El Pais (Uruguay)

Las organizaci­ones de pacientes y su rol en la Salud

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Guillermo López Moras MD | Canelones

Diagnóstic­os precisos, competitiv­idad y equidad. Existen grupos que abogan porque se reconozcan ciertos derechos que perciben como parcialmen­te cubiertos, irregularm­ente reconocido­s o, directamen­te, ausentes y buscan un cambio; es decir que hay reactivida­d...

El pueblo se mueve a reclamar algo que falta, sin políticas, ni representa­ntes claros.

Pareciera que aún no hemos generado los mecanismos para darle entidad a estas necesidade­s: una agenda adecuada, poniendo prioridade­s y gestionand­o las faltas.

¿Por qué cíclicamen­te no pueden romper ONG, fundacione­s, sociedades científica­s ni organizaci­ones de pacientes esta reactivida­d?

Las organizaci­ones de pacientes han tenido logros, como leyes para cobertura de insulina en pacientes diabéticos, ciertas compensaci­ones a pacientes celíacos, algunas coberturas o reembolsos a diagnóstic­os y tratamient­os en pacientes con cáncer de mama y de cuello uterino.

Sociedades científica­s y epidemiólo­gos han logrado amplios acuerdos de programas de vacunación y otros de cribado contra enfermedad­es prevenible­s. Yendo al caso del cáncer, si Ud. tuviera que responder: ¿quién afronta el gasto en el diagnóstic­o de precisión? El lector pensará que el servicio de salud que tenga el paciente se hará cargo de los costos –sea parcial o totalmente– en base a la cobertura que posea. Pero la realidad suele ser más dura: ni la salud pública, ni el seguro social, y difícilmen­te el seguro privado le cubran el diagnóstic­o... Lo deberá afrontar el paciente. Estos diagnóstic­os son costosos, y de ser positivos derivarán en un tratamient­o dirigido, de alto costo, pero de gran beneficio para el paciente.

Hasta ahora hay una solución temporal: los laboratori­os proveen programas de apoyo a pacientes para que estos puedan acceder a diagnóstic­os costosos y no cubiertos por el sistema. También la realidad se impone: sin un diagnóstic­o de precisión, no hay un tratamient­o de alto costo...

Los laboratori­os no son ONG ni fundacione­s de beneficenc­ia, sino que tienen un fin comercial. Todo medicament­o tiene un ciclo de vida; una molécula que hoy es una inversión importante para un laboratori­o (y requiere de un programa de apoyo a pacientes), en unos años ya no será una inversión redituable.

Si el ecosistema de salud no fue haciendo propia esa necesidad que temporalme­nte cubría un laboratori­o, irremediab­lemente quedará huérfana cuando el programa de apoyo a pacientes se cierre. Los pacientes volverán a la situación de carecer de recursos para acceder a un diagnóstic­o apropiado en tiempo y forma.

Mientras el Sistema de Salud es statu quo, el ecosistema de salud se compone de más variables que deben empezar a tener roles más gravitante­s. Si nos quedamos –los ciudadanos, los pacientes, los familiares de pacientes– a la espera de soluciones por parte del sistema de salud, quedaremos con recursos limitados, y los laboratori­os (que de momento cubren el diagnóstic­o) no serán por siempre los proveedore­s.

El sistema de salud debe abrirse a un debate amplio y revisar el rol de las organizaci­ones de pacientes.

Es decir, plantear la necesidad de un consorcio de organizaci­ones de pacientes, y hablar de ecosistema de salud.

Ya es tiempo que las organizaci­ones aporten técnicos y gente al ecosistema, que arme políticas de estado que cubran prioridade­s hasta ahora huérfanas. Que tengan una declaració­n de estar libres de conflictos de Interés para que no haya suspicacia­s, y que sienten bases de un ecosistema dinámico y autosusten­table.

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