad” de Pablo S.

El defensor advierte al juez Bueno que, en la acusación elaborada por el fiscal Sosa, “no surge” que este haya presentado solicitud alguna de intervenci­ón de teléfonos y grabacione­s de comunicaci­ones telefónica­s.

“A lo largo y ancho de la carpeta fiscal y del presente expediente no hay rastros de solicitud fiscal alguna que dé cuenta de la intervenci­ón telefónica, ni resolución judicial que hubiera autorizado la referida medida”, reitera el penalista.

Silva alerta al juez de garantías que su defendido hace casi un año que está en cumplimien­to de prisión preventiva, separado de su familia, como consecuenc­ia de la investigac­ión que llevó adelante la Fiscalía Penal. “Se realizó una investigac­ión con escuchas telefónica­s sin autorizaci­ón judicial. El fruto de las escuchas permitió a la Fiscalía programar 22 allanamien­tos. Todos ellos están contaminad­os por la nulidad absoluta que afecta a la investigac­ión desde su nacimiento”, señala Silva.

Consultado por El País, el defensor insistió sobre el punto: “Las escuchas telefónica­s (en este caso) están desde el primer día. Lo que nunca vimos fue la solicitud del fiscal Sosa al juez, como lo establece el Código de Proceso Penal. Y la resolución judicial tampoco existe. A mí nunca se me notificó nada de eso”.

La detención y 22 allanamien­tos están contaminad­os de la nulidad, dice defensa.

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MEDIDA. El fiscal penal Maximilian­o Sosa indicó que es imposible hacer una escucha sin orden judicial.

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