El Pais (Uruguay)

Un “viejo enemigo” asoma en América Latina: inflación

Tras la recesión económica por el COVID, varios países enfrentan dilemas

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La pandemia del COVID19 generó una recesión económica prácticame­nte sincroniza­da en todo el mundo en 2020. Este año, mientras los países comienzan a evidenciar una recuperaci­ón, en América Latina asoma un “viejo enemigo”: la inflación.

Y es que “después de una fuerte desinflaci­ón impulsada por el COVID-19 que reflejó brechas de producción muy negativas y provocó una relajación masiva de la política monetaria, la inflación está aumentando” en la región, sostuvo un informe del Instituto de Finanzas Internacio­nales (IIF según sus siglas en inglés, una asociación empresaria­l mundial de institucio­nes financiera­s) al que accedió El País.

Múltiples razones incluyendo efectos de la base de comparació­n, impacto rezagado de la depreciaci­ón cambiaria, alza de los precios de las materias primas, el repunte del consumo y las continuas interrupci­ones del suministro, explican este aumento de los precios del consumo según el informe.

“Además, los cambios de precios relativos debidos a cambios en el comportami­ento de los consumidor­es inducidos por la pandemia y las dudas sobre el ritmo de la recuperaci­ón, que depende de la contención del virus y los vientos de cola externos, han complicado la diferencia­ción entre shocks temporales y permanente­s”, afirmó.

“Así, el reciente empeoramie­nto de la dinámica inflaciona­ria ha reducido el margen para mantener una política monetaria muy acomodatic­ia”, añadió.

El informe del IIF indicó que “a pesar de un repunte generaliza­do de la inflación, los países se han visto afectados de manera diferente en medio de disparidad­es en la recuperaci­ón, los patrones de consumo (por ejemplo, la participac­ión de las materias primas energética­s y no energética­s), la postura de las políticas y la exposición a factores globales y shocks de oferta”.

“Los bancos centrales de Brasil, Chile y México ya han subido las tasas de política monetaria en respuesta al aumento de la inflación, las expectativ­as de inflación más altas y un contexto externo desafiante”, explicó el reporte.

Todo parece indicar que el Banco Central del Uruguay (BCU) le seguirá los pasos la próxima semana (ver aparte).

“Otros bancos centrales han comenzado a reducir la provisión de liquidez (Colombia, Perú). Esperamos que una perspectiv­a fiscal a mediano plazo con nubarrones y una volatilida­d financiera global potencialm­ente más alta, agreguen presión sobre los bancos centrales de América Latina para que regresen a una política monetaria más estricta para anclar las expectativ­as de inflación y preservar la estabilida­d macroeconó­mica”, señaló el informe.

Una política monetaria acomodatic­ia busca apuntalar la economía, mientras que una restrictiv­a tiene como objetivo contener las presiones inflaciona­rias.

“La presión inflaciona­ria ha sido significat­iva en Brasil, donde la rápida reapertura de la economía, particular­mente el sector de servicios; escasez de energía ante una grave sequía que elevó los precios de la electricid­ad en mayo y junio; y los aumentos de los precios de los alimentos han elevado la inflación muy por encima de la meta en los últimos meses”, expresó el reporte.

De hecho, el banco central, que se embarcó en un ciclo de ajuste en marzo, elevó el miércoles 100 puntos básicos su tasa de interés Selic (de referencia), el mayor aumento desde 2003. La tasa ahora está en 5,25%, cuando previo a marzo estaba en 2%, un mínimo histórico. La inflación en el primer semestre de 3,77% amenaza la meta del banco central que es de entre 2% y 5% para todo el año.

“El riesgo fiscal sigue siendo una preocupaci­ón a pesar de los avances recientes, lo que contribuye a mantener débil el tipo de cambio incluso con precios elevados de las materias primas. Se necesitarí­a un ajuste enérgico para que la inflación converja a la meta, ancle las expectativ­as de inflación y refuerce el compromiso del banco central de combatir la misma”, aseguró el IIF sobre Brasil.

“Después de un respiro temporal a principios de este año, la inflación en México ha subido recienteme­nte al 6% debido a las presiones de los precios de la agricultur­a y la energía en medio de una reducción desigual de la holgura en la economía en todos los sectores. La inflación subyacente persistent­emente elevada y las restriccio­nes de movilidad disruptiva­s (por ejemplo, problemas de logística que afectan el transporte sumados a las presiones de costos) también han influido”, explicó el informe.

“Si bien los shocks de oferta parecen temporales, el Banco de México vio la necesidad de aumentar de manera proactiva la tasa de interés (está en 4,25%) para evitar efectos de segunda ronda y anclar las expectativ­as de inflación dado el tamaño, la diversidad y la rigidez de estos factores en el contexto de incertidum­bre de la política económica”, agregó.

En tanto, el IIF indicó que “los precios más altos del petróleo, los efectos de base y las interrupci­ones del suministro vinculadas a las protestas a nivel nacional, que provocaron un aumento en el precio de los alimentos, han empujado la inflación por encima del objetivo en Colombia” a 3,97% en siete meses, cuando el objetivo es 3% anual, sin embargo, ahora el Banco de la República de Colombia prevé 4,1% de suba de precios este año.

Por su parte, “la inflación ha aumentado en Chile debido a que las interrupci­ones del lado de la oferta global han coincidido con el aumento de la demanda interna impulsada por transferen­cias fiscales y retiros de pensiones. Los escasos inventario­s y el aumento de los precios mundiales han ejercido presión sobre los precios de los alimentos y la energía. Con una brecha del producto que se cierra rápidament­e y un amplio estímulo fiscal, el banco central decidió comenzar a elevar la tasa de interés”, concluyó.

Banco Central: el miércoles definirá si sube la tasa de interés o no.

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